DILIGENCIA
Aforo. Más de 160 personas acudirán a la audiencia de juzgamiento.Archivo

Sin fecha de inicio el juicio por el incendio de la Contraloría

La audiencia debía instalarse ayer en el Complejo Judicial norte de Quito. Una jueza recibió licencia médica por contagio de COVID-19

Más de dos años después del incendio del edificio de la Contraloría ocurrido durante las protestas de octubre de 2019 el hecho no tiene responsables.

Este lunes debía instalarse en el Complejo Judicial norte de Quito el juicio para 28 sospechosos del ilícito. Era la tercera convocatoria. Sin embargo, la licencia médica concedida a la jueza Silvana Velasco, integrante del tribunal penal en aislamiento obligatorio por diagnóstico de COVID-19 (PCR positiva) fue una de las causas que motivó el diferimiento.

A eso se suma el pedido que realizó Ernesto Pazmiño, abogado de cuatro de los sospechosos del ilícito. Sus clientes son indígenas de Imbabura, Cotopaxi y Bolívar.

Pazmiño invocó resoluciones de la Corte Constitucional que pidió a los jueces tomar en consideración antes de la instalación de la diligencia. Explicó que esos fallos disponen que los jueces deben hacer una comprensión y valoración cultural de los hechos que se investigan.

Además, las resoluciones especifican que cuando los procesados son miembros de alguna nacionalidad deberá haber diálogo intercultural directo previo con las autoridades de la nacionalidad a la que pertenecen los procesados. Les deben indicar qué pena les van a poner si se llegan a determinar que son culpables del delito.

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La primera vez que no se instaló el juicio fue porque no había una valoración intercultural de los hechos. Para eso se hizo un peritaje intercultural explicado en un informe de 90 hojas.

Se suspendió la audiencia por un pedido mío por los incrementos de los contagios.

Ernesto Pazmiño, defensor de cuatro procesados

Los sospechosos fueron detenidos en el interior del edificio incendiado. Para su presencia en el sitio Pazmiño tiene una explicación. Sus clientes habían acudido a la convocatoria de movilización que hizo la Conaie. Estaban en el parque El Arbolito.

Por la cantidad de gases lacrimógenos lanzados ese día los procesados buscaron refugio. El lugar más cercano fue el de la Contraloría al que ingresaron “sin saber qué edificio era”, asegura.

Insiste en que los demás sospechosos entraron con botellas de vinagre y leche para ayudar a los asfixiados. Esas botellas, indica, les fueron proveídas en la Universidad Salesiana y el objetivo era socorrer a sus compañeros y evitar que los ojos les ardan. Al menos esa habría sido la explicación que le dieron a él.