La sentencia sobre “el gran hermano”
El problema el Gran Hermano denunció hechos de nepotismo y corrupción en la contratación pública del anterior gobierno que todavía tiene cola. Luego de 8 años no concluye. El presidente anterior se sintió ofendido. Pidió que la Comisión de Participación Ciudadana creara una veeduría para examinar información y emitir informe.
Se escogieron cuatro de treinta. El exmandatario creyó que la veeduría lo favorecería. No fue así. El informe concluyó que él sabía que su hermano tenía contratos con el Estado. Se disgustó e inició juicio por falso testimonio. Con el control de la fiscalía y tribunales, los veedores fueron sentenciados a un año de prisión. Todos firmaron, pero solo dos fueron juzgados. Jamás esperaron que esa colaboración ciudadana los llevara a la cárcel por decir la verdad.
Los veedores apelaron. Pero la pena fue ratificada por una jueza de la Corte Nacional de Justicia. Se detuvo a uno. El otro dice que no huirá porque lo que ellos dicen en el informe es verdad. Esto llama la atención. Pues quienes creyeron que podían contribuir como responsables ciudadanos, emitiendo conclusiones sobre esos hechos públicos los llevaría a los juzgados. Esta ratificación de sentencia deja como lección que quienes encuentran certezas, verdades y las denuncian o ponen en un informe, pueden terminar en prisión porque fiscales, tribunales y funcionarios que están a cargo de la justicia no la imparten bien.
Según el informe, el primer responsable del ocultamiento es el Consejo de Participación Ciudadana. Textualmente señala que: “Sus acciones se ven limitadas por circunstancias políticas. Sin voluntad de promover participación, no existe un poder sancionador real, a pesar de que la veeduría solicita documentos certificados a los distintos organismos, los principales de estos han hecho caso omiso de nuestras solicitudes y a pesar de que la Ley de Transparencia y Acceso a la Información lo obliga, hemos tenido en algunos casos que esperar hasta un año para recibir los documentos”.
La lección que deja: ningún ciudadano querrá ser veedor de cualquier hecho y proceso en el que estén implicados gobernantes, líderes y políticos. La sentencia puede ser entendida como uno de los tantos velos de impunidad en la que se castiga al que dice la verdad y se deja libre al culpable y corrupto.