¿Qué sigue tras la elección del nuevo papa? Ceremonias, primeras decisiones y retos
¿Qué sigue? El camino del 'Habemus papam' a la primera bendición
Cada vez que un nuevo pontífice es elegido en un cónclave, el mundo católico se detiene para escuchar una frase histórica: “Habemus papam”. Pero, ¿qué ocurre realmente entre la votación final y la aparición del nuevo papa en el balcón de la basílica de San Pedro?
El momento de la aceptación y la elección del nombre papal
Tras la elección en la Capilla Sixtina, el cardenal electo debe aceptar formalmente el cargo para que este sea válido. Solo entonces elige el nombre papal con el que será conocido durante su pontificado, una decisión cargada de simbolismo. Por ejemplo, el nombre “Juan” ha sido el más utilizado en la historia, mientras que nunca nadie ha optado por llamarse “Pedro”, en señal de respeto al primer papa.
La Sala de las Lágrimas: un espacio íntimo antes del anuncio
El nuevo papa es conducido a la Sala de las Lágrimas, una pequeña habitación ubicada junto a la Capilla Sixtina. Este espacio, llamado así porque ha sido escenario de emoción y lágrimas por siglos, está cuidadosamente preparado desde días antes con todo lo necesario: tres sotanas blancas de diferentes tallas, sobrepelliz, muceta morada, estola púrpura con bordados dorados, así como zapatos, fajines, cordón y una cruz dorada.
En este lugar, el elegido se viste como pontífice por primera vez y puede tomar un momento para rezar, reflexionar o desahogar la tensión acumulada.
¿Cómo se presenta el papa al mundo?
Cada papa decide cómo aparecer ante los fieles por primera vez. Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) usó esclavina y estola, mientras que Francisco (Jorge Bergoglio) sorprendió al mundo al salir solo con la túnica blanca y la cruz al pecho, sin más ornamentos.
El encargado de anunciar la elección es el cardenal protodiácono, actualmente el francés Dominique Mamberti, quien pronuncia la famosa frase en latín:
“Annuntio vobis gaudium magnum; habemus papam” (Os anuncio una gran alegría: tenemos papa).
Seguidamente, el nuevo papa imparte su primera bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) desde el balcón central de la basílica. En años recientes, también ofrece un breve discurso en italiano, tradición que comenzó con Juan Pablo II en 1978.
Días posteriores: instalación y símbolos del poder papal
Luego de su presentación, el papa se instala temporalmente en la Casa Santa Marta, donde también vivió Francisco por decisión personal, rechazando el lujoso Apartamento Papal.
Días después recibe el Anillo del Pescador y el sello papal, símbolos únicos de su pontificado. Ambos son destruidos al final de su mandato para evitar su uso indebido.
Finalmente, entre una y dos semanas después de la elección, el nuevo papa celebra la misa de inicio del ministerio petrino en la Plaza de San Pedro, ante miles de fieles. En 2013, el papa Francisco celebró esta ceremonia el 19 de marzo, solo seis días después del cónclave.
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