Trabajo. La biblioteca de la Facultad de Arquitectura reúne todos los estándares requeridos en la evaluación.

La Universidad ‘Estatal’ va a evaluacion para acreditarse

La entidad recibe al Caces con la misma infraestructura de 2016. No ha realizado mejoras por falta de recursos. La CIFI ha viabilizado algunas obras.

Con la misma infraestructura del 2016, cuando ascendió de la categoría D a la B y con ciertas obras rezagadas que ha inaugurado este año, la Universidad de Guayaquil inicia hoy un proceso de evaluación externa, con fines de acreditación, por parte del Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Caces).

La acreditación se otorga a las universidades del país que cumplen un conjunto de estándares de gestión en los procesos que garantizan la rigurosidad académica y la eficacia administrativa en sus programas.

Hoy y mañana, un grupo de técnicos del Caces realizará la visita de verificación técnica en la alma mater para recoger información mediante la observación directa en la institución.

Ellos levantarán un informe sobre estándares referidos con bibliotecas, infraestructura, gestión interna de la calidad, bienestar universitario y estudiantil, uso social del conocimiento e internacionalización.

Los datos serán registrados en fichas de formato impreso y luego subidos en la plataforma informática habilitada para la evaluación externa.

▶Leer: La Universidad de Guayaquil recibirá a evaluadores

Hay expectativa frente a esta jornada, entre directivos, docentes y alumnos de la Universidad de Guayaquil, que desde octubre del 2018 está intervenida por segunda ocasión. La primera fue en el 2013, poco después de que cayera de la categoría B a la D, la más baja del sistema de evaluación de ese entonces. Al cierre de ese proceso retornó a la categoría B.

Monserrat Bustamante, miembro de la Comisión de Intervención para el Fortalecimiento Institucional (CIFI) y vicerrectora académica, aseguró que la entidad está lista para recibir al equipo del Caces que evaluará hasta el período 2018; es decir, nueve meses de la administración anterior y tres de la intervención.

“Nos vamos a presentar con la misma infraestructura y ciertos adicionales que se han podido hacer este año. Creemos que si la universidad acreditó en 2016, de allí para acá no deberíamos tener una gran distancia en cuanto a infraestructura”, menciona, tras recalcar que no han realizado mejoras por falta de recursos, pero que la CIFI ha inaugurado obras que estaban paralizadas.

Entre los trabajos realizados mencionó la inauguración de ocho aulas en la Facultad de Administración; el Museo Anatómico en la Facultad de Medicina; la habilitación de la Casona Universitaria y la inauguración de cuatro aulas para posgrado; la duplicación de la banda ancha que permite el mejoramiento de algunos servicios como el acceso a las bibliotecas virtuales; y avances en las contrataciones de bases digitales, que son importantes para el desarrollo de la investigación.

La universidad ha elaborado un logotipo que distingue a la entidad y carteles que exhiben su misión y visión e informan a la comunidad sobre el proceso de evaluación. Estos están ubicados en sitios estratégicos.

Según Bustamante, los resultados de la evaluación serán la línea base para emprender mejoras. Y justo esto es lo que quieren los estudiantes.

Mariela Solórzano, de la Facultad de Arquitectura, dice que la universidad no tiene lo necesario para acreditar. “Hay fallas en los cronogramas académicos y eso perjudica al alumnado”, dijo. Sin embargo, Carlos León, de Medicina, considera que la alma mater tiene todo para pasar esta prueba.

Los resultados de la evaluación se entregarán en febrero de 2020. Las universidades que no acrediten tendrán tres años para volver a ser evaluadas. Si en esa ocasión tampoco lo logran, serán cerradas.