Amor propio.
Amor propio.Shutterstock

El inmenso valor del amor propio

A los niños se les enseña sobre el cuidado personal y la necesidad del baño diario. Pero poco se les habla de la importancia de amarse a sí mismos.

La imagen que cada uno tiene de sí mismo es aprendida. Esa información viene de las experiencias que se van viviendo y que se guardan en la memoria en forma de creencias. La principal fuente para crear el propio mundo son los padres, la familia, los maestros y los amigos, el universo más cercano. Así, la imagen interna depende de lo que se vivió del amor y el rechazo recibido, castigos y premios, placeres y disgustos, mentiras y verdades, gritos y risas... Todo confluye en la construcción de la imagen interna.

Quien creció escuchando que es tonto, feo, malo o perdedor, difícilmente tendrá una buena imagen de sí mismo. Y en consecuencia, no sentirá la necesidad de intentar superarse, porque “soy un tonto perdedor”. Se confirma una y otra vez con los propios actos el programa que se estableció como creencia.

Frases que parecen inofensivas, no lo son: “no soy bueno para pintar”, “no soy capaz de cantar bien”, “soy torpe”, “todo me sale mal” tienen su origen en las creencias limitantes. Pensar negativamente sobre lo que se es, el valor que se tiene como ser humano o lo que se puede hacer se relaciona con aquellas creencias que se han ido formando a lo largo de la vida. Como personas sociales y culturales, vamos formando la percepción que tenemos de nosotros mismos, de cómo nos vemos y nuestra visión de la vida y el mundo. El poder de una creencia negativa puede llegar a paralizarnos e influir en el día a día.

De lo negativo a lo positivo

La buena noticia es que las creencias se pueden cambiar o sustituir por otras más saludables. Por regla general, estas son añadidas al mapa mental sin cuestionamientos sobre de dónde provienen o si son verdaderas o falsas. Volverlas conscientes es el primer paso. Así, por ejemplo, quien de niño escuchó que es mal dibujante, debe intentar dibujar con frecuencia hasta experimentar por sí mismo que la idea original es falsa. Cuando se experimenta en primera persona la nueva hipótesis, el modelo mental cambia más rápidamente.

Es importante anotar que lo ideal es buscar un equilibrio en el que no predominen ni las creencias negativas (que generan baja autoestima) ni creerse perfecto (que deriva en el narcisismo). Se trata de no distorsionar la realidad.

Abrazo.

El abrazo y su poder sanador

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Pistas de una baja autoestima

La baja autoestima se evidencia en una sensación constante de infelicidad y la preocupación excesiva por la opinión de los demás. Eso influye en el trato con la gente, el trabajo, lo que se puede conseguir, el tipo de personas que nos atraen y el nivel de felicidad que se logra.

Una persona que no se ama lo suficiente tiene una vida poco satisfactoria, no suele emprender proyectos ni es capaz de crecer o evolucionar. Las quejas son frecuentes y su vida es limitada. Y todo esto, claro está, afecta el estado de ánimo.

Del otro lado están quienes confían en sus capacidades y se saben merecedores de la felicidad. Son empujados por una fuerza motivadora que inspira. Y aunque pueden derrumbarse ante un problema, tienen una mayor capacidad de sobreponerse.

Usted escoge de qué lado quiere estar. Y si se trata de pasar a la otra orilla, este es el momento de empezar a trabajar para lograrlo.

No lo olvide

La autoestima tiene tres componentes básicos: confianza en uno mismo, respeto por uno mismo y la certeza de ser merecedor de bienestar y felicidad. Para elevar la autoestima y llevar una vida más sana y feliz, se debe vivir conscientemente, aceptarse a uno mismo, asumir la responsabilidad de la propia existencia, tener propósitos y vivir con integridad personal.

* Terapeuta y Reiki master Instagram: @alejandragomezmayol