ANDRÉS ARAUZ EN BOLIVIA
Bolivia. En la tarima que compartió con Evo Morales y Jaime Vargas, el correísta se dedicó a sacar selfis.CORTESÍA

Instantáneas electorales: Lasso y Arauz, desnudos en la tarima

A la hora de fijar el nivel del discurso, el candidato de CREO pone el listón a ras de suelo. El del correísmo comparte tablas con un golpista y deja que la revolución se le suba a la cabeza

LASSO SE CONVIERTE EN EL SER QUE ODIÓ

1. La primera vez que Guillermo Lasso pronunció la palabrota, fue en un contexto irreprochable. Había visto el eslogan de campaña de Álvaro Noboa, que apelaba al quechuchismo de los ecuatorianos para arrancarles el voto, y encontraba intolerable semejante falta de respeto a la seriedad de las instituciones democráticas: “Vota por Alvarito, ya qué chuchas”. Indignado, el candidato de CREO arremetió contra Noboa y, por mal que le sonara, repitió la frase varias veces. Hombre recatado y formal al extremo de vestir jeans planchados con raya en medio, la doble ‘ch’ debió quemarle en la boca como un petardo.

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Enseguida se armó el alboroto. En las redes sociales aclamaron el exabrupto como quien festeja una flatulencia: Lasso dijo “qué chuchas”, viva la fiesta. La intención de la frase, el contexto en el que fue pronunciada, el mensaje del que formaba parte, la crítica a Álvaro Noboa por convertir la política en un descarado ejercicio de quechuchismo, todo eso se olvidó. Peor que olvidarse: se ignoró desde el primer momento. De todo un discurso de varios minutos perduró solo un segundo con tres décimas: lo que se tarda en decir “qué chuchas”. Ese segundo con tres décimas se editó, se recortó, se amplificó, se encadenó, se musicalizó, se rapeó, se repitió hasta el hartazgo.

A Lasso le cayó de perlas. Quedó fascinado. Pronto se acostumbró a la palabrota, se encariñó con ella y empezó a despacharla aquí y allá con una puerilidad que da ternura. Descubrió que pronunciarla reditúa, y decidió pasar de la crítica del quechuchismo a su metódico ejercicio. Mediaron, sin duda, oportunos consejos de los asesores de imagen. Ni Donald Trump, reputado de agresivo populista, se permite un WTF en público. Lasso, en cambio, ya llevó su nueva personalidad a las tarimas, con el efecto esperado: sonora ovación de las masas.

Ocurrió en Letamendi. A su lado, el líder socialcristiano Jaime Nebot, su aliado, aplaudió también. Para no perdérselo: Lasso dice “qué chuchas” y Nebot aplaude. Tan entusiasta adscripción al estilo populista por parte de un candidato que prometía otra cosa, parece ser la justa medida del nivel al que podemos aspirar en el discurso político y la mejor explicación gráfica de por qué tantas cosas han ido tan mal durante tanto tiempo.

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ANDRÉS ARAUZ SUEÑA SUEÑOS DE PERRO

2. Un viejo chiste del viñetista Chumy Chúmez decía que dos líneas paralelas acaban por juntarse si son presentadas por un amigo común. Así con el candidato correísta, Andrés Arauz, y el líder golpista Jaime Vargas: sus caminos discurrieron paralelos y equidistantes desde octubre del año pasado y acaban de confluir en la tarima de Evo Morales en Bolivia. El candidato y el golpista resulta que se encuentran en el mismo lado. ¿Alguien tenía alguna duda?

Arauz en Bolivia: compartió entrevista radial con el recién investido presidente Luis Arce, en el medio militante La Pizarra; se reunió con el mandatario argentino, el peronista Alberto Fernández, y con el vicepresidente de España, el podemita Pablo Iglesias; se fundió en un abrazo titánico de dimensión continental con Evo Morales… Para todos ellos, Arauz es la encarnación de la esperanza para una región que retoma la senda de la Historia con mayúsculas. Arauz responde con lo que se espera de él: promesas.

Él pondrá la formidable industria automotriz y de transporte eléctrico del Ecuador al servicio del desarrollo estratégico de la región. Se lo ofreció a Luis Arce y al mundo en la entrevista con La Pizarra. Junto con las baterías de litio de fabricación boliviana, la industria ecuatoriana del transporte eléctrico integrará una cadena de valor que contribuirá a crear una nueva Sudamérica. Se trata, sin duda, de la industria concebida por el extitular de la Senescyt René Ramírez y desarrollada por Yachay Tech en alianza con el consorcio Tesla-HP, que tanto dio de qué hablar al mundo.

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Con el presidente Fernández y su equipo (una decena de personas) Arauz posó para la foto. Ocupa el centro del grupo y su expresión corporal es un libro abierto. Tieso como un gallito, con los brazos rígidamente colgados por delante de su cuerpo, sin saber muy bien qué diantres hacer con las manos, Arauz saca pechito como si quisiera parecer más grande. Tan luminosa es su sonrisa que brilla por detrás de su barbijo y se convierte en el rasgo dominante de la foto. Quizá pierda Arauz las elecciones, pero el cielo lo tocó ya con ambas manos.