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Una imprenta ubicada en el centro-norte de Quito, cerca del parque América, realiza procesos como corte y encuadernación de las facturas de manera manual.Henry Lapo.

La factura electrónica marca el declive de pequeñas imprentas

La producción del documento físico llega a su fin en locales que se han dedicado por décadas a la actividad. Algunos temen desaparecer y otros se reinventan.

Este mes Édison Gallardo cree que imprimirá su último cuadernillo de facturas para empresas. La obligatoriedad de la factura electrónica desde noviembre de 2022, como lo ha dispuesto el Servicio de Rentas Internas (SRI), pone fin a una línea importante de negocio de Impresores Gallardo, un establecimiento que opera desde hace 20 años en el centro-norte de Quito.

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“Se está afectando entre el 50 y 60 % de mi trabajo mensual. Eso nos tiene mal”, aseguró Gallardo.

Para el microempresario, es complicado realizar otro tipo de impresiones u ofrecer otro tipo de servicio, porque implica realizar una fuerte inversión en nuevos equipos.

Al igual que con otros sectores, la digitalización de servicios y trámites desplaza oficios que hasta hace unos años eran tradicionales.

La Ley de Desarrollo Económico estableció que todos los que tienen un Registro Único de Contribuyentes (RUC) y emiten facturas, lo hagan a través del sistema de facturación electrónica desde el 29 de noviembre de 2022.

Únicamente los negocios populares del sistema Régimen Simplificado para Emprendedores y Negocios Populares (Rimpe) podrán emitir comprobantes como notas de venta de manera física.

Y la impresión para negocios populares representará una cantidad muy pequeña, aseguró Cristian Jami, propietario de Gamadiel Imprenta Editorial.

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Los pequeños negocios muestran los cuadernillos de las facturas. Prevén que las últimas unidades, en algunos casos, se impriman este mes.Henry Lapo.

“Es cierto que un día debemos migrar a lo electrónico, sí, pero ahorita, luego de la pandemia, necesitamos salir a flote, no que nos hundan más”, manifestó Jami.

Gamadiel Imprenta Editorial contaba con una cartera de 40 empresas a las que proveía el servicio y ahora le quedan 20 que pronto dejarán de recurrir a ellos. “El 80 % de mi negocio era facturación”, precisó Jami. Ahora, busca diversificar sus servicios con la impresión de libros, por ejemplo, pero señaló que la situación no es fácil porque requiere más inversión.

Los pequeños negocios se verán obligados a cerrar, aseguró Mario Ron, presidente de la Federación Ecuatoriana de Artesanos Gráficos (Fedag), que aglutina a 2.000 microempresarios del sector, de 12 provincias.

En promedio, la impresión de facturas representaba el 60 % del negocio para estas imprentas, aseguró Ron. Por esa razón, el pasado 11 de julio pidieron al presidente de la República, Guillermo Lasso, que la adopción de la facturación electrónica sea voluntaria y no obligatoria, al menos por dos años.

“Nadie puede acelerar ese camino después de dos años de pandemia y paros indígenas (...)Tenemos que ir migrando poco a poco. Nosotros en unos cuatro años podemos entrar a una nueva matriz productiva”, añadió Ron.

Nosotros tenemos que irnos adaptando a la tecnología, pero nadie puede acelerar el camino luego de dos años de pandemia y paros, porque podemos quebrar.

Mario Ron, presidente de Fedag
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De acuerdo con datos del SRI, solo en Guayaquil hay 349 establecimientos autorizados para imprimir facturas. En el caso de Quito, el número de locales asciende a los 635. Mientras que Cuenca hay 109, de acuerdo a la entidad tributaria.

También hay otros negocios que buscan reinventarse. Piedad Proaño, dueña desde hace 22 años de Marca Gráfica, ahora busca ofrecer nuevos servicios, como la asesoría para implementar facturación electrónica a pequeñas empresas, gracias a sus conocimientos tributarios adquiridos por más de dos décadas.

El 80 %de ni negocio era facturación. Ahora es solo el 10 %, que ya no es nada. Poco a poco se va terminando. Debemos buscar nuevos negocios.

Gustavo torres, propietario de Impresores Gráficos

“Voy a asociarme con una empresa grande para enseñar a los pequeños negocios la digitalización”, dijo Proaño.

La impresión de gigantografías y otras soluciones será la salida para Gustavo Torres, propietario de Impresores Gráficos. “Tenía unos 50 clientes. Ahora me quedan dos, nada más. La mayoría ya ha migrado a facturación electrónica”.