
Dahik: “Entre extremos, deben enfocar la política social del gasto”
Alberto Dahik critica que la Conaie hable de abandono a indígenas solo cuando se abordan los subsidios. Insiste en el diálogo
El exvicepresidente de la República, Alberto Dahik, cuestiona los argumentos de la Conaie para mantener el paro. Asegura que sus dirigentes “solo se acuerdan del abandono a los indígenas” cuando retiran los subsidios a contrabandistas, mineros ilegales y empresarios ineficientes. Insiste en buscar el diálogo, pero sin retroceder en la eliminación del subsidio al diésel.
Ecuador cumple 20 días en paro con posiciones extremas: la Conaie dijo ayer (10 de octubre de 2025) que “no habrá posibilidad de diálogo ni salidas políticas” por la represión; mientras que el régimen desplegó el Bloque de Seguridad para evitar la toma de Quito y “devolver la paz” al norte del país.
Ni el Gobierno ni la Conaie dan señales de querer abrir un diálogo. ¿Cuáles son las salidas para detener el paro?
Es un momento de complejidad. De una parte, cada tres años, la dirigencia de la Conaie llama a una movilización única y exclusivamente cuando hay una elevación de los combustibles que busca eliminar una de las distorsiones más perversas que se hayan podido dar, como es el subsidio a los hidrocarburos, que ha representado, al día de hoy, más de $80 mil millones.
Este subsidio es un verdadero pecado social. De otra parte, cuando se producen las movilizaciones, la sociedad ecuatoriana entra en una paralización. Entonces estamos en una encrucijada realmente compleja. El llamado que ha hecho la Iglesia al diálogo debe ser el punto de partida.
¿Cómo debe darse?
Sobre la base de que es inamovible la eliminación de ese subsidio tan nefasto, porque si la base va a ser que no haya alternativa, que para que se evite el paro se dé vuelta atrás en la medida, estaríamos entregando a una minoría la capacidad de secuestrar al Ecuador, cuando se hace algo que es económica y éticamente correcto.
Implicaría que quien gobierna es la Conaie, que no sacó ni el 5 % de la votación y que no tiene el respaldo mayoritario del pueblo ecuatoriano. ¿Por qué en la Costa no existen movilizaciones? Si uno analiza técnicamente, allí los productos agrícolas usan, por quintal, desde la siembra hasta la cosecha, el tractor, cosechadoras y riego, más diésel que la producción agrícola de las provincias donde la Conaie tiene paralizaciones.
Y la pregunta es por qué en la Costa no hay estas manifestaciones. Porque no se trata de una movilización de un pueblo afectado. No: se trata de un movimiento meramente político y con intereses. Entonces, entendiendo esto, el diálogo no puede iniciarse con una condición sobre una medida legítima. Habrá que sentarse y buscar qué políticas y apoyos concretos se pueden dar. ¿A qué sectores? No para compensar algo que no existe, sino para una deuda histórica con los sectores olvidados.
¿Es la única opción?
Ambos lados tienen que aceptar y el diálogo implica escuchar al otro. Las experiencias anteriores de diálogo no han sido las mejores, pero hay que seguir tratando, buscar algo que permita un acuerdo.
Pero el llamado de la Iglesia no ha tenido acogida. ¿Quién podría mediar?
Es difícil pensar en otra institución. No sé si exista otra con mayor autoridad moral y vocación de búsqueda de paz. Yo no la encuentro. La respuesta no es fácil.
¿La negativa al diálogo le puede pasar factura al Gobierno en la consulta?
La consulta popular representa una caja de Pandora. Podría aprobarse ir a la Constituyente y darse una Constitución que sea un tiro en el pie. ¿Qué le quiero decir con esto? Hay mucha incertidumbre.
El Ecuador tiene que hacer algo que hemos venido insistiendo: queremos la solución de los graves problemas estructurales, que es la búsqueda de un acuerdo nacional, de un entendimiento entre todos los sectores y no las luchas interminables y ‘el toma y daca’, la acción y la revancha que han caracterizado a la política ecuatoriana.
¿Observa alguna opción que evite futuros paros?
Hay solo un subsector al cual realmente afecta, que es el transporte público, y vemos que se buscan soluciones para que ese sector esté subsidiado por la afectación directa a la masa popular. Pero en el caso de los productos de primera necesidad, es absolutamente falso que la elevación del diésel produce una estampida de precios.
Ningún proponente de los paros muestra cifras. Cuando Lenín Moreno subía mensualmente los combustibles, hubo deflación, caída de precios. Eso es lo que las cifras muestran, porque los precios no los determinan los costos, sino la oferta y demanda. Si la gente no tiene dinero para comprar, los precios no van a subir. No se trata de defender lo que no existe.
¿Ha fallado la comunicación del Gobierno?
El problema del Ecuador, muy grave, es que en las campañas políticas no se dice la verdad. ¿Qué candidato dijo que había que eliminar subsidios? Tal vez quienes sacaron baja votación. Todos los demás dijeron que no se tocarían y (eso) es una irresponsabilidad. Todos sabían que era un subsidio insostenible. Tenemos campañas mentirosas, donde no se dice lo que la gente debe oír; se dice lo que la gente quiere oír y allí está una gran parte del problema que enfrentamos hoy.
¿Quizá representantes o políticos le han mencionado alguna salida al conflicto?
Qué pregunta tan difícil, porque hay extremismos que creen que la única solución es el palo y el garrote. Y otros que piensan que, sencillamente, no se deben tocar estos precios que son políticamente complejos. Entre esos dos extremos debe existir una posición media y esa es asegurarse de que la política social de gasto vaya donde tiene que ir.
Usted denunció en 2019 a Jaime Vargas. ¿Volvería a demandar a dirigentes de la Conaie?
Yo cumplí con mi obligación ciudadana en aquel entonces. Espero que otros ciudadanos lo hagan hoy, aunque hay impunidad. Las personas aprehendidas en la mismísima Contraloría, en el mismísimo edificio mientras lo incendiaban, fueron amnistiadas. No hay un solo preso cuando destruyeron la ciudad de Quito. Eso es absolutamente inadmisible en una sociedad civilizada.
¿Cuáles son las pérdidas que ha dejado hasta hoy el paro?
Yo esperaría que el Banco Central o quienes llevan cuentas nacionales emitan una cifra realista, porque en esta ocasión no ha tenido un impacto nacional. Toda la economía agroexportadora costeña funciona y el sector petrolero no ha sido tomado por manifestantes.
Esto no indica que los costos no sean muy graves. Sobre todo, no se puede medir el estado de ánimo, el alma nacional, la desesperanza, la sensación de que no tenemos salida. ¿Cómo cuantifica usted un daño de esa magnitud?
¿Quién es Alberto Dahik?
Es economista con una trayectoria amplia en la vida política del país. Fue legislador, ministro de Finanzas, director del Partido Conservador y vicepresidente de la República entre 1992 y 1995. Actualmente labora como director del Centro de Estudios Económicos y Sociales para el Desarrollo (Cesde) de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES). Además es empresario y asesor económico.
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