Gaitán Villavicencio | La derrota exige cambios reales
El triunfo en la consulta no pertenece a ningún partido político, ni a una dirigente bailarina de tarima
Los resultados electorales del referéndum y la consulta son tan apabullantes que el proponente debe tomar un conjunto de decisiones políticas y resoluciones legales para enrumbar la nave del Estado, pero siempre teniendo en cuenta los intereses de los ciudadanos y los objetivos nacionales de desarrollo económico, seguridad y democracia.
En este escenario nacional poselectoral, donde se ha producido un cambio en la ciudadanía, es necesario que el oficialismo tenga presentes los siguientes indicadores: el No ganó en 23 de las 24 provincias del país y en 202 de los 222 cantones, a nivel de los territorios; en Manta, donde se localizó el FOL estadounidense el No registró el 73 % de la votación -los electores sí tienen memoria histórica de los desafueros de los militares extranjeros-; la excesiva represión y militarización generó repudio en los pueblos afectados y peor en un contexto de protesta social como en la sierra norte, donde el Gobierno arrasó en el balotaje; el clientelismo como instrumento de cooptación -con bonos, tractores, etc. -no funciona en lugares en situación de movilización social porque son tomados como compras de conciencias; la victoria del No es de la ciudadanía, de los movimientos sociales, del retiro estratégico de la Conaie. El triunfo en la consulta no pertenece a ningún partido político, ni a una dirigente bailarina de tarima. Pero las reacciones del Gobierno no han sido las más adecuadas hasta ahora, como: reconocen la pérdida pero no la dimensión de la derrota, tanto desde el Ejecutivo como del Legislativo; Noboa y Olsen no han explicado convenientemente a la ciudadanía qué significa “…los ecuatorianos que quieren que sigamos trabajando con las herramientas que tenemos en este momento”, como declaración única; la crisis de gabinete se percibe como reacomodo de personajes reciclados que no convencen, como el impedido radiodifusor Álvaro Rosero para ministro de Gobierno, y posterior reemplazo por la asambleísta oficial Nataly Morillo; el presidente optó por marcharse a EE.UU., a dar explicaciones al secretario Rubio y a la directora del Homeland Security, en lugar de al pueblo ecuatoriano. Debería recordar el oficialismo el caso de Milei derrotado electoralmente.