Kiara Rodríguez tricampeona de salto
Su determinación y su pasión por la belleza se reflejan en cada detalle.Foto: Gerardo Menoscal

Kiara Rodríguez: "Siempre me visualizo como ganadora"

La tricampeona mundial de salto, combina su determinación imparable con uñas largas y tatuajes con historia.

Desde que nació, Kiara Rodríguez tuvo que aprender a desafiar la vida. Pasó desde el segundo día de nacida hasta los dos años de edad en rehabilitación por una malformación en el brazo izquierdo. A su madre, Narcisa España, ni siquiera le habían informado que su hija presentaba una discapacidad: parálisis braquial obstétrica. Lo descubrió recién cuando Kiara tenía 12. Y aun así, nada la detuvo. Hoy, a sus 22, con sonrisa amplia y energía chispeante es tricampeona mundial de salto largo y una de las figuras más inspiradoras del deporte paralímpico ecuatoriano.

La entrevista con SEMANA se da desde las gradas del Estadio Modelo Alberto Spencer, donde es su “segunda casa”, dice y agrega que ahí está su “segunda familia”. Mientras dialoga, no falta alguien que se acerque con cariño a saludarla y felicitarla por sus tres medallas de oro en el Mundial de Para-atletismo de Nueva Deli, India.

Al describirse dice que es alguien que nunca tira la toalla. “Es que los guayaquileños somos de coraje, de empuje. De no rendirnos aunque perdamos”, dice con actitud. Creció en el barrio Isla Trinitaria, donde muchos niños la han mirado como un ejemplo. “Quiero inspirarlos y que se adentren en el mundo del deporte”, afirma.

Su historia no solo habla de triunfos, sino de identidad. Kiara lleva tatuados en el brazo izquierdo, el mismo de su discapacidad, a Bart y Lisa Simpson, en honor a su hermano, que también los lleva. En el derecho, los anillos olímpicos de Tokio 2020 y París 2024. “Es mi manera de recordar cada paso que me costó llegar hasta aquí”, dice. Los tatuajes son parte de su historia, igual que sus uñas largas y cuidadas, que no se quita ni para competir. “Me encanta tener las uñas lindas, me eleva el ánimo”, confiesa entre risas.

Detrás de su fortaleza, combina los entrenamientos con su nuevo emprendimiento: un local de uñas en Ciudad Celeste. “Siempre me gustó el mundo de la belleza. Antes planchaba el cabello, ahora me metí a estudiar uñas”, cuenta, orgullosa. Lo que empezó como un hobby terminó convirtiéndose en un símbolo de su independencia.

Con ocho títulos mundiales, su profesión en Marketing y una historia que inspira a miles, Kiara sigue corriendo con el mismo espíritu que la llevó a levantar vuelo desde la pista. Ella misma lo resume sin poses ni discursos ensayados: “Tras mis caídas y levantadas. Yo soy mi mayor inspiración. Saltar es como volar”.

Galia García lanza su libro Amarte

Galia García: “Mi talla y mis cicatrices son mi historia”

Leer más

La entrevista

¿Cómo empezó el sueño del atletismo?

En realidad fue en el colegio, cuando estaba en noveno. Un día llegó el profe Lázaro, que era de lanzamiento, y dijo que buscaba estudiantes para atletismo. Mi mamá no quería que ande afuera en el barrio, así que me dijo: “mejor anda allá a entrenar”. Fui a la piscina olímpica para la prueba de lanzamiento… sin saber nada, muy casual. Me dio vergüenza porque todos estaban en ropa deportiva y yo no. Pero me hicieron la prueba y me dijeron que para lanzamiento no tenía condiciones, así que me mandaron al estadio.

¿Ahí fue cuando empezó con el salto largo?

Sí. En el estadio conocí a un entrenador que trabajaba con deportistas con discapacidad. Fue él quien se dio cuenta de que yo tenía una.

¿Usted no lo sabía?

No. Yo tenía un problema en el brazo desde que nací, pero lo veíamos como algo producto del parto. Estuve en rehabilitación desde los dos días de nacida hasta los dos años. Mi mamá siempre contaba que el brazo no se movía nada y que los doctores decían que iba parecer “un palo”.

¿Cómo la afectaba eso en el día a día?

En la escuela me molestaban, y también en el colegio. Pero ahí fue cuando saqué mi carácter. Me daba igual. Era peleona, siempre fuerte.

¿Tuvo que seguir una rutina especial por el brazo cuando empezó a entrenar?

No, para nada. Siempre trabajé normal, igual que los demás.

¿Y cómo fue ese salto de entrenar aquí a representar al país?

Todo fue rápido. Me federaron a los 12 años. A los 14 fui a mis primeros Juegos Nacionales, y a los 15 ya estaba viajando a Brasil. Esa fue la primera vez que subí al podio, escuché el himno del Ecuador y recibí una medalla. Fue lindo. Pero en ese momento ni siquiera pensé “quiero dedicarme a esto”. Solo seguía entrenando.

¿Desde entonces quién guarda las medallas?

Mi mamá. Ella ha sido mamá y papá para nosotros. A veces me mandaba con lo justo del pasaje, unos 60 centavos. Siempre trabajó para que no me faltara nada. Me compraba los zapatos deportivos, todo. Con un sueldo básico, pero lo hacía. Todo lo que soy se lo debo a ella.

En esta última olimpiada, en India, llegaba con récords. ¿Se sentía con más oportunidades de ganar?

No, la verdad nunca voy confiada. Es como empezar de cero. Me siento preparada, pero no confiada. Además, volví a correr los 200 metros después de seis años, desde Lima 2019, cuando me lesioné. Entonces, competí por mí y también por el país. Llevar la bandera siempre es lo máximo.

¿Qué pasa por su mente mientras está en la posición de salida?

Bloqueo todo. Trato de correr, de concentrarme. De tanta gente que hay en las gradas, al único que escucho es a mi entrenador, Bernardo Valdez. Su voz ya la tengo metida en la cabeza. Pero, siempre, previo a salir, ya he visualizado que gané. Es una técnica que me enseñó un psicólogo que teníamos en el estadio. Me ayuda a sentir que ya estoy en el podio, que ya lo logré.

¿Quién la inspira hoy?

Hoy en día, yo misma. De todo lo que he vivido, caídas y levantadas

¿Y ese momento del salto, cómo lo describiría?

Es como volar. No sé… es una sensación increíble.

Smirnova Peñafiel

Smirnova Peñafiel: “Reciclo, cultivo un huerto y le doy nueva vida a la ropa”

Leer más

Entre empresaria y deportista

Fueradel estadio, Kiara también tiene otra faceta que la apasiona: el emprendimiento. En octubre, poco después de su triunfo en India, inauguró First My Nails, su propio local de uñas. “Siempre me ha gustado la belleza. Me gustaba planchar cabello, hacerme trenzas. Un día me metí a un curso de uñas y me gustó. Me motivé y dije: `vamos a ver qué tal me va'”.

Detrás de ese nombre hay algo más que un gusto estético: refleja su pasión por el detalle y el cuidado. Y con ello busca que cada clienta se sienta poderosa, como ella se siente antes de saltar.

Aunque muchos pensarían que el atletismo y la manicura no combinan, para ella no hay contradicción. “Me encanta tener las uñas lindas, largas. Eso me sube el ánimo. La deportista y la emprendedora conviven en perfecta armonía: una salta, la otra crea belleza.

¿Quieres leer más contenido de calidad y sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!