La madrugada del 25 de diciembre, aproximadamente a las 03:00, murió Mila, quien apenas vivió por algo más de tres meses.

Su vida se apagó luego de cuarenta días de haber sido ingresada en un hospital después o de recibir un disparo el 16 de noviembre pasado, como víctima colateral de otro crimen.

Con evidente tristeza, la abuela de la menor comentó a este Diario que su nieta fue operada por quinta vez este último sábado, pero horas después perdió la vida.

“Tenía daños en los intestinos”, dijo la mujer este lunes 26 de diciembre por la mañana, mientras se alistaba para el sepelio de la pequeña, que iba a realizarse en horas de la tarde en el cementerio de Pascuales, parroquia urbana de Guayaquil.

En esa zona de la urbe fue herida la pequeña Mila. Desde hace un par de años, los vecinos de ese lugar viven atemorizados por los atentados entre bandas relacionadas con el tráfico de drogas y otro tipo de delitos. Las balaceras han marcado la vida diaria de esas familias.

Precisamente frente al camposanto donde reposarán los restos de la bebé fue donde ocurrió la desgracia.

Unos sujetos abrieron fuego y producto del hecho violento Mila resultó herida, al igual que su padre y su bisabuelo.

“La caja y lo de la velación me cuestan 180 dólares, pero di un abono de 50 y me quedan pendientes 130”, contó consternada la adulta mayor.

A más de lidiar con la partida de su nieta, ella debe afrontar un gasto para el que no estaba preparada.

OTRAS VÍCTIMAS

El 24 de diciembre pasado, dos menores también fueron alcanzados por balas de un ataque entre bandas, en el cantón Sucre, Manabí.

Una de las víctimas, de 12 años, que fue a comprar comida rápida cerca de su casa, quedó tendida sin signos vitales. El otro menor que fue herido en la espalda logró recuperarse, de acuerdo con los registros oficiales y testigos.