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Iza- Conaie- demandas
Ritual. El presidente de la Conaie, Leonidas Iza, captado en gesto simbólico religioso antes de obrar el milagro de la multiplicación de las demandas.API

Se multiplicaron las quejas, ¡Milagro!

Análisis. Diez eran las demandas históricas de la Conaie. Ahora aparecen con 19. Y la primera de esas 19... ¡son las diez anteriores!

No apoyará a ningún candidato la Conaie. ¿No lo hará? ¿Eso dijo Leonidas Iza? Sí, pero con él nunca se sabe. Y él (digan lo que digan aquellos que siguen hablando de procesos de democracia interna porque se creyeron el cuento de que las asambleas son espacios democráticos), él lleva la voz cantante de la organización que preside. “En esta segunda vuelta electoral el movimiento indígena no se posicionará con ninguno de los candidatos”, dijo este miércoles al concluir el Consejo Ampliado convocado para tal efecto. Parece claro: “En esta coyuntura posicionamos nuestra agenda de lucha”, especificó. Es decir, las diez reivindicaciones que enarbolaron durante el levantamiento de junio de 2022. “En los próximo días -continuó- necesitamos instalar (esa agenda) en la sociedad y escuchar también de los presidenciables. Y así también, en los días inmediatos a la segunda vuelta, tomaremos una postura”. Entonces ¿en qué quedamos?

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Si a Leonidas Iza no se le entiende la mitad de lo que dice la mitad del tiempo, no es por su deficiente manejo de la lengua castellana, sino por su persistente aplicación de un sinuoso sistema verbal que le permite decir cada cosa reservándose siempre un abanico de coartadas semánticas para no hacerse cargo de lo dicho. Siempre hay el riesgo de malinterpretar a Iza por la sencilla razón de que es imposible interpretarlo. Esta condición del lenguaje hace de la Conaie un ente irreductible al diálogo. ¿No obtuvieron, en sus mesas de conversación con el Gobierno, la condonación de las deudas con BanEcuador por 60 millones de dólares en beneficio de 26 mil familias? ¿No se alzaron con la administración del sistema de educación intercultural bilingüe con un presupuesto de 133 millones? Pues siguen exigiéndolo como si no se hubiera llegado a acuerdo alguno: más montos, más presupuesto, más. ¿Eran 10 demandas? Ahora son 19. Y la primera de esas 19… ¡Son las diez anteriores! O sea que son 28. ¿O cuántas? Y cada vez que Iza habla de ellas da por descontado que el país entiende que se refiere a las diez más las 19, más las que vengan. A esa forma de dar la espalda a la realidad inventándose una nueva a cada paso Iza llama “resistencia”.

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Resistir, para la Conaie, es no hacerse cargo de la situación de la República como no sea para empeorarla. Eso son las 19 demandas (o 28, o las que fueran) que la organización se da el lujo de presentar, con carácter coactivo y obligatorio, a un país agobiado por un déficit inmanejable y situado a las puertas de un fenómeno de El Niño con visos de tragedia. Para entenderlas podemos clasificarlas en cuatro grupos.

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El primero contempla medidas no sujetas a negociación, cuyo efecto inmediato e inevitable sería la reducción de los ingresos del Estado. O sea: la ampliación del déficit en una proporción que la Conaie ni siquiera se toma la molestia de calcular. Entre esas medidas figuran el cierre de las actividades extractivas, petroleras y mineras, la renuncia a los planes de austeridad, la disminución de impuestos, el abandono de procesos de privatización en marcha, como el del Banco del Pacífico y una política tan radical en esta materia que no admite ni siquiera la concesión de las carreteras.

Un segundo grupo contiene exigencias que implican un incremento del gasto público al que tampoco le han puesto números, pero que no es pelo de cochino. Lo primero es el congelamiento del precio de los combustibles en un nivel menor al actual, o sea el aumento del subsidio correspondiente. Luego, el fortalecimiento (“recuperación, potenciación y financiamiento”) del sistema de salud); el mejoramiento del sistema de educación, incluyendo la recuperación de infraestructura pública; la adopción de un sistema de incentivos a la producción agrícola; el pago de la seguridad social… Descontando el primero de estos puntos (el subsidio a los combustibles fósiles, incompatible con la propuesta de dejar atrás el modelo extractivista), todos los demás son parte de las obligaciones ineludibles del Estado, exigibles siempre y cuando haya plata; cuando no, cabe demandar una política que establezca prioridades y, en el mejor de los casos, no desmantele lo existente. Pero exigir crecimiento en tiempos de contracción sin siquiera mostrarse dispuesto a renunciar a los beneficios políticos de un subsidio, y todo bajo la siempre latente amenaza de la violencia, es la irracionalidad como política pública.

