
Con la vieja izquierda y sin la Conaie, Iza apoya al correísmo
Leonidas Iza y Luisa González juegan a las apariencias. No fue el movimiento indígena el que anunció el apoyo a la candidata
Lo de Leonidas Iza es la perogrullada del año: tardó un mes de intensas negociaciones políticas para, finalmente, este miércoles, hacer su gran anuncio, a saber: que él, su amigo Guillermo Churuchumbi (con quien se tomó la dirección de Pachakutik literalmente a las patadas) y 75 organizaciones de izquierdas (eso de “organizaciones” es una desproporción: diríase más bien grupos, grupitos y grupúsculos) han decidido votar por Luisa González, la candidata del expresidente prófugo. Vaya novedad. En cuanto a la Conaie, el movimiento indígena que Iza preside pero no representa, no ha anunciado nada en absoluto. Más aún: una de sus organizaciones constituyentes, la amazónica Confeniae, comprometió su apoyo al candidato presidente Daniel Noboa; otra (la mayor), la Ecuarunari, de la Sierra, se debate entre votar por Noboa o anular el voto. Así que, después de recibir calabazas de su propio movimiento y necesitado de una plataforma donde jugar, Iza reunió las migajas del viejo y fracasado proyecto de unidad de las izquierdas y, con ellas, en la sede de un sindicato de trabajadores eléctricos, organizó un espectáculo.
La confusión se regó por el país como la pólvora y produjo errores de bulto, como el de la propia candidata Luisa González (habría que ver si fue un error inadvertido o consciente): “Agradezco profundamente el apoyo expresado por la Conaie”, tuiteó la medianoche del miércoles. Suena bonito pero es mentira. Quien la apoya no es la Conaie, que Iza no pudo controlar ni siquiera con tácticas stalinistas, como la de expulsar a gritos del consejo ampliado al disidente dirigente de Chimborazo, Fernando Guamán. Quien la apoya es la Asamblea Plurinacional de Organizaciones Sociales. Eso también suena bonito pero no es nada.
Para disimular su adscripción al correísmo, como una suerte de saludo a las banderas de sus bases, Iza montó el simulacro de la lista de demandas. Dijo que su apoyo “a la socialdemocracia” (así llama a la candidatura del proyecto autoritario) no es un cheque en blanco. Poco más de tres horas emplearon Iza, sus fieles y los 75 grupitos en redactar el documento que Luisa González, en su largo tuit de respuesta, ni siquiera se molestó en mencionar. No le quedaba fácil: algunas de esas demandas son, para el correísmo (al menos para el expresidente prófugo, que es lo mismo) inaceptables. Empezando por la primera: no a la asamblea constituyente.
Temen Iza y los grupitos que cualquier propuesta de nueva Constitución termine restringiendo derechos. Pero resulta que Rafael Correa, cada vez que quiere poner énfasis en la maldad de los organismos, los tribunales y los jueces que lo mantienen prófugo, recurre (hombre de tópicos y muletillas) a la frase “¿Entienden por qué necesitamos una constituyente?”. Si la Corte Constitucional decide revisar la sentencia que dejó en libertad a Jorge Glas, Correa habla de constituyente. Si el Tribunal de lo Contencioso Electoral dicta una resolución que no le gusta, constituyente. Si un abogado de Noboa termina presidiendo el Consejo de la Judicatura, constituyente. Y en la misma convención de RC de agosto pasado, cuando se proclamó las candidaturas de Luisa González y Diego Borja, conectado desde Bélgica o donde fuese, Correa volvió a hablar de constituyente porque “El Ecuador está tomado por los peores”. Nunca plantea una reforma concreta ni propone un modelo de nueva Constitución, nomás quiere una asamblea constituyente para echar a todo el mundo y poner a los suyos. Y eso, conociendo el proyecto correísta, es innegociable.
Los pedidos de Leonidas Iza y sus fieles
Tampoco deberían acoger los correístas, si se mantienen a la altura de sus antecedentes, la demanda de acabar con la minería a gran escala (aunque significativamente, en su discurso, el dirigente indígena dijo que sí debería permitirse “la minería artesanal y tradicional, máximo hasta la pequeña y mediana minería). Al fin y al cabo las grandes concesiones mineras son obra del correísmo. Tampoco está claro si accederán a aquella otra demanda que pretende no concesionar el Campo Sacha, ya que los correístas fueron los primeros que quisieron entregarlo.
Otras demandas: bajar el IVA al 12 por ciento; rechazar todo tratado de libre comercio; respetar los derechos de todos los animales (incluyendo los cuyes, habrá que ver cómo solventa Leonidas Iza semejante conflicto cultural); conceder amnistías o indultos a los “luchadores sociales”... Más que condicionar su apoyo a la aceptación de cada uno de estos puntos, parecería que Iza está dispuesto a dejarlos en suspenso hasta después de las elecciones. Como siempre que él enarbola una lista de demandas, se trata de un argumento de chantaje que empezará a regir en el momento político que le resulte conveniente, no importa quién gane las elecciones. En su discurso ante los 75 grupitos, el dirigente indígena dijo confiar en que “cierta forma de hacer democracia” (y se refería a su participación en las elecciones) consiga distraer a sus bases de lo que llamó “nuestros propósitos centrales”. En la Asamblea, hubo quien dejó claro (y fue ovacionado por ello) que “no creemos en el escenario de la democracia liberal burguesa”. Qué coincidencia: Correa tampoco. Por eso, no por una lista de demandas, apoyan a su candidata.
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