Brócoli
Provefrut. La mayor dinámica de este sector proviene de esta industria, la mayor procesadora y exportadora, con un 60% de participación.Fotos: cortesía

El milagro del brócoli orgánico

En un mercado turbulento, la oferta de este vegetal certificado salva las cuentas de una plaza con potencial crecimiento

No es que sea un mercado inmune, pero la industria de brócoli está demostrando, una vez más, sus fortalezas en un contexto convulso.    Sus exportaciones del año pasado, según cita Fedexpor, superaron los $ 150 millones, un incremento leve si se lo compara con los $ 148 millones del año previo, pero que sigue salvando la tendencia alcista que en el último lustro viene teniendo la oferta de este sector: un 60% más que el 2017.

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El año pasado las ventas siguieron creciendo, pese a ser un año complicado, reconoce María Fernanda Pólit, gerente General de la compañía Provefrut, la mayor exportadora de brócoli que tiene Ecuador, pues vende el 60% de la oferta nacional. La crisis    logística por falta de contenedores, que derivó en un encarecimiento del costo de fletes y otros insumos como el cartón y el plástico, frenaron el ritmo de la industria, pero no la han hecho retroceder. Una demanda externa que no ha dejado de crecer y el margen de acción que la industria ha tenido para hacer que su producto siga siendo competitivo, han jugado a favor de este sector que, además, pone a su oferta orgánica como una de sus fortalezas.

El brócoli certificado, señala Pólit, ha servido de salvavidas    en los últimos años. Es lo que permitió que Ecuador conservara su posicionamiento en el mercado estadounidense -su segundo comprador después de Japón- aún teniendo que pagar, desde el 2013, hasta un 14,9% de arancel versus el 0% que tienen sus otros competidores. Pero también es lo que hoy sigue salvando la facturación, dice la gerente de Provefrut que el año pasado cerró con $ 93 millones en ventas de vegetales congelados, $ 2 millones más que en el 2020, siendo el brócoli más del 80% de su oferta. “Es en la producción orgánica donde más se ve un crecimiento de la demanda. Más del 30% de nuestras ventas tienen esta certificación” dice.

En el caso de esta compañía, la oferta orgánica, explica Carlos Zaldumbide, un colaborador de esta firma y especialista de este mercado,  ha incrementado, en los últimos años, la participación del 25 % a un 32 % del total de la producción. Entre las ventajas que tiene el país no solo está    la posibilidad de poder producir los 365 días al año, sino el tener un sistema de calidad altísimo y una demanda que afuera tiene claros indicios de seguir creciendo.

PARTICIPACIÓNEcuador es el primer exportador de brócoli en América del Sur, pero pasa al segundo lugar si se lo observa a nivel de América Latina. En el mundo es séptimo.

No obstante, aprovechar esta última condición tampoco es tan sencillo, dice Rafael Gómez, un pequeño productor de    brócoli convencional de Cotopaxi, la provincia donde se producen más de 175.000 toneladas, el 95,6% de la oferta nacional. Ecuador, dice, si desea seguir expandiendo sus exportaciones, tanto de brócoli orgánico como convencional, debe trabajar en sus capacidades. Hoy en día, señala, está llegando al límite de la capacidad de congelamiento de las 4 plantas que hay en el país; hallar nuevos terrenos para ello, tampoco es tan sencillo, más si sobre ellas se quiere introducir siembra orgánica. Si usted tenía una finca de alcachofa y la quiere pasar a producción de brócoli orgánico, coincide Pólit, “se necesita cierto número de años de transición, en los que se deja descansar la tierra y no puede hacer aplicaciones. De esta forma, conseguir tierras vírgenes es complicado”, dijo.

Desde el campo, los efectos de la crisis logística y, desde este año, la guerra entre Rusia y Ucrania, se sienten en mayor medida. Sobre todo porque a las consecuencias se ha sumado la escalada del costo de fertilizantes, dice Gómez. En muchos casos se han duplicado, haciendo que las rentas sean menores. “Las plantas procesadoras están pagando $ 300 por la tonelada. No es un precio de pérdida, pero cada vez el margen de ganancia es más pequeño”, señala.

Pero no es lo único que ha subido, agrega Pólit, el alto costo del flete que aún persiste, y el incremento de valores del plástico y el cartón amenazan con encarecer aún más el producto, del cual la industria, dice, hace lo posible para evitar que estos factores afecten este año al precio final y se pierda competitividad afuera. 

14.000 PLAZASde empleo, directo e indirecto, se generan alrededor de la siembra, procesamiento y exportación del brócoli.

Provefrut y otras empresas del mercado como Nintanga, Ecofroz, Nova Alimentos, Ecualimfood, sin embargo, toman esto como un desafío.    En esto, dicen sus actores, han ayudado las últimas inversiones que se ha venido inyectando en la optimización de procesos. “El hecho de ser un país caro, con una moneda que no se puede devaluar, ha hecho que tengamos que buscar mayor eficiencia en los procesos para tratar de reducir los costos de producción”, señala Pólit.

Foto de Sistema Granas (7940307)

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En el caso de Provefrut, desde el 2017, viene adoptando procesos para mejorar las líneas de producción, enfocadas en lograr mayor volumen, pero con un menor uso de recursos. “Si se comparan los datos del 2016 con los del 2020, por ejemplo, está que hemos logrado mejorar la producción en un 30% logrando un reducción de un 30% en el uso de recursos por kilo producido. Generó más, pero con menos uso de agua, combustible, energía eléctrica”. Este año el reto ha estado en tecnificar la producción agrícola. “Tenemos ya nuestros laboratorios que nos permiten producir nuestros propios productos orgánicos y demás, con eso estamos logrando contrarrestar los altos precios de fertilizantes. De hecho hemos pasado a utilizar los desechos que genera la planta industrial para producir nuestro propio compost que nos va a servir para fertilizar los cultivos.La idea es cerrar estos círculos de productividad para ir reduciendo costos y enfrentar estas desventajas globales”.

  • LA PANDEMIA JUGÓ A FAVOR. 

Si hay algo que esta industria tiene que agradecer a la pandemia es la transformación del hábito de consumo de la gente. Las medidas que usaron como prevención de un contagio del virus implicaron mejorar los hábitos alimenticios y en ese sentido una mayor demanda de brócoli fue una alternativa, incluyendo el canal. Antes los mayores envíos iban hacia el food service (restaurantes, hoteles, cruceros, cafeterías); con la crisis sanitaria, esta industria ha visto crecer sus ventas en el retail: en supermercados donde se vende directamente al cliente final. “Esa ha sido la tendencia, enviar más en empaques pequeños. En realidad, para nosotros el 2020 fue el mejor año, en temas de productividad y despachos”, señala Fernanda Pólit, gerente de Provefruit. La industria logró facturar hasta $ 20 millones más.