
El reto del duelo en el trabajo: escaso apoyo laboral en Ecuador preocupa a expertos
Manuales internacionales marcan un año como límite para un duelo, en Ecuador las empresas dan dos o tres días de licencia
En Ecuador, hablar de duelo sigue siendo un tema incómodo y poco atendido en los entornos laborales. Así lo explica el psicólogo conductual Luiggi Sáenz de Viteri, quien señala que “no existe una duración estándar para superar la pérdida de un ser querido, pero los manuales internacionales como el DSM-5 y la CIE-11 lo catalogan como duelo patológico o complejo cuando se extiende más allá de los 12 meses con síntomas de tristeza profunda, aislamiento o incapacidad para retomar la vida diaria”.
El acompañamiento para atravesar el duelo
El especialista recalca que cada persona enfrenta el duelo de manera distinta, pero hay factores básicos que ayudan, como mantener la higiene del sueño o el acompañamiento familiar. Sin embargo, advierte que los círculos familiares se han reducido y el aislamiento dificulta los procesos de recuperación. “Ese acompañamiento que antes era natural se ha ido perdiendo, y cuando no existe, los síntomas pueden permanecer más tiempo”, explica Sáenz de Viteri
Falta de licencias en los trabajos para llevar el duelo
El ámbito laboral, según el psicólogo, representa uno de los mayores retos. La mayoría de organizaciones en el país no cuentan con protocolos sólidos que permitan un acompañamiento real a sus colaboradores. “Cuando llega un hijo al mundo, la ley establece 15 días de licencia. Pero cuando fallece un padre, una madre o un hijo, se espera que en dos o tres días la persona vuelva a producir. Es un contraste que merece reflexión”, afirma.
La ruta de las empresas
Sáenz de Viteri destaca que el liderazgo transformacional dentro de las empresas puede marcar la diferencia. “El duelo no se maneja únicamente desde la gestión administrativa, se necesitan líderes que acompañen y que prioricen el bienestar humano sobre lo estrictamente productivo”, señala. Algunos empleadores ya muestran iniciativas, como enviar delegaciones a los funerales o realizar publicaciones de apoyo, pero aún falta un reconocimiento más amplio del impacto emocional y social que el duelo conlleva