
Aceite de oliva: por qué evitar el plástico para conservar su sabor y frescura
El aceite de oliva es sensible a la luz y el calor. Su envase influye más de lo que imaginas en su sabor, frescura y calidad
Aunque las botellas de plástico para aceite de oliva son prácticas y ligeras, no son la mejor opción para conservar su sabor, frescura y propiedades. Este aceite es muy sensible a la luz, al calor y al oxígeno, y el plástico no protege adecuadamente frente a estos factores. Además, puede liberar compuestos químicos y absorber olores del entorno, alterando su perfil sensorial.
Un chorrito de buen aceite puede transformar desde un arroz con menestra hasta un helado de vainilla, pero para disfrutarlo al máximo es clave almacenarlo correctamente. El plástico facilita la oxidación y acelera que el aceite se vuelva rancio, especialmente si se expone al sol o a fuentes de calor.
Como con un buen vino, protegerlo de la luz y el calor asegura su calidad, aunque a diferencia del vino, el aceite de oliva no mejora con el tiempo. Una vez abierta la botella, conviene usarlo pronto y generosamente, aprovechando su sabor en su punto óptimo.
Evita los envases de plástico
- Favorece la oxidación: El plástico permite el paso del oxígeno, lo que acelera el proceso de oxidación y reduce la vida útil del aceite.
- Riesgo de migración química: Al exponerse al calor, el plástico puede liberar compuestos que se transfieren al aceite, afectando su calidad.
- Absorbe olores del entorno: El plástico capta aromas externos, lo que altera las propiedades sensoriales del aceite con el tiempo.
- Protección deficiente contra la luz: Incluso los plásticos opacos no bloquean eficazmente la luz ultravioleta, lo que contribuye a su degradación.
El vidrio oscuro es la mejor opción
El vidrio oscuro es la opción más recomendada, ya que ofrece una protección completa frente a los rayos UV, evitando la degradación del producto y preservando su frescura y propiedades sensoriales. Además, no reacciona con el aceite ni libera compuestos químicos o microplásticos, garantizando un almacenamiento seguro.
Otra ventaja es su capacidad de aislamiento térmico, que ayuda a mantener una temperatura estable durante el transporte y almacenamiento. También es reciclable y reutilizable, lo que lo convierte en una alternativa más sostenible y ecológica. Su uso, además, refleja el compromiso de las marcas por ofrecer un producto premium, bien conservado y de alta calidad.
Envases de cerámica y hojalata
La cerámica es una alternativa ancestral y efectiva para su conservación. Utilizada desde la época de griegos y romanos, destaca por su opacidad total, lo que impide el paso de luz solar y rayos UV, ayudando a preservar su sabor y calidad.
Además, es un excelente aislante térmico y, cuando está bien esmaltada, no reacciona químicamente con el contenido. Sin embargo, su fragilidad y costo la hacen menos práctica para envíos o producciones a gran escala. Aun así, sigue siendo una opción ideal para aceites premium de edición limitada.
Por otro lado, los envases de hojalata también ofrecen una protección eficaz frente a la luz y la oxidación, gracias a su opacidad y resistencia. Son duraderos, reciclables y comúnmente usados en presentaciones grandes, como latas de tres litros.
No obstante, presentan dos inconvenientes: no siempre logran un cierre hermético tras su apertura y pueden abollarse fácilmente durante el transporte, lo que genera más desperdicio y eleva los costos logísticos.
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