
La lucha Macron-Le Pen llega al cuerpo a cuerpo
Mientras el candidato centrista Emmanuel Macron se reunía con representantes sindicales en el centro de la ciudad, su rival, la nacional populista Marine Le Pen, se presentó por sorpresa a las puertas de la factoría en huelga en un intento de reivindic
La batalla electoral en Francia se trasladó ayer a la fábrica de electrodomésticos Whirlpool de Amiens, en el norte del país. Mientras el candidato centrista Emmanuel Macron se reunía con representantes sindicales en el centro de la ciudad, su rival, la nacional populista Marine Le Pen, se presentó por sorpresa a las puertas de la factoría en huelga en un intento de reivindicarse como la defensora de la clase obrera golpeada por la globalización.
Algunos la llaman ya, con ecos bélicos, la batalla de la Somme, por el nombre del departamento en el que se encuentra la ciudad. El golpe de efecto evidenció la cintura política de Le Pen (que parte con gran desventaja en los sondeos) y anticipa un enfrentamiento crudo sobre cuestiones que han dividido a los franceses durante décadas, como el capitalismo y la globalización. También es revelador del giro de la candidata de la derecha extrema para captar el voto de la izquierda alternativa de Jean-Luc Mélenchon, cuarto en la primera vuelta de las presidenciales.
En enero Whirlpool, que entre empleos directos e indirectos da trabajo a más de 290 personas en la zona, anunció que en 2018 trasladaría su producción a Polonia, donde el costo de la mano de obra es más barato y las leyes laborales, más laxas. Whirlpool se ha tornado, pese a sus dimensiones reducidas de la plantilla, en un símbolo de los efectos de la globalización de la industria gala.
Es un terreno de juego en el que Le Pen, abanderada del proteccionismo francés y la oposición a la Unión Europea, se siente cómoda. Su visita a Whirlpool fue un golpe de efecto que descolocó a Macron y a su equipo de campaña y puso en peligro sus planes para la jornada. En una rueda de prensa en la sede de la Cámara de Comercio de Amiens, tras reunirse con los sindicalistas, Macron adoptó un tono defensivo ante las preguntas de la prensa.
“La señora Le Pen hace un uso político (de Whirlpool)”, denunció Macron, poco antes de, forzado por las circunstancias, dirigirse a la factoría donde fue recibido con una pitada y algunos gritos de “Le Pen, presidenta”. La entrada a las instalaciones está cortada con una hoguera y rodeada de tiendas de campaña. El centrista y exministro de Economía entró en el aparcamiento y comenzó a responder a las preguntas, casi todas duras o incluso hostiles, de los trabajadores. Una representante sindical avaló la versión del candidato: “Ella (Le Pen) fue al aparcamiento (de la fábrica) sin avisarnos. Gestiona su campaña como quiere”.
Era la primera salida de Macron de París, la primera incursión a la llamada Francia real, desde que fue el más votado en la primera vuelta el domingo.