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Nadar una milla
Fotografía cedida por la Organización PEW en la que se ve a la nadadora Barbara Hernández durante su hazaña de atravesar las frías aguas de Magallanes, EFE/  Organización PEW

Nadar una milla en agua helada como grito de protección del mar y Antártica

Con este acto se pide a la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, conservar estos recursos ante la crisis climática

La nadadora chilena de aguas gélidas Bárbara Hernández recorrerá una milla (1,6 kilómetros) cerca de la costa de la Antártica para lanzar un grito de protección del continente helado y el mar austral y reclamar así mayores esfuerzos a nivel mundial para luchar contra la crisis climática.

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"Este hito deportivo es una oportunidad para poder hablar de cambio climático, de la importancia del cuidado de los océanos y de la necesidad de que en la Antártica existan zonas marítimas protegidas", expresó a EFE la nadadora chilena, conocida como "la sirena de hielo".

Con el reto, apoyado por la Antarctic and Southern Ocean Coalition (ASOC) y la Armada de Chile, entre otros, Hernández quiere también pedir a la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos que vote a favor de la creación de nuevas áreas marinas protegidas en el continente.

La nadadora se sumergirá en aguas gélidas del mar austral a lo largo de esta semana, cuando estén las condiciones climáticas, para nadar más de 1.500 metros sin traje de neopreno que la proteja de las bajas temperaturas, que no llegan a un grado Celsius, poniendo al límite la resistencia de su cuerpo.

Antes de lanzarse al mar helado, Hernández visitará la Península Antártica y las bases chilenas gestionadas por la Armada de Chile en isla Rey Jorge, para grabar un documental que explique el valor del territorio antártico y la fauna que lo habita.

 

Hernández empezó hace 20 años a nadar en aguas abiertas y hace ocho se empezó a especializar en temperaturas y condiciones cada vez más extremas, hasta ser experta en mares gélidos.

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"Los años de preparación previa es lo que me permiten hoy en día decir que sí, que voy a nadar en la Antártica,", defendió.

La deportista remarcó que, más allá del reto físico, la prueba es muy mental, y que el entrenamiento es imprescindible para que uno se sienta cómodo en condiciones extremas tan dolorosas, sobre todo considerando la hipotermia.

"Entrenamos muchas horas en piscinas y en aguas frías para jugárnosla a completar el desafío si las condiciones lo permiten", dijo.