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La tendencia de prestar servicios en el trabajo se incrementó tras la crisis agravada por la pandemia de COVID-19.Pixabay.

La prestación de servicios, en auge ante la falta de trabajo

Los contratos por servicios prestados ganan espacio en el mercado laboral. Si bien no garantizan estabilidad, son una puerta que se abre para obtener ingresos.

El contrato fijo está en camino a quedarse en segundo plano para las oportunidades laborales que se abren en el mercado. En una economía que, aún se muestra en etapa de recuperación, muchas empresas están apostando por reclutar trabajadores bajo la modalidad de servicios prestados. Es decir, el crear una relación que no implique el tener que enrolar a un trabajador.

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Para esta modalidad basta con firmar un contrato entre las partes y que el postulante cuente con un RUC que le permita hacer los cobros vía facturación. Jackelyn Coba, consultora en temas tributarios, sostiene que si bien esta vía para contratar ya se emplea desde hace mucho tiempo, es en los últimos tres años donde se ha visto un mayor repunte. “Esto debido al menor costo que representa para las empresas evitar una dependencia laboral: pagar más por sueldos, utilidades, afiliación, las famosas actas de finiquito”, señala.

Coba sostiene que es difícil tener una cifra oficial sobre el crecimiento de este tipo de modalidad laboral, pero la data que maneja el Servicio de Rentas Internas (SRI), respecto a la emisión de RUC, permite tener una referencia del auge que estaría teniendo. En cinco años, la emisión de RUC bajo la actividad por servicios prestados llegó a crecer de 9.700 a 39.500 y la de servicios profesionales de 12.900 a 18.300, solo en el último año se registran aumentos del 84 % y 59 %, respectivamente.

Karolina Pazmiño, gerente de Gente & Gestión, una consultora y reclutadora de talento humano que opera en Guayaquil, confirma esta tendencia. Señala que si en el 2019, de cada 10 contratos, uno se hacía bajo este esquema, hoy esa tendencia, en su caso, subió a 4. El foco no solo es hallar cargos administrativos, sino profesionales que cumplan tareas puntuales. “Algunos cargos son estratégicos, abogados, consultores y otros profesionales, no necesariamente a una recepcionista se va a tener con servicios prestados”, dice.

En esa lista entran incluso algunas personas que, por su edad, se les ha hecho difícil reinsertarse laboralmente. Ese es el caso de Rita, una profesional que, desde hace 4 meses, logró una vacante como asesora de ventas en una firma que oferta servicios exequiales. “Este año ya voy a tener 55 años y cada vez es más complicado, por la edad difícilmente acá en Ecuador se halla un trabajo bajo relación de dependencia. Acá si pasas los 35, los 40 años, ya no eres considerado como candidato”.

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Acostumbrada a muchos años de su vida a estar enrolada, reconoce que lo malo de esto es no tener garantizada una estabilidad. Siendo ‘freelance’, dice, se tiene la opción de manejar el tiempo, los horarios o de combinar el empleo con otras actividades, pero los ingresos también llegan a ser inestables. En su caso, su sueldo lo saca por las comisiones de las ventas que hace, de ahí que puede haber meses buenos y otros no tan buenos. Otro punto en contra es el haber renunciado al beneficio de afiliación a la seguridad social que un contrato fijo, por ley, puede darle.

El experto laboral Tito Palma explica que todo contrato de trabajo bajo relación de dependencia está sujeto al Código del Trabajo, pero que en el caso de la prestación de servicios no subordinada o contrato de servicios profesionales autónomos, estos deben regirse al Código Civil. De ahí que se trata de una relación que también está normada.

Pazmiño coincide con eso. Ella reconoce que en el mercado sí se han dado casos de empresas que, para ahorrarse costos, han abusado de esta modalidad, unas que despiden a trabajadores enrolados para volverlos a contratar bajo servicios prestados, y eso debe ser controlado. Pero aclara que no es la generalidad. En realidad, dice, esto debe ser visto como la oportunidad que algunas personas están teniendo para poder hallar una plaza de trabajo en un entorno en el que las empresas aún tienen dificultad de crear puestos fijos. “De alguna manera siempre habrá una obligación contractual y legal, aunque ya no existan los otros beneficios. Prestar servicios tampoco necesariamente significa que vaya a ser estafado en la parte económica. Se manejan franjas salariales acordes al mercado que se negocian entre las partes”.

El mercado en cifras

  • Desempleo: Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), hasta abril la tasa de desempleo en el país llegó al 4,7%, por encima del 5,1 % del año pasado. Una mejoría que,    señalan los expertos, podría atribuirse a esta tendencia de contratación y al entorno de recuperación paulatino del mercado.
  • Modalidad: Según el Servicio de Rentas Internas (SRI), hasta marzo de este 2022, se encontraban registrados en el catastro tributario de la entidad el siguiente número de contribuyentes:258.352 personas que ofrecían sus servicios profesionales y 182.883 que trabajaban bajo servicios prestados.
  • Con o sin título: La diferencia entre Registro Único de Contribuyentes (RUC) para servicios profesionales y servicios prestados, es que en el primer caso se requiere tener un título de tercer nivel, mientras que en el segundo, no. En los últimos 5 años, se emitieron 73.674 y 106.133 registros, respectivamente.