Seguridad. Se contratan guardias, pero no para las peatonales. Las casas no tienen salidas hacia los pasajes.

Urdesa teme a sus peatonales

Entre las calles principales los urdesinos tienen pasajes peatonales para movilizarse. Sin embargo, son pocos los vecinos que los recorren.

Entre las calles principales los urdesinos tienen pasajes peatonales para movilizarse. Sin embargo, son pocos los vecinos que los recorren. Alegan que muchos están descuidados, tienen basura acumulada y les gana la oscuridad en horas de la noche.

“Los urdesinos le hemos dado la espalda a las peatonales. De día y de noche roban. Las personas evitamos cruzar por estos callejones”, dice Henry Feraud Umaña, quien hace un par de semanas convocó a sus vecinos a una junta. El tema: la inseguridad. Justo una semana antes se suscitaron dos hechos delictivos en menos de 72 horas en una misma esquina.

Este ingeniero agrícola reside hace 24 años en la calle Tercera y peatonal Primera, intentó en los últimos años varios sistemas de protección para el barrio. En su casa están las conexiones de las alarmas que conectaban a bocinas distribuidas en cuatro puntos de la vía.

“Venía con botón de pánico conectado con la policía. Luego, hace dos años, la empresa que colocó el sistema desapareció y se llevó la memoria”, dice Feraud.

Los robos volvieron desde entonces y se intensificaron en los últimos dos meses. De eso da cuenta Martha Bejar, quien preside la Fundación Asociación Cívica y Cultural de Urdesa (Accur). A ella se le llevaron la antena de su carro hace 15 días.

A Rosa Montalvo, quien reside en la calle Segunda, le han robado tres veces en dos años. “Hay policías y cámaras en las calles principales, pero no en las peatonales”, dice esta vecina del barrio hace 15 años.

Si durante el día son pocas las personas que se atreven a utilizar estos pasos, en la noche la situación es peor.

En total, son nueve los pasajes que atraviesan de norte a sur las grandes manzanas en las que la empresa Urbanizadora del Salado organizó la distribución espacial de Urdesa. Corren paralelas a grandes avenidas y no tienen más de diez metros de ancho.

Algunas están adoquinadas, como parte de los trabajos de regeneración urbana ejecutados por el Municipio de Guayaquil; sin embargo, por el abandono, hay pasajes en los que los matorrales han hecho desaparecer las piedras labradas.

Hay luminarias que están quemadas. A esa lista se suman tanto las que fueron instaladas por el Municipio, como parte de la regeneración, así como las que deben recibir mantenimiento por la Empresa Eléctrica estatal.

Son pocas las casas que tienen salidas hacia estas callejas, pero algunas familias las utilizan para parquear sus carros, al igual que las empresas que tienen ingreso por las avenidas principales.

Es precisamente el que las casas no tengan salida hacia las peatonales que las vuelve tierra de nadie.

En la reunión que convocó Henry Feraud se pedía no solo el cambio de las luminarias quemadas, sino que se iluminen más estos pasajes.

Martha Bejar dice que por el grado de inseguridad que ofrecen las peatonales, proponía que se los cerque. “Los delincuentes los usan como ruta de escape”.

De eso da cuenta Fátima Aragundo Villegas, quien arribó hace cinco años al barrio. La semana pasada, a eso de las 20:00, su hijo estacionó su carro al pie de la casa mientras conversaba con un amigo. De pronto dos individuos salieron de la peatonal cercana y lo encañonaron con un revólver. No le robaron porque tenía encendido el motor. “Se salvó de ser robado, pero pudo ser peor”, dice esta vecina.

Una situación que lo corrobora la Policía. El 50 % de los actos de violencia en el Circuito Urdesa están relacionados con el robo a personas. Un 25 % es por robo de accesorios.

Esta semana, los vecinos se reunirán con miembros de la Policía Nacional, con el fin de buscar un sistema que permita generar seguridad para quienes utilicen las peatonales.

La Eléctrica responde al llamado

El 13 de mayo, EXPRESO publicó el pedido que hacían los vecinos de un sector de Urdesa. Entre estos, se solicitaba a la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) el arreglo de varias luminarias. A los pocos días se acercó un equipo de la corporación que hizo un levantamiento de daños en un cuadrante ubicado entre Las Monjas, Guayacanes, calles Primera y Quinta. Descubrieron el robo de cables y diez luminarias quemadas. Desde ese día comenzaron a cambiarlas y reponer las conexiones.