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Pero la Conaie llega aún más lejos: un tercer grupo de demandas busca bloquear incluso la capacidad del Estado para tomar decisiones legítimas de política económica: los tratados de libre comercio que persiguen competitividad internacional; las reformas laborales que permitirían aumentar el número de empleos mediante la regulación de nuevas formas de contratación… En lugar de negociar los términos de esas políticas, se las rechaza de plano.

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El cuarto y último grupo es una broma. A ese Estado puesto de rodillas ante un déficit incrementado por las exigencias de la propia Conaie, la organización indígena le abre dos risibles ventanas de financiamiento. Estos son los únicos dos puntos que, en lugar de costarle dinero al Estado, se lo dan: la recuperación de “dineros y bienes de la corrupción y el crimen organizado” (como si se pudiera planificar la economía de un país sobre la base de improbabilidades) y el cobro de “las deudas tributarias a los grandes grupos económicos”. En este punto (el número 18 de los 19 de la lista) aparecen las primeras y únicas cifras de un documento hecho de espaldas a la economía real del país que supuestamente quiere transformar: esas deudas al SRI, dice la Conaie, ascienden a 2 mil millones de dólares, de los cuales 88 millones corresponden al grupo Noboa. Queda claro con qué candidato no está Leonidas Iza en estas elecciones.

Desde luego es una declaración política. Busca posicionar la idea de que el neoliberalismo (léase los gobiernos que siguieron al decenio correísta) favorece la evasión de los más ricos; que si tan solo hubiera la voluntad política de cobrarles lo que deben, el déficit sería manejable y hasta una barbaridad irracional como el subsidio a los combustibles fósiles se podría financiar. La Conaie escamotea varias piezas de información clave: para empezar, que el 71 por ciento de esa deuda tributaria se viene arrastrando desde el período 2007-2017, es decir, el decenio konitos, conque no existe una supuesta conspiración neoliberal para favorecer la evasión de los más ricos; luego se omite que la deuda era mucho mayor y se redujo, entre 2020 y 2022, en 1.400 millones que fueron recuperados… ¡por los gobiernos neoliberales! Finalmente, no se dice que el 92 por ciento de esa deuda se encuentra en coactiva: a lo mejor no es por falta de voluntad política que no se ha cobrado sino porque estos procesos, en los que el deudor interpone recursos y revisiones que dilatan las cosas, pueden durar años. Razón por la cual resulta ridículo sugerir, por ejemplo, que basta con cobrar la deuda tributaria de los ricos para cubrir el hueco que produce el subsidio a los combustibles.

Ya se apresuró Andrés Arauz a declarar que el correísmo hace suyas todas las demandas de los dirigentes indígenas. Que las pequeñas diferencias (o sea: cuando los perseguían, los gaseaban y los metían a la cárcel acusándolos de terroristas) han quedado superadas, dijo. Después de todo, cuando se piensa echar mano de la reserva internacional ninguna demanda demagógica resulta excesiva cuando se anda buscando votos a la desesperada. Nomás tendría que decirle a su prefecta Paola Pabón que pare de privatizar las carreteras entre los amigos.

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Finalmente, los guaguas

Después del bochorno de descubrir que ocho de cada diez niños indígenas que llegaron a Quito en las manifestaciones de junio de 2022 estaban desnutridos. Después del escándalo producido por los indicadores de la desnutrición infantil en el país y las iniciativas del Gobierno para combatirla, después de tanto callar, Leonidas Iza incluyó el tema en su lista de demandas. Tras el tema de los subsidios, las diatribas contra el FMI y las críticas al neoliberalismo, en el punto 8, los niños hallaron un espacio.

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