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“No podemos poner un policía en cada barrio, en cada puerta”

El comandante de Policía del Distrito Metropolitano de Quito habla sobre el trabajo realizado por la policía durante la emergencia y cómo han respondido los ciudadanos

general FAUSTO SALINAS
El comandante de la Policía del Distrito Metropolitano de Quito Fausto Salinas.Karina Defas

El contexto.

En Quito, en siete parroquias, se registró un incremento de contagios y decesos por la COVID-19. Eso motivó también la intervención mayoritaria de policías, militares y entidades municipales que buscan contener el avance de la pandemia. Los controles han evidenciado aglomeraciones, irrespeto de normas de bioseguridad y fiestas clandestinas.

Es importante el apoyo de FF. AA. si pudiéramos tener más sería ideal pero ellos también tienen que cubrir varios puntos del país igual que los policías.

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Fausto Salinas es el comandante de la Policía del Distrito Metropolitano de Quito. Fue jefe de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO). Es especialista en Alta Gerencia y Administración de Seguridad en la Universidad Militar Nueva Granada de Colombia. Fue subsecretario de la Policía, director de la Escuela Superior. Fue director de Planificación de la institución y oficial operativo del Grupo de Intervención y Rescate (GIR).

Policía y Fuerzas Armadas incrementaron las acciones para tratar de contener la pandemia en Quito. El comandante de Policía del Distrito, Fausto Salinas, explica qué hacen, cómo han respondido los ciudadanos y qué se necesita para que la gente entienda el riesgo.

¿Cómo actúan para frenar la desobediencia en Quito y evitar el aumento de contagios?

La estrategia no es solo desde la seguridad, debe ser más amplia que involucre a Salud, Comunicación, atención a las personas vulnerables. El de la seguridad es el eje que se activó más rápido y está dando una respuesta. Sin embargo, la ciudadanía por estos confinamientos tiende a salir cada vez más a la calle, tiene más problemas de contenerse, de evitar las aglomeraciones, el consumo de alcohol y no es un problema de la pandemia, se vive desde antes.

El licor es un potenciador de inseguridad porque la gente consume y puede ser víctima o victimario.

Fausto Salinas, comandante de Policía del Distrito

¿Cuál es el problema?

El consumo de licor ya es un problema de salud pública desde mi punto de vista, porque hay más consumidores y son los encierros los que a veces generan frustración. Por eso fue importante pasar al semáforo amarillo para que se puedan liberar un poco las tensiones.

¿Y qué corresponde ahora?

Equilibrar las restricciones del semáforo amarillo. La mayoría de ciudadanos sí cumple y esa es la contención que tenemos, pero hay grupos de personas que no tienen información suficiente sobre lo que está pasando, ni la educación para respetar la norma. Lo otro es que también hay personas que a pesar de que hay problemas críticos no les importa. Son los grupos de jóvenes que asisten a fiestas clandestinas y aglomeraciones y no entienden que en determinado momento ellos podrían ser el factor que lleve el contagio a sus seres queridos y eso es lo crítico. Y esas personas que son las que incumplen son las que están arraigadas en los sitios más críticos.

¿Cómo actuar con los jóvenes?

Se pueden atender desde la información, educación y sanción. Lo primero es lo más importante. Debe haber un eje de comunicación que no solo informe sino que concientice de los riesgos y las responsabilidades que tienen como ciudadanos. Recordemos que cada vez va a ser más difícil contener la salida de las personas a las calles y estas inconductas van a incrementarse. Hace dos semanas creció el número de llamadas por inconductas, aglomeraciones y fiestas. Significa que más que nunca debemos mantener los operativos. No podemos poner un policía en cada barrio, en cada puerta enfocado en fiestas y aglomeraciones.

¿Han contactado a otras instancias para hacer campañas?

En el COE nacional se habló de la necesidad de fortalecer la comunicación. Recordemos que los que infringen las normas son los que están alejados de los medios formales y se enlazan en las redes sociales, no ven información de calidad sino la que no tiene nada que ver con la seriedad de los datos que se manejan para enfrentar la pandemia. Se ha buscado contactar a los líderes barriales, comunitarios, organizaciones para que difundan. Hay que hacer llamado a los padres para que expliquen a los jóvenes lo que pasa.

¿Qué analizaron en el COE?

Vimos que hay incremento de inconductas de los ciudadanos, hay más operativos, más respuesta. Todas las intervenciones han sido positivas. La presencia de los uniformados ayuda a disuadir... Cuando iniciamos la campaña, la gente no sabía qué era Belisario Quevedo, hasta dónde se extendía y que 50 cadáveres fueron recogidos en el sector, no sabía que estaba en el tercer lugar de contagios.

¿Cree que amerita una Fuerza de Tarea como la que se formó para Guayaquil?

Aquí estamos actuando prácticamente con los mismos conceptos de la Fuerza de Tarea de Guayaquil porque estamos manejando grupos fuertes, hay el apoyo de Fuerzas Armadas, la priorización de lugares críticos. La única diferencia con Guayaquil es que la Fuerza de Tarea tuvo una responsabilidad importante que era recoger cadáveres y realizar el procedimiento completo hasta la inhumación. En Quito nos preparamos para dar una respuesta y en ese tema no hemos tenido complicaciones. Adicionalmente no ha sido necesario emplear tanto personal y no tenemos tampoco el nivel de muertes que hubo en Guayaquil. La carga máxima en un día ha sido 14 cadáveres en un día.

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¿Enfocar la atención a verificar las medidas de bioseguridad no afecta la operatividad en otros sectores?

Sí tenemos la reducción de la capacidad operativa. Aproximadamente 1.000 policías que están fuera del Distrito, 300 contagiados y unos 700 en aislamiento preventivo. No podemos descuidar la seguridad ciudadana.

¿Los contagios se produjeron en los operativos?

Es un ciclo de contagios. Unos se contagiaron en el trabajo y otros de familiares. No se sabe cómo fue la evolución, pero la mayoría fue producto del trabajo.

¿Son 1.000 policías afectados de cuántos en el Distrito?

Tenemos 6.000 asignados a Quito. Pero tenemos unos 250 policías adicionales que han venido de la parte administrativa y educativa.