
Pandillas: el dilema de la Pacificación
Reinsertar a pandilleros en la sociedad a través de las oportunidades laborales y económicas es necesario.
Rafael Correa pactó con las pandillas. Este es el razonamiento que impera al analizar el proceso de 2009 a 2016 de pacificación de pandillas como los Ñetas o los Latin Kings. Todo se reduce a una visión ideológica sobre buenos o malos. Sin embargo, en un Ecuador sumido en la violencia criminal, que incluye más de 7.000 homicidios y más de 350 toneladas de drogas incautadas en 2024: ¿es posible un verdadero proceso de pacificación con las pandillas?
(No te pierdas: Fiscalía confirmó el inicio de una investigación contra Ronny Aleaga por secuestro)
Luis Córdova, profesor e investigador en el programa Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central, responde con otra pregunta: ¿Con quienes? Explica que actualmente hay pocos estudios que aborden el fenómeno de las pandillas juveniles. “Hay que partir de dos elementos, el primero es el riesgo moral que implica un proceso de pacificación y el segundo es el grado de conocimiento que tiene el Estado sobre la dinámica pandilleril y criminal. En ambos lados lo veo muy difícil por el contexto”.
Córdova dice que la idea posicionada, de que el correísmo es igual a crimen organizado, hace que una iniciativa por la pacificación pueda ser leída como un apoyo a ese partido. Sobre el conocimiento, sostiene que las autoridades desconocen por completo este fenómeno.
Una mancha en el proceso de pacificación
La mancha más grande en el proceso de pacificación tiene nombres y apellidos: Leandro Norero, un narcotraficante sanguinario, y Ronny Aleaga, exasambleísta del correísmo y miembro de los Latin Kings. Sus actuaciones, que para la Fiscalía son mafiosas, quedaron registradas en el caso Metástasis.
Aunque estos sean los casos más emblemáticos, Córdova reconoce que sí hubo aciertos. “Fue bueno haber entendido que las pandillas son un fenómeno social y cultural. El pandillerismo aparece como una forma de dar reconocimiento a jóvenes que viven en zonas marginadas y que el Estado tiene el deber de buscar su incorporación a la sociedad fue un acierto”.
El Banco Mundial, en un informe de 2018, también reconoce la eficacia de los procesos de pacificación para la reducción de la violencia y la reinserción social y al mismo tiempo advierte los riesgos.
“Hay abundante evidencia de que un proceso de pacificación que no venga acompañado de políticas públicas, sobre todo de desarrollo socio económico, es decir la creación de oportunidades o políticas para la reducción de la violencia, puede generar una mayor espiral de violencia”, indica Renato Rivera Rhon, analista de Crimen Organizado.

El experto reconoce que un proceso bien llevado puede “acompañar a la reducción de la violencia (...)”. Pero en este 2025 Ecuador no estará listo. “No se puede llevar un proceso de pacificación porque la lógica de las pandillas se ha modificado, la mayoría son grupos criminales y tiene una infiltración en las FF.AA. y hay un proceso de fragmentación criminal”.
Un cambio en la lógica de las pandillas
Ecuador tenía hasta 2020 unas redes de crimen organizado altamente jerárquicas y estructuradas. En la punta de la pirámide estaban los “capos”, “patrones” o líderes máximos. En la parte media, las bandas delictivas con sus cabecillas y en la base se ubican las pandillas juveniles. Hoy un informe de la Policía señala que en las pandillas también hay “objetivos de mediano valor” y “con un rápido acceso a armas de fuego” y que las relaciones criminales son fuertes.
¿Qué no se debe volver a repetir? Córdova y Rivera dicen que el peor desacierto en la pacificación del correísmo fue la instrumentalización política de las pandillas, una vez legalizadas, en un intento de cooptar todas las organizaciones sociales. Fue así como los Latin Kings llegaron a firmar su proceso de afiliación a las juventudes del partido Alianza PAIS.
Pobreza, violencia y falta de oportunidades
Contrario a lo que se cree, el gobierno del expresamente prófugo, Rafael Correa, no comenzó el proceso de pacificación. La primera experiencia que se conoce, según Renato Rivera, se llamó Barrio de Paz, una iniciativa de la Municipalidad de Guayaquil de la administración de 2006.
Nelsa Curbelo lideró un proceso social de acercamiento de pandillas, cuyos integrantes aprendieron varios oficios. Se trataban de adolescentes y jóvenes de hasta 25 años que provenían de familias desestructuradas, que convivían con la violencia intrafamiliar, el consumo de drogas, la pobreza y la falta de estudios.
Al llegar Correa al poder, en 2007, se aplicó esta política que duró hasta 2016. Los ministerios de Educación, Inclusión, Interior, Gobierno, etc, firmaron acuerdos con los líderes de pandillas como Ñetas, Lating Kings, Viuda Negra, Masters, Block, y otros. En estas mesas participó un joven Leandro Norero, que era un integrante de los Ñetas, pero no tenía un rol protagónico. De hecho, el vocero en 2009 era José Luis Noboa González, de 33 años.
El 26 de mayo de 2009, en medio de la paficicación fue asesinado con 20 tiros de ametralladora en el barrio La Floresta, en el sur de Guayaquil. El Comercio publicó una nota al respecto y en la foto de la noticia aparece Norero. Se indica que unos días antes acudieron al Ministerio de Gobierno a una reunión.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!