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Este sector, conformado por unas 40 empresas, genera hasta 5.000 plazas de trabajo directas y unas 20.000 indirectas.Archivo / Expreso

Las farmacéuticas del país recuperan espacio y ventas

Tras la pandemia, la venta de medicinas creció un 22 %. Solo las 10 principales firmas de este sector llegaron a facturar cerca de $ 2.000 millones

El 2020 fue un año de prueba para la industria farmacéutica local. Sorteando el cierre de fronteras y la dificultad para obtener materias primas, se vio obligada a duplicar sus niveles de producción para cubrir la avalancha de demanda de medicamentos en los meses más críticos de la pandemia. Un año después, las estadísticas demuestran que el reto fue superado, pues sus ingresos llegaron a crecer hasta en un 22 % en un solo año.

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Difare (Pharmacy's) superó a Pronaca (Mr. Pollo) en ventas durante el año 2020

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Según los estados financieros recientemente publicados por la Superintendencia de Compañías, las 10 primeras productoras y comercializadoras farmacéuticas que operan en el país (entre nacionales y extranjeras) llegaron a mover $ 1.960 millones en ventas, $ 178 millones más que el año pasado. Sus utilidades, en cambio, subieron de $ 50,6 millones a $ 61,4 millones.

De esos números, si se quiere desglosar y revisar el desempeño que tuvo solo la venta de fármacos producidos a nivel nacional, se tiene que la facturación alcanzó los $ 334,9 millones, un 22 % más en valores y un 18 % más en productos por unidad. Las cifras, que provienen de la Asociación Nacional de Laboratorios Farmacéuticos (ALFE), son para Mario Rafael Ayala, su presidente, un reflejo de la recuperación del espacio que la industria ha venido reclamando años y la demostración de que el sector, pese a las dificultades, tiene la capacidad de abastecer al mercado. “No era la mejor manera de crecer, en medio de una pandemia con efectos tan críticos a nivel mundial, pero las oportunidades no se las deja pasar”, dijo Ayala, quien también se desempeña como vicepresidente comercial de Farmayala, uno de los 40 laboratorios del país.

Aún recuerda lo complicado que fue para la mayoría de las industrias reaccionar a una crisis sanitaria poco esperada. “No estábamos preparados para algo así. La industria nacional tuvo que trabajar 24/7, sorteando dificultades, porque había controles por todos lados”. A eso, añade, hay que sumar el alto costo de la materia prima y los fletes aéreos que tuvieron que enfrentar. Un ejemplo fue lo que pasó con la hidroxicloroquina, uno de los productos más demandados al inicio de la pandemia. El costo del kilo, que era de $ 300, llegó a incrementarse hasta $ 2.000. Aumento que explica por qué las utilidades no llegaron a crecer al mismo ritmo que las ventas.

Julio Ocaña, vicepresidente ejecutivo de Difare, grupo que entre medicamentos y otras líneas de oferta logró facturar 850 millones de dólares (93 millones más), menciona que en el caso de ellos, las ventas se concentraron en las vitaminas, los fortalecedores de defensas, analgésicos, antidiarreicos; además de los insumos  relacionados a la protección contra la COVID, como las mascarillas.

Solo esos ítems, dice, “representaron cerca del 12 % de la oferta durante ese año”. Los resultados de la empresa, señala Ocaña, si bien se atribuyen a los efectos de la pandemia, también son una respuesta del plan estratégico que la firma viene implementando para impulsar su desarrollo: la apertura de nuevos puntos de venta de sus marcas Cruz Azul y Pharmacy’s, las alianzas estratégicas con proveedores, además de la ampliación del call center para atender la necesidad de sus clientes.

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Las farmacéuticas libran una doble batalla

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En este 2021, la industria no solo busca conservar el espacio ganado (cerró con un    29 % de participación por unidad de productos y 19 % si se mide por valor), sino conquistar nuevos segmentos de mercado. No obstante, dice Ayala, para ello también se requiere de una política nacional que ayude a que la oferta local tenga un espacio preferencial en las cadenas nacionales y en las subastas para dotar de medicamentos al sector público. “Si pudo responder a una crisis, no es correcto que el 82 % de lo que se vende siga siendo importado”.

  • PARA SABER

Los países latinoamericanos son los principales proveedores de medicamentos. Según ALFE, de los $ 1.800 millones que el año pasado se vendieron solo en medicinas, $ 607 millones provinieron de ese mercado, seguido por Europa ($ 553 millones), la industria local  ($ 334,9 millones) y la norteamericana ($ 278 millones).

Esta industria es la que más déficit comercial tiene, debido al alto valor de sus importaciones. Ese saldo representa $ 1.000 millones al año, recursos que se van del país y cuya fuga podría evitarse, dicen actores de esta industria, si hubiera una política de fortalecimiento de la industria nacional.