
Andropausia: La etapa hormonal de los hombres que pocos hablan
Los hombres también atraviesan cambios hormonales. Es hora de hablarlo sin tabúes y responder las dudas más comunes
Al llegar a los 50’s, muchos hombres empiezan a sentirse “diferentes”. Sienten menos energía, el deseo sexual disminuye y se suben a una montaña rusa emocional. En muchos casos, hablar de la andropausia provoca risas nerviosas o silencios incómodos. No saben con exactitud qué ocurre ni cómo afrontarlo de la mejor manera.
Por eso, SEMANA conversó con especialistas en salud para derribar mitos y resolver nueve dudas frecuentes de una etapa que, tarde o temprano, todos atravesarán.
¿La andropausia es una enfermedad?
No, según el endocrinólogo Javier Jácome, “es un proceso fisiológico que está relacionado con la disminución progresiva de la testosterona”. Esta caída hormonal ocurre porque las células de los testículos que producen testosterona tienen una vida útil, y alrededor de los 50 o 55 años (dependiendo de la salud y estilo de vida de cada persona) comienzan a deteriorarse de forma natural.
¿La andropausia es igual a la menopausia?
No, a diferencia de las mujeres, los hombres no experimentan una caída abrupta de hormonas, sino un proceso más paulatino. Jácome comenta que la disminución de testosterona en los hombres afecta aspectos como la masa muscular, la caída del cabello y el estado de ánimo, pero de manera más gradual. Además, esta etapa también puede afectar funciones cognitivas: se reduce la agilidad para pensar en temas numéricos, la memoria se vuelve más frágil y los reflejos bajan.
¿La andropausia afecta el deseo sexual?
Sí, Jácome comenta que uno de los efectos más comunes de la disminución de testosterona es la baja en el deseo sexual. En algunos casos, también puede haber menos energía, una respuesta más lenta a los estímulos y una sensación general de apatía que antes no estaba. Muchos hombres describen esta etapa como una desconexión con su vitalidad habitual.
¿Tiene tratamiento?
Sí, la andropausia puede tratarse, pero no de cualquier forma. Así como ocurre con la menopausia, este proceso hormonal masculino requiere un enfoque médico personalizado. “El tratamiento depende de los síntomas que presente cada paciente y de los objetivos que tenga. Cuando los niveles de testosterona en sangre se recuperan, el deseo sexual también regresa”, explica Jácome. En algunos casos, se recurre a terapias de reemplazo hormonal, pero siempre deben ir acompañadas de un control riguroso.

¿Es bueno comer carne?
La carne de res magra contiene zinc, un mineral esencial en la producción de testosterona. Sin embargo, no es la única fuente alimenticia. “También encontramos zinc en mariscos como las ostras y en frutos secos como las semillas de calabaza y las nueces”, explica la nutricionista Tatiana Landetta. Además, existen alimentos particularmente ricos en testosterona (aunque poco convencionales) como los huevos de toro, ingrediente estrella del tradicional caldo de tronquito.
Nutricionista Tatiana Landetta
¿Afecta si se duerme mal?
Definitivamente sí. El descanso nocturno no solo es reparador, también es clave para la salud hormonal. “La mayor producción de testosterona ocurre durante el sueño profundo”, explica Landetta. La experta también destaca que hay estudios que indican que dormir entre siete y nueve horas permite que el cuerpo regule adecuadamente esta hormona, mientras que dormir menos de cinco horas puede reducir sus niveles de forma significativa.
¿El alcohol es perjudicial?
Sí, el alcohol tiene un impacto negativo sobre la producción de testosterona. “Interfiere directamente en el eje que regula la producción hormonal y reduce la liberación de LH, una hormona clave para que los testículos fabriquen testosterona”, dice Landetta. Además, aumenta la aromatización, proceso que convierte la testosterona en estrógenos (hormonas femeninas), especialmente en hombres con exceso de grasa abdominal.
¿Es inevitable subir de peso?
No tiene por qué serlo, pero sí es más fácil ganar peso corporal si no se cuida la alimentación. “La grasa corporal, sobre todo en exceso, produce estrógenos y altera los niveles naturales de testosterona”, dice Landetta. Para evitarlo, lo ideal es llevar un control nutricional y reducir el consumo de grasas saturadas (frituras o alimentos ultraprocesados), ya que interfieren con la producción hormonal. “Las hormonas se fabrican a partir de grasas, pero si consumimos grasas malas, fabricamos testosterona oxidada”.
¿Es posible hacer ejercicio?
¡Claro que sí! De hecho, es muy recomendable porque el ejercicio físico (especialmente el entrenamiento de fuerza como las pesas o la calistenia) estimula la producción de testosterona de forma natural. “Lo ideal es hacer ejercicio de fuerza por lo menos tres veces por semana. El músculo produce hormonas que mantienen un poco más de tiempo las células a nivel testicular”, enfatiza Jácome. Eso sí, hay que evitar el sobreentrenamiento, ya que puede elevar los niveles de cortisol (la hormona del estrés) lo cual, podría suprimir la testosterona.
Endocrinólogo Javier Jácome
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