
Descubre el Museo Cerralbo: una joya del arte y la historia en el corazón de Madrid
El lugar tiene 50.000 objetos que incluyen antigüedades, esculturas, mobiliario, arte, etc
El Museo Cerralbo, una de las joyas menos conocidas de Madrid, a pesar de haber cumplido ya cien años de existencia fue el gran legado de un gran coleccionista, historiador y pionero de la arqueología que fue Don Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo. Con visión de futuro, a su muerte dejó su importante legado al Estado español para evitar que se dispersaran sus piezas, concentrándolo en un museo estatal.
Está situado en el madrileño barrio de Argüelles, creado a mitad del siglo XIX, un tranquilo barrio de antiguos palacios y conventos, residencia de novelistas, poetas y profesores.
Es uno de los pocos palacios decimonónicos que todavía conserva su decoración original y por sus más de 50.000 objetos que incluyen antigüedades, esculturas, mobiliario, artes decorativas, tapices, cristales, instrumentos musicales, relojes, dibujos y pinturas, entre las que sobresalen grandes nombres como Goya, Zurbarán, El Greco, Tintoretto o Alonso Cano.
El marqués de Cerralbo legó al Estado todas sus colecciones, parte del edificio y rentas suficientes para sostener el futuro museo. Las obras del edificio y del templete anexo se iniciaron en 1883 y diez años después lo inauguró la familia Cerralbo Villa-Huerta hasta que en 1927 muere Amelia del Valle, hijastra del marqués, y último miembro del núcleo familiar.
(Los invitamos también a leer: España activa el registro de viajeros en medio de críticas )
Se cumplía así la voluntad de Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, aristócrata y máximo representante del Partido Carlista, (partidarios del hermano del rey Fernando VII, Carlos, al morir aquel y no de su hija Isabel) toda una personalidad de la época, senador vitalicio que destacó como coleccionista de arte, historiador y pionero de la arqueología española en las más de 150 excavaciones que organizó. Con él cambió la concepción del coleccionismo y la arqueología.
Muy cercano al Palacio Real, al Templo egipcio de Debod, al Parque del Oeste y a la céntrica plaza de España en la tranquila calle dedicada al gran arquitecto de Madrid del XVIII, Ventura Rodríguez , el palacio se levanta tras una gran puerta de entrada con un amplio zaguán que nos conduce a la escalera de honor. Unas magníficas paredes decoradas de estuco de colores con motivos heráldicos nos acompañan a nuestro paso.
Al llegar al piso principal nos encontramos con una armoniosa sucesión de espectaculares salones, salitas, despachos o zonas de paso, por las que podemos imaginar cómo vivía una familia de marqueses de finales del XIX y principios del XX.
Cómo y cuándo arrancó este museo, hoy centenario
Cabré, director vitalicio del museo y uno de los arqueólogos más importantes de entonces fue además el artífice de uno de los pilares del Museo: el inventario general de 1922, gracias al cual favoreció la conservación de las piezas, evitando su expolio en los años de guerra y posguerra. Era una época en la que el director del museo vivía en el palacio junto a su familia y lo hizo hasta el final de la Guerra Civil. Cabré protegió la colección a riesgo de su propia vida, ya que no abandonó la casa pese a que el frente se encontraba a pocos metros de distancia.

"En la Casa de Campo y al otro lado del río estaba colocada toda la artillería de los sublevados". "El barrio, al final de la contienda, resultó muy dañado, pero el museo se mantuvo y eso tuvo que ver con la labor responsable y valiente de Cabré, que se quedó allí y lo custodió", comenta Carmen Jiménez Sanz, directora del museo:
La hija de Cabré Aguiló, Encarnación Cabré, inundada de la pasión por la historia de su padre y por el entorno privilegiado en el que vivió, se convirtió en la primera mujer licenciada en Arqueología y la primera que ejerció como tal en España.
Peso tuvo también en la historia del museo el papel de su esposa, la marquesa de Cerralbo, Inocencia Serrano y la de sus hijos Antonio y Amelia del Valle Serrano, marqueses de Villa-Huerta, hijastros del marqués, ya que eran hijos de un matrimonio anterior de la marquesa.
El marqués era "un hombre generosos preocupado por la cultura, parte de los anhelos de su mujer de sus hijos, le encantaban los relojes, los instrumentos de finales de la década de1920" resalta la directora.
A los marqueses de Cerralbo le gustaba la pintura barroca española, la numismática, y todos los objetos que estén relacionado con la belleza, los relojes, los instrumentos musicales, jarrones, muebles, telas y tapices, lámparas de murano, muebles de varios estilos, barrocos y neoclásicos, todo lo propio de una familia rica y destacada de la época amante del arte.

La primera estancia alargada es la zona dedicada a la Armería con techos de artesonado de estuco pintado con los trece escudos nobiliarios del Marqués y la superposición de más de 400 piezas entre panoplias, armas y armaduras, colocadas a modo de sala de armas medievales.
La Sala del Baño pensada más para la exhibición de la aparatosa bañera de mármol que para el uso, puesto que el aseo personal se realizaba en las alcobas con decoración neo-árabe y con objetos procedentes de todo el mundo, propio del gusto por lo exótico heredado del Romanticismo.
El Salón Estufa, con piezas prehistóricas, vasos griegos y armas íberas, todo ello mezclado con otras piezas artísticas
El Pasillo de dibujos, zona antiguamente comunicada con la cocina en el sótano a través de la escalera interior, permitía el acceso de los sirvientes para atender el comedor. Colección de dibujos de artistas italianos, franceses y españoles, que en la actualidad, por motivos de conservación son reproducciones.
El Salón de Columnitas con el techo pintado o Salón de Baile, decorado por Máximo Juderías Caballero (1867-1951) y el Salón Vestuario. Se combinan columnas de mármol y ágata coronadas por figuras egipcias, etruscas, romanas y modernas, mientras que las paredes están cuajadas de cuadros, muchos de la escuela barroca madrileña.
La Salita Imperio, o tocador de la Marquesa, redecorado como gabinete de damas en 1900, cerca del Comedor de Gala sería el lugar de encuentro y confidencias de las damas que con sus grandes espejos, porcelanas y mobiliario emula los palacetes franceses de finales del XVIII y p.XIX, desatacando piezas como la lámpara y el velador de malaquita de los Urales.
El Comedor de Gala, con una mesa en madera de caoba y nogal para veinticuatro comensales. Era usado preferentemente de noche y combinaba la iluminación, velas, lámpara de gas y bombillas. En las paredes pintura naturalista, bodegones y floreros de los siglos XVII al XIX, con una colección de instrumentos musicales de Adolphe Sax, creador del saxofón.
Un extenso patrimonio el del Marqués de Cerralbo que abarca también otro, mucho menos conocido, el palacete de Santa María de Huerta, la finca de recreo que la familia tenía en Soria.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!