Unos dicen que ganaron por el correísmo, otros aseguran que su triunfo obedece al fracaso de las administraciones anteriores, especialmente a la pésima alcaldía de Cynthia Viteri. Cualesquiera que sean las razones, lo importante es que son las nuevas autoridades de la provincia y de la ciudad más populosas del país y les deseamos que tengan éxito.

¿Quiénes son y qué esperamos de ellos? No los conozco a profundidad, pero conozco sus trayectorias. Marcela Aguiñaga se inició en la política cuando ocupó el Ministerio del Ambiente. Ahí saboreó las primeras amarguras con una glosa que llegaría años después, por la venta de los terrenos de lo que ahora es el parque Samanes, que a la larga terminó en nada, porque en realidad nada encontraron. 

Con esta experiencia llegó a ese trapiche político que le llaman Asamblea, donde solo los más fuertes sobreviven. Metió la pata un par de veces, pero también tuvo lúcidas actuaciones que le permitieron crecer hasta convertirse en la ‘Diosa del Olimpo’ del correísmo. En más de una ocasión ha estado en desacuerdo con el líder de su partido, pero ha sabido mantener la calma y solucionar el impasse internamente sin crear un berrinche público. 

Sagaz, inteligente, carismática, a veces impulsiva y, para mi gusto, demasiado política para el cargo que va a ocupar. Sin embargo, no tengo ninguna duda de sus ganas de hacer bien las cosas y de querer el éxito en la Prefectura del Guayas. Su principal logro lo tiene servido:el dragado. Es solo cuestión de ejecutarlo. Si lo consigue, transformará la vida de los guayasenses porque habrá incorporado el río a la vida y al desarrollo de sus ciudadanos.

• La prefecta

Nombre: Marcela Paola Aguiñaga Vallejo.

Edad: 50 años.

Profesión: Abogada especializada en temas ambientales.

Carrera política: ministra del Ambiente (2007 – 2012), asambleísta (2013 – 2017, 2017 – 2021), vicepresidenta de la Asamblea Nacional.

A diferencia de Marcela, Aquiles no es político y no ha tenido trayectoria en la política. Se podría decir que este joven de 39 años es el clásico guayaquileño macho alfa, dominante. Sé que es generoso, bien intencionado, que le gusta destacar consiguiendo éxitos personales y haciendo cosas buenas por los demás.

Es de esos jóvenes que se cansaron de ver una ciudad administrada por los mismos de siempre, más allá de si lo hicieron bien o mal. Aun cuando forma parte de la generación milenial, su comportamiento es educado, amable, respetuoso con la gente mayor, aunque conozco que se pone de muy mal humor cuando las cosas no se hacen como él las tiene planificadas.

Aquiles la tiene más difícil que Marcela. Recibe un municipio sin recursos, sumergido en corrupción y con una maquinaria humana lenta por procesos que alguna vez funcionaron, pero que hoy son obsoletos. Requerirá de mano firme para eliminar a los corruptos, de mucha habilidad para conseguir los recursos y de liderazgo para imprimir un método moderno de trabajo. Solo así podrá convertir en realidad sus ofertas de campaña. Como la mayoría de guayaquileños, estoy ansioso por ver a este joven en acción.

• El alcalde

Nombre: Aquiles David Álvarez Henríquez.

Edad: 39 años.

Profesión y actividades: empresario en sector hidrocarburos (sin título académico), dirigente deportivo (vicepresidente de Barcelona Sporting Club).

Carrera política: alcalde electo de Guayaquil.

Quiero ver qué hace en favor de los más pobres de la ciudad. Quiero ver cómo reordena el tránsito, cómo evita los hacinamientos de los ‘sin techo’ en los pasos a desnivel, cómo ordena el comercio informal, cómo resuelve el problema de las construcciones sin suficientes áreas verdes y parqueos, cómo evita la contaminación ambiental de las canteras y la muerte de los esteros, cómo frena los asentamientos irregulares, cómo regulariza los que ya están, cómo contribuye en mejorar la seguridad. En fin, hay tanto por hacer en Guayaquil que no puede perder un solo minuto.

¿De qué dependerá el éxito de Marcela y Aquiles? De la gente que escojan para estar a su lado; de quienes les hablen al oído y les den consejos que ellos escucharán. Si el partidismo predomina, veremos como poco a poco las ofertas de campaña, al igual que sus anhelos, se irán desvaneciendo. Si el deseo de servir, la honestidad y la inteligencia predominan, si no claudican, entonces podríamos ser testigos del surgimiento de dos nuevas figuras a quienes les agradeceríamos por haber servido eficientemente a nuestra provincia y ciudad.

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