
Guayaquil inaugura su VIII Sínodo: comunión, participación y misión con la sociedad
La Iglesia en Guayaquil inicia su VIII Sínodo, un espacio de diálogo, corresponsabilidad y compromiso con la sociedad actual
Con una Eucaristía presidida por el Nuncio Apostólico, Mons. Andrés Carrascosa, el día de ayer lunes se inauguró el VIII Sínodo Arquidiocesano de Guayaquil, bajo el lema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.
Tras 27 años, este nuevo Sínodo marca un hito en la vida de la Iglesia local. Convoca a laicos, consagrados, sacerdotes y obispos en un espacio de corresponsabilidad, diálogo y reflexión ante los desafíos de la ciudad y el país, como la pobreza, la violencia y la exclusión social.
La iniciativa busca revisar estructuras, renovar la misión evangelizadora y responder a los retos culturales y digitales actuales. “El Sínodo no es solo un evento eclesial, sino una oportunidad para toda la ciudad de construir una cultura de paz, justicia y solidaridad”, señalan sus organizadores.
Desafíos claves
En las mesas plenarias del Sínodo se abordarán tres grandes retos:
- Fortalecer la comunión y participación de todos en la misión evangelizadora
- Fomentar una cultura de escucha y discernimiento guiada por la Palabra, la Tradición y el Magisterio
- Consolidar estructuras que promuevan una auténtica vida sinodal basada en la conversación espiritual.
Un nuevo Kairós
En la apertura del Sínodo, el Cardenal Luis Cabrera destacó que la principal tarea de esta etapa será traducir en acciones concretas las propuestas recogidas en la fase anterior
“Nos aprestamos a vivir un nuevo Kairós en y para nuestra Iglesia guayaquileña... De nosotros depende ser canales de gracia o muros de obstáculo, puentes de salvación o barreras que oscurecen el camino”, afirmó, citando a Jesús: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca” (Mc 1,15).
Concluyó su intervención llamando a los sinodales a caminar con apertura al Espíritu Santo y responder con alegría, valentía y generosidad al llamado de Dios.
Frutos esperados del Sínodo
- Mayor participación de laicos, consagrados y clero en la toma de decisiones.
- Consejos pastorales y económicos fortalecidos, con enfoque en el discernimiento y la transparencia.
- Renovación en la formación y misión, abierta a los desafíos culturales y digitales.
- Diálogo con la sociedad y otras religiones, promoviendo fraternidad y bien común.
- Compromiso activo con los excluidos: migrantes, enfermos, personas privadas de libertad y jóvenes vulnerables.
La Iglesia en Guayaquil reafirma que no está fuera ni por encima de la sociedad, sino inmersa en ella, como fermento, luz y sal. Su presencia se extiende a la familia, la educación, la salud, la política y la economía, con un compromiso firme de anunciar el Evangelio de la vida, la equidad y la libertad, guiada por la Doctrina Social de la Iglesia.
El VIII Sínodo Arquidiocesano es más que un evento eclesial: es un ejercicio de corresponsabilidad ciudadana y una apuesta por el bien común. Representa un espacio de escucha, diálogo y construcción colectiva que trasciende lo religioso e invita a todos a mirar el futuro con esperanza.
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