D'Nurys es un emprendimiento que despertó su ingenio durante la pandemia
D'Nurys es un emprendimiento que despertó su ingenio durante la pandemiarené fraga

El ingenio surge para reactivar la economía de las parroquias rurales de Quito

Unir negocios para compartir gastos es una alternativa. Los contagios de COID-19 preocupan

El espíritu emprendedor cobra fuerza en la adversidad. Quito tiene 33 parroquias rurales y todas están afectadas por la emergencia sanitaria y sus secuelas económicas. Sin embargo, sus habitantes comienzan a reactivar sus negocios con nuevas ideas y muestras de unidad en los malos momentos.

D’Nurys Peluquería es un ejemplo. Luego del confinamiento obligatorio y el estado de excepción derivado de la propagación del coronavirus, el local -ubicado en la parroquia rural de Pomasqui, al noroccidente de Quito- reabrió sus puertas con una idea diferente. En lugar de ofrecer solo un servicio de estética y belleza decidió entregar el “paquete completo”. Quienes llegan a D’Nurys pueden comprar prendas de vestir en una boutique de ropa para mujeres, instalada en el mismo lugar.

Patricia Fernández, propietaria de D’Nurys, explica de qué se trata el servicio completo: es maquillaje, peinado, arreglo de uñas, asesoría de imagen, masajes, ropa y accesorios. Sus clientes no tienen que ir a otro lugar, en su local tienen todo lo que necesitan.

Pese a la pandemia y a las restricciones de movilidad, el Municipio de Quito mantuvo la tradición de decoración navideña en el sur, centro, norte y periferias de la capital. En la avenida Naciones Unidas, por ejemplo, se colocó un pesebre de neón.

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La boutique pertenece a Filomena Negrete, una amiga que decidió unir esfuerzos y compartir gastos: arriendo, servicios básicos y seguridad son rubros que se pagan entre los dos negocios. Una especie de coworking que da buenos resultados.

Jaqueline Castro, presidenta de la junta parroquial de Pomasqui, resalta el afán de trabajo de los pobladores de la parroquia. En junio, Pomasqui era una de las zonas con mayor número de contagios y las ventas de los locales formales eran casi nulas. Seis meses después hay menos casos -al menos confirmados- y el comercio legal comienza a crecer lentamente.

Castro asegura que se hacen esfuerzos para evitar nuevos contagios por medio del control a las ventas ambulantes. Ese, sin embargo, es un problema que aqueja a toda la capital.

  • Las parroquias rurales de Quito intentan reactivar su economía.
    Las parroquias rurales de Quito intentan reactivar su economía.rené fraga
  • Las parroquias rurales de Quito intentan reactivar su economía.
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Calderón y Conocoto, en el norte y el Valle de los Chillos, tienen altas concentraciones de comercio informal y vendedores callejeros que provocan que los casos positivos proliferen. Son focos de contagio que alarman a las entidades sanitarias de la capital.

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Según la Secretaría de Salud del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, en las últimas semanas se ha incrementado la positividad en zonas como Calderón, Conocoto, Guayllabamba, Nanegal y Pacto. En puntos como Nayón, Puembo, Tababela, Yaruquí, San Antonio, Píntag, Pomasqui y La Merced también se registran cifras consideradas elevadas. Las autoridades apuntan al incumplimiento de las medidas de bioseguridad y a las aglomeraciones por compras en puntos informales.