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calle de Bagdad
Un hombre pasa por una calle de Bagdad con carteles electorales. Irak celebra elecciones generales del 11 de noviembre.EFE

Irak elige un nuevo Parlamento en un momento clave para la región

Una jornada electoral marcada por el desencanto popular, la sombra de un boicot y la mirada atenta de Irán y EE. UU.

Los iraquíes votaron este martes, 11 de noviembre de 2025, para elegir un nuevo Parlamento en un momento crucial para el país y para la región, unas elecciones seguidas de cerca por Irán y Estados Unidos.

Irak ha gozado de una inusual estabilidad en los últimos años, mientras intenta superar décadas de guerra y represión bajo el régimen de Sadam Husein, y los estragos de la invasión liderada por Estados Unidos que lo derrocó.

No obstante, este país de 46 millones de habitantes sufre de infraestructuras y servicios públicos deficientes, además de una corrupción endémica.

Muchos iraquíes han perdido la esperanza en la política y ven los comicios como una farsa que solo beneficia a las élites y las potencias regionales. Los electores deberán elegir a los candidatos que ocuparán los 329 escaños del Parlamento.

En el panorama político no hay nuevos liderazgos y los tradicionales representantes de las comunidades chiitas, sunitas y de los kurdos siguen en primera línea.

"Cada cuatro años ocurre lo mismo. No vemos caras jóvenes ni nuevas energías" capaces de "lograr un cambio", lamentó el estudiante universitario Al Hasán Yasin.

Las urnas cerraron a las 18H00 (15H00 GMT) y está previsto que los resultados preliminares sean publicados unas 24 horas después.

Un indicador importante puede ser la tasa de participación, pero la Comisión Electoral no ha informado todavía sobre la afluencia.

Minutos después de la apertura de los centros electorales, varios dirigentes políticos habían votado en el lujoso hotel Al Rasheed de Bagdad.

Pero cuatro horas más tarde, periodistas de AFP reportaron una participación baja en varias ciudades.

¿Boicot?

En Bagdad, las calles adornadas con afiches electorales se veían mayoritariamente desiertas, salvo por la presencia de personal de seguridad, aunque había votantes en los centros electorales de algunos barrios.

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Más de 21 millones de personas son elegibles para votar para los 329 escaños en juego, pero hay temor de que la participación sea menor al 41% alcanzado en las elecciones de 2021.

Desde la invasión en 2003 de las fuerzas lideradas por Estados Unidos que derrocaron a Husein, un sunita, la mayoría chiíta de Irak, oprimida durante mucho tiempo, se mantiene en el poder y la mayoría de los partidos mantienen vínculos con Irán.

Por convención, desde la invasión un musulmán chiíta ocupa el cargo de primer ministro, y un sunita el de presidente del Parlamento, mientras que la presidencia, en gran parte ceremonial, recae en un kurdo.

Las elecciones están marcadas por la ausencia del influyente clérigo chiita Moqtada Sadr, que instó a su congregación a un boicot, lo que puede mermar aún más la participación.

Sadr acusó a la clase política de ser "corrupta" y negarse a ser reformada. Una persona de su círculo llamó el lunes a sus millones de seguidores a quedarse en casa y hacer de la jornada electoral "un día familiar".

"Por amor y obediencia, voy a boicotear la elección siguiendo las órdenes" de Moqtada Sadr, relató Hatem Kazem, de 28 años, que cerró su tienda y piensa tomarse el día libre.

"Hacemos un boicot para lograr un cambio", afirmó. "No tenemos buenos hospitales ni escuelas. Lo único que queremos es ser como otros países".

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A pesar del escepticismo, más de 7.740 candidatos, casi un tercio de ellos mujeres, se postulan para integrar el Parlamento.

Solo 75 independientes concurren, bajo una ley electoral que los críticos consideran que favorece a los partidos más grandes.

El primer ministro chiita Mohamed Shia al Sudani, que aspira a un segundo mandato tras haber gobernado bajo la bandera de la estabilidad y la reconstrucción, probablemente obtendrá una victoria significativa.

Sudani llegó al poder en 2022 gracias a una alianza gobernante de partidos y facciones chiítas vinculados a su vecino Irán. El dirigente ha hecho hincapié en su "éxito" al mantener a Irak relativamente indemne de la inestabilidad en Oriente Medio.

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