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Ayuda. El Banco de Alimentos de Quito recibe productos que luego los entrega en las fundaciones.Cortesía

Toneladas de alimentos desechados

En los hogares ecuatorianos muy poco se recicla la comida que sobra o que caduca. Restaurantes se enfocan en proyectos para no desperdiciarla

Directo al tacho de la basura. ¿Cuántos no han desechado comida que sobró, alimentos que se pudrieron o caducaron? Todos, quizá unos más que otros, pero la mayoría realiza esto a diario. El desperdicio de comida es un problema mundial. Tanto los alimentos que son preparados, como aquellos que no llegan hasta una cocina, pueden ser utilizados para ayudar a otras personas o para comida de animales, pero por desconocimiento o falta de disciplina eso no es así.

En 2021, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) reveló que, según el índice de desperdicio de alimentos de ese año, una persona en Ecuador anualmente desperdicia 72 kilogramos de alimentos. Si esa cifra se la multiplica por los más de 17 millones de habitantes que actualmente tiene el país, resultarían 1.200 millones de kilos. Es decir, 1.2 millones de toneladas de alimentos que van a la basura.

Alimentos

Una compra inteligente para evitar el desperdicio de comida

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En varios restaurantes no se desperdician alimentos ni comida. Fernando Mora es el propietario de un restaurante en la capital. Contó a este Diario que la comida que dejan sus comensales no la tira a la basura, porque existen personas que se encargan de comprarla para alimentar a animales. “En el local tratamos de ser cautos y no cocinar de más para evitar que sobre, porque a más de desperdicio es pérdida de dinero. Pero lo que ya no se puede comer, lo que dejan los clientes que a veces solo comen poco, lo recogemos en un envase y lo vendemos a una señora que cría chanchos”, expresó.

En el campo quizá se tiene más conciencia de lo que implica desperdiciar alimentos. Allá la comida que sobra o productos que están por dañarse se los dan a los animales, “porque sería un pecado tirar a la basura comida que nosotros dejamos, pero que sirve para nuestros pollos, cerdos o perros”, señala la manabita Santa Tomalá.

Es poco inusual ver en un hogar rural tener prácticas contrarias a lo que se ve en las ciudades en cuanto al manejo de los desperdicios alimenticios.

Por dicha razón desde el Banco de Alimentos de Quito se impulsa a que las grandes empresas alimenticias de productos listos para el consumo o para preparar se sumen a su iniciativa para ayudar a las personas que están en pobreza o situación de riesgo. Ellos junto a varias empresas -52 durante el 2021- recaudan alimentos que aún pueden ser consumidos por las familias en situación de vulnerabilidad, a través de más de 100 organizaciones sociales con las que trabajan.

José Luis Guevara, director ejecutivo del Banco de Alimentos de Quito (BAQ), conversó con EXPRESO y contó que hasta el año anterior han entregado más de un millón de kilos de alimentos provenientes de supermercados, panaderías, pastelerías, restaurantes, empresas procesadoras de alimentos, entre otras. Productos que están en buenas condiciones para el consumo, pero que las empresas ya no pueden comercializarlos. “Con nuestra acción ayudamos a reducir las toneladas de alimentos que se van a la basura en la ciudad y proveer a las fundaciones los recursos para seguir ayudando a los más necesitados”, dice Guevara.

Hace cuatro años el grupo KFC empezó con el “rescate de alimentos” a través de bancos en cuatro provincias del país. En sus locales los alimentos que “pasaron un tiempo de retención mínima” y que por calidad no son servidos a los clientes, pero que están aptos para el consumo, se entregan a estas organizaciones para que sean clasificados y luego entregados a las fundaciones que finalmente preparan alimentos para más necesitados o los entregan a las personas indicadas. “En estos últimos años hemos donado más de 40 toneladas de alimentos”, revela Javier Cruz, gerente de gestión y asuntos corporativos de KFC.

Pero no es la única iniciativa privada. En Quito existe un proyecto para contrarrestar este problema de los desperdicios alimenticios en los hogares. Se trata de ‘Biocompost’. Un emprendimiento de recolección y transformación de residuos orgánicos que inició hace cuatro años. Este grupo se encarga de recoger cada semana en los hogares que contratan sus servicios, tachos con alimentos desechados para convertirlos en composta (abono orgánico). “Empezamos con 25 familias y hoy ya tenemos a cerca de 580 hogares que separan sus desperdicios y nosotros se los devolvemos en tres meses en abono para sus plantas del jardín o huertos”, cuenta Francisca Jaramillo, fundadora de esta propuesta ecológica.

  • 1.200 millones de kilos de alimentos se desperdician en Ecuador, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

En el local tratamos de ser cautos y no cocinar de más para evitar que sobre, porque a más de desperdicio es pérdida de dinero. 

Fernando Mora
 propietario de un restaurante

En estos últimos años hemos donado más de 40 toneladas de alimentos. Antes los entregábamos a nuestros colaboradores.

Javier Cruz,
gerente de gestión y corporativos de KFC

Compramos productos que a veces no los consumimos, se dañan o caducan y terminamos botando. Se deben planificar las compras.​

José Luis Guevara, director ejecutivo del Banco de Alimentos de Quito