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Generación. La Asociación Cultural Bormense la integran nuevos rostros y los primeros miembros del grupo.Vanessa López, especial para Expreso

Una generación dorada que recita amorfinos y danza folclor

La Asociación Cultural Bormense busca rescatar la tradición de enamorar y celebrar con folclor. Que la cultura se diluya con el pasar del tiempo

¿Qué sería de Jaime Orellana sin la danza folclórica? ¿O de Germán Márquez sin recitar amorfinos? Seguramente la locura se adueñaría de sus pensamientos y el aburrimiento de sus tardes de fines de semana. Lo dicen ellos mismos, entre risas y bromas.

  • Historia. La asociación nació el 21 de septiembre de 1994. Los primeros en integrarla vinieron de Borma, provincia del Cañar.

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Ambos guayaquileños, de entre 60 y 70 años de edad, cada domingo se forran con pantalones frescos, zapatillas cómodas, pañoletas o sombreros de montuvios y camisetas azules con el sello de la Asociación Cultural Bormense y van hasta un salón de ensayos en el sur de Guayaquil, cerca del Mercado de las Esclusas, pese al fuerte calor de la tarde, a sudar al ritmo de pasacalles, pasillos, sanjuanitos, polcas, jotas y más danzas antiguas, que alternan con amorfinos.

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“La madre que te tuvo tenía que ser pastelera, porque un bombón como tú no lo fabrica cualquiera”, hace una demostración Germán, quien se ayuda de sus manos, las sube, las baja, señala y da un par de vueltas, realizando un paso de baile a la vez. La pasión en cada frase y el énfasis exacto en cada palabra importante hacen erizar la piel de quien lo escucha. Destaca que en él la declamación no solo es parte de una presentación folclórica, sino de su vida misma.

Mientras tanto, no muy lejos de ahí, Jaime se apresura a ubicar carpetas llenas de papeles y álbumes de retratos, para mostrarle a EXPRESO, a través de polvorientos certificados y algunas fotos desgastadas, que la asociación a la que representan no es ninguna improvisada, que guarda su historia, sigue sumando reconocimientos y continúa en la lucha de revivir la danza folclórica y los amorfinos en Guayaquil desde hace cerca de tres décadas.

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“Esta asociación nació el 21 de septiembre de 1994. Los primeros en formarla vinieron de un pueblo que se llama Borma, de la provincia del Cañar, y yo llegué a ella como coreógrafo, ya teniendo una trayectoria como bailarín”, relata Jaime, quien es el director artístico de la agrupación.

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Recuerdos. Jaime Orellana, uno de los fundadores de la agrupación, exhibe un álbum.Vanessa López, especial para Expreso

A sus espaldas, más de 15 personas, entre hombres y mujeres, adultos y jóvenes, saltan y se menean con faldones y sombreros y convierten ese salón de baile en un colorido escenario que le brinda un ritual a la diversidad y pluriculturalidad del país.

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Bormense es de las pocas agrupaciones culturales de danza y amorfinos que hay en la ciudad y de las más antiguas, cuyos 30 integrantes superan, en su mayoría, los 50 años de edad. Ellos se presentan en diferentes actividades locales, en escenarios como la Casa de la Cultura en Guayaquil, el MAAC, el Centro Cívico, algunos puntos del malecón Simón Bolívar y varias instituciones educativas, en fechas especiales como en la fundación de Guayaquil. También han sido invitados a Cuenca, Ibarra y otras zonas de la Sierra.

Sus ensayos de fines de semana son para mantener el ritmo, ya que la mayoría se sabe de memoria las coreografías, y para entrenar a los integrantes más jóvenes. Y también porque cada ensayo es un momento de afianzar lazos y fortalecer la cultura entre amigos, algunos ya jubilados, como Germán, y otros como Jaime, quien requiere aires de folclor después de sus jornadas de trabajo como profesor.

“La mayoría de los integrantes son profesionales, ya tienen más de 55 años de edad, a los que llamamos la generación dorada. Y para que la asociación siga, porque ya a muchos de los antiguos el cuerpo ya no les da, integramos a jóvenes que vienen recomendados”, destaca el director, quien tiene 52 años en el mundo del folclor.

Johana Parrales es la presidenta de la asociación y bailarina de la misma desde hace 15 años. Ella menciona que para cada danza representada, la agrupación utiliza la vestimenta típica y adecuada. Para costearse los trajes que diseñan y mandan a coser, realizan actividades como rifas, bingos o venta de comida. Es decir, se autofinancian.

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“Los grupos de folclor deberían ser una prioridad en la ciudad, porque promueven la cultura propia del país, la algarabía que se vive en cada pueblo y en cada etnia, y eso es positivo para el turismo”, acota la presidenta, uno de los rostros más jóvenes en la dirigencia de la asociación.

UN GRUPO QUE LUCHA POR EL ARTE MONTUVIO

En Guayaquil hay muchos grupos folclóricos, pero de personas con más de 50 años casi ni uno, y asociaciones culturales de danza montuvia muy pocas, cuentan los protagonistas de Bormense. “Antes se enamoraba con amorfinos, danza y serenatas, e intentamos mantener esas costumbres, porque ahora muchos nuevos grupos están distorsionando el folclor”, dice Germán Márquez.

En la actualidad, los integrantes están convencidos de que la danza y los amorfinos son un camino para salir de la inseguridad.

Para el poeta y escritor de relatos montuvios Gabriel Paredes, cuyos recitales son tomados por Bormense en sus presentaciones, los grupos folclóricos de danza y amorfinos son muy importantes “para que la cultura no se pierda y no quede en el olvido”. Aplaude esta iniciativa y espera que este tipo de agrupaciones se mantengan no solo en Guayaquil, sino también “en cada pueblo, en cada ciudad, en cada región”.

Considera que el folclor debería ser de interés para los distritos de educación, colegios y escuelas.