
Lo que un hijo nunca olvida de su papá (aunque él no lo sepa)
Recuerdos reales de hijos e hijas sobre esos gestos, frases o momentos simples que, marcaron sus vidas para siempre
No siempre es el regalo más caro, la gran hazaña deportiva o el consejo más sabio. A veces, lo que un hijo o hija guarda para siempre en el corazón es una frase dicha al pasar, un abrazo silencioso o una mirada cómplice en el momento justo.
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En el marco del Día del Padre, pedimos a personas de distintas edades que compartieran ese recuerdo imborrable de su papá. El resultado es un mosaico de historias que revelan cómo, incluso sin saberlo, un padre deja huellas profundas
No confíes en todo el mundo
Diego Burgos, de 28 años, dirige su propia agencia de marketing digital, siguiendo los pasos de su papá, quien desde hace décadas lidera una agencia de publicidad tradicional.
“Una frase que mi papá siempre me repetía era: ‘deja de ser tan confiado con el mundo’”.
Su padre, de 64 años, siempre lo observó con cariño y un poco de preocupación, viéndolo entregarse de lleno a las personas y situaciones con el corazón en la mano. “Él dice que soy muy corazón de madre”, comenta Diego, quien con los años entendió que esa advertencia era una forma de enseñarle a protegerse sin perder su esencia. Hoy, esa frase le sirve como guía para equilibrar su sensibilidad con la firmeza que exige la vida profesional y personal.
Siempre hay tiempo para pequeños placeres
Ana Rivas, de 25 años y licenciada en marketing, recuerda con cariño los momentos que marcaron su relación con su papá, Félix, de 75 años:
“Mi papi vendía electrodomésticos, pero lo que más recuerdo es que siempre encontraba tiempo para tocar la guitarra, ver partidos conmigo o preparar un buen café. De él heredé la costumbre de disfrutarlo a cualquier hora del día”.
Ese vínculo especial construido a través de pequeñas rutinas compartidas como una taza de café o un clásico de fútbol en la televisión se convirtió en una forma de amor silenciosa, pero poderosa. “A veces no decía mucho, pero estaba ahí, presente, haciendo que cada momento simple se sintiera especial”, dice Ana. Hoy, cada sorbo de café le sabe a hogar.
Enseñanzas para la vida
Camila Haro, arquitecta de 23 años es una persona muy allegada a su familia y con una relación especial con su papá, guarda esta frase como una de las enseñanzas más valiosas que ha recibido.
"Mi papá siempre me decía que lo que aprenda es para la vida, no para el momento. Siempre con humildad."
Para Camila, esa frase fue una guía constante. Su padre le enseñó que el conocimiento no es solo para pasar un examen o salir del paso, sino para aplicarlo con propósito en la vida real. “Me enseñaba a aprender con sentido, a vivir con conciencia y a no olvidar nunca la humildad, sin importar cuánto supiera”, recuerda.
Y para María José Benítez, odontóloga de 27 años, hay una frase que su papá repetía y que hoy guía su vida profesional y personal:
Siempre hazlo bien
"Haz las cosas bien, aunque nadie te esté mirando."
“Mi papá me lo decía desde que era niña, y con el tiempo entendí lo poderosa que es esa enseñanza. Me inculcó que la integridad no depende de aplausos ni de supervisión, sino del compromiso personal con lo que uno hace. Hoy, en el consultorio, lo aplico en cada detalle, incluso en los que nadie nota. Porque ahí, en lo invisible, también se construye la confianza.”
A veces, lo que más marca no son los grandes discursos ni los regalos costosos, sino esos gestos sencillos, casi invisibles, que los papás repiten sin saber que están dejando huellas imborrables. Una frase dicha en el momento justo, una mirada de confianza o el ritual de compartir un café pueden convertirse en recuerdos eternos que acompañan toda la vida.
Este Día del Padre es una oportunidad para mirar atrás y agradecer esas pequeñas cosas que hicieron la diferencia. Porque aunque ellos no siempre lo sepan, hay palabras, enseñanzas y silencios que sus hijos e hijas nunca olvidarán.