
El agro se transforma desde la universidad: La guanábana rompe los tiempos
La academia se desafía a mejorar el nivel de cultivos y crear productos con valor agregado
En un rincón verde de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil (UCSG) germina algo más que un cultivo: nace una nueva manera de enseñar, producir y soñar el agro ecuatoriano. Entre hojas de guanábana que crecen más rápido de lo esperado y jóvenes que aprenden con las manos en la tierra, se teje una apuesta que desafía la tradición y mira de frente al futuro.
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Aquí, la agricultura deja de ser teoría y se convierte en una experiencia viva, capaz de transformar vidas, territorios y oportunidades. El responsable de esta transformación es el ingeniero Mario Lapo, coordinador de los cultivos frutícolas de la institución educativa, quien lidera un proyecto que busca romper con la enseñanza tradicional y acercar a los estudiantes a una agricultura más rentable, moderna y exportadora.
Actualmente, apenas el 20 % de la formación de los jóvenes es práctica. La meta es revertir esos números: que el 80 % sea trabajo directo en campo, para que los nuevos profesionales salgan listos para incorporarse al mercado laboral, con experiencia real y no solo teoría.
En media hectárea -5.000 metros cuadrados- la universidad mantiene 165 plantas de guanábana que ya están dando sus primeros frutos a los 20 meses, cuando normalmente la cosecha inicia a los tres años.
“Le hemos ganado tiempo al tiempo”, explica a Diario EXPRESO Lapo, quien detalla que la clave ha sido un manejo avanzado en vivero: podas tempranas, fertilización adecuada y un proceso que acelera el desarrollo sin alterar la genética de la planta. “Todo es natural. No hay modificación genética. Solo trabajamos con la planta de manera más eficiente para producir más en menos tiempo”, afirma.
La técnica no es nueva para él. En Sabanilla, cantón Celica, provincia de Loja, los agricultores empezaron administrando 12 hectáreas de guanábana y ahora son 20, que ya operan a nivel comercial. Desde allí, y gracias a su cercanía con Perú -a menos de una hora- están en negociaciones para exportar la pulpa ecuatoriana desde el puerto de Chancay hacia Europa y Asia, indica Lapo, quien también es asesor en Loja.
Enfatiza que, además de adelantar la cosecha, el proyecto universitario está alcanzando mejores rendimientos y mayor calidad de fruta. El grado Brix -indicador de dulzor- supera los 18 y llega hasta 20, muy por encima de otros sectores del país afectados por temperaturas más bajas.
En el mercado internacional, el kilo de guanábana procesada puede alcanzar hasta 4 dólares, un valor significativamente mayor al que se paga por fruta fresca dentro de Ecuador, donde oscila entre 1 y 1,50 dólares.
Por eso, el enfoque es claro: exportación y valor agregado, por eso el proyecto no se queda solo en cultivar la fruta. La universidad cuenta con 16.000 potenciales consumidores internos y con estudiantes de Ingeniería en Alimentos que ya transforman la guanábana en nuevos productos. El 10 de diciembre de 2025 presentarán vinos, néctares, yogures y otros derivados elaborados por los alumnos.
El plan es técnico por eso cada planta tiene un número y un registro. Así se construye la base de datos que, según Lapo, hace falta en el país. Estudian desde la cantidad exacta de agua que necesita la guanábana hasta la duración útil del polen para lograr una polinización exitosa. En este cultivo, el proceso es manual, realizado por los propios estudiantes como parte de su calificación.
La investigación no se detiene: también trabajan en proyectos relacionados con la captura de carbono, usando el cultivo para explorar nuevas posibilidades ambientales.
La visión institucional
El rector de la UCSG, doctor Walter Mera, planteó un reto directo: fortalecer la capacitación práctica y hacerlo con cultivos realmente rentables. Esa visión impulsó esta nueva etapa, que no solo forma mejores profesionales, sino que busca demostrar a los agricultores que sí es posible salir de la pobreza con cultivos frutales.
“Perú es un gran exportador de frutas, y Ecuador tiene condiciones muy similares”, afirma Lapo. “Nos falta diversificar. Debemos apostar por frutales de alto valor; por eso, lo que se viene en la universidad es cultivar arándanos y aguacates”.

La universidad ya recibió luz verde de sus autoridades para intervenir 1,5 hectáreas adicionales, donde en 2026 sembrarán arándanos y aguacates. En total, el campus dispone de unas tres hectáreas, pero la institución también cuenta con más de 40 hectáreas en Cerecita, que servirán para ampliar los ensayos agrícolas cuando las condiciones logísticas lo permitan.
El objetivo es claro: un modelo de formación práctico, rentable, sostenible y replicable.
Una enseñanza que puede transformar al agricultor ecuatoriano.
El futuro de la guanábana
Para el ingeniero Lapo, la guanