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Manifestación. Miembros de comunidades indígenas participaron en una de las marchas, en Quito.HENRY LAPO

Sin obras, cualquier intento del gobierno de Lasso para contentar será infructuoso

Analistas señalan el camino que el presidente Guillermo Lasso debe tomar. A la par de atender las necesidades básicas, se debe entablar más diálogos

Un camino angosto y sin muchas opciones tiene el presidente Guillermo Lasso para recuperar la credibilidad de la mayoría de ecuatorianos y ganar gobernabilidad para los tres años restantes de su mandato. Su imagen quedó desgastada después de que los resultados del plan de vacunación quedaron lejos de la coyuntura política actual, además de la falta de obras visibles, la escasez de medicinas en hospitales, el desempleo en la población de jóvenes y adultos que superan los 30 años, la inseguridad por la delincuencia común y el crimen organizado, entre otros temas pendientes, concuerdan analistas consultados por EXPRESO.

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Jorge Loor, máster en Comunicación Política y Campañas Electorales por la Universidad Complutense de Madrid, sostiene que después de los 18 días de tensión política por el paro indígena, Lasso debe enfocar sus siguientes pasos, particularmente, en dos frentes: entablar diálogos con sectores de oposición y con quienes también tiene coincidencias; y gobernar, con la ejecución de obras cercanas y tangibles al pueblo.

“En la medida que él empiece a marcar esa hoja de ruta clara, que no sabemos qué va a construir en temas de salud, vialidad, políticas para ancianos, niños, él recuperará poco a poco ese espacio y podría ir ganando apoyo popular y político”, sostiene Loor.

Esa necesidad de obra pública de la que habla el analista, se evidencia aún más en zonas alejadas del país, como en el Oriente, donde se registraron hechos violentos días atrás. Tras la firma del acta del cese de las protestas, Mónica Chuji, directora adjunta de la organización Indigenous Peoples Rights International (IPRI), y exsecretaria de Comunicación en el gobierno de Rafael Correa, mencionó al presidente Lasso en un tuit, en el que le dijo que los hospitales de la Amazonía, región de donde sale el petróleo, son una pena: “Dotándoles de medicinas a los hospitales y poniendo al menos un especialista en provincia, ya sería un paso”.

Loor añade que una vez que las políticas públicas o proyectos se concreten, el Gobierno también debe cuidar las formas de su comunicación, para que el mensaje llegue con claridad tanto al ciudadano más joven como al adulto mayor.

A la par de buscar soluciones a las necesidades de la ciudadanía, que deben ser aterrizadas a la realidad y capacidad de los recursos del Estado, Carolina Curvale, doctora en Ciencias Políticas de la Universidad de Nueva York, considera que el Gobierno debe tener una actitud propositiva de diálogo transparente no solo con sectores sociales, sino también con las tiendas políticas de oposición, incluso con las más distantes en términos ideológicos, como la Unión por la Esperanza (UNES), que responde a las órdenes del expresidente Rafael Correa.

“La política es negociar, es diálogo. Ninguna agenda se puede imponer de forma completa y hay que reconocer los argumentos de las partes, como en el conflicto que hemos visto en estos días. No te digo negociar bajo la mesa, no, (sino con) acuerdos políticos, que son el corazón de toda democracia”, explica Curvale.

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Esa forma de trabajo, agrega, se debe implementar de manera orgánica y no por asuntos puntuales. “Las negociaciones de las normas se producen así y no por eso es menos legítimo. Cada uno de los grupos que están representados tratará de ser fiel a sus representados y hay que ser flexibles”, precisa.

Para que esos acercamientos sean acertados y la representación del Gobierno sea la más correcta, Fránklin Ramírez, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), cree que es necesario ajustar los perfiles de quienes lideran los ministerios relacionados con los sectores políticos y sociales.

“Tiene que haber un gabinete que vaya en consonancia con un cambio en las políticas, que deben estar más al centro. (Se debe) poner gente que refleje otra orientación de la política económica. Los ministros han quedado desgastados, no aparecen, no dan señales”, advierte el analista político, quien insiste en que el modelo de gobierno debe ser redireccionado y cumplir con los acuerdos ya establecidos, para evitar un futuro estallido social, algo que está latente, porque el último paro dejó heridas abiertas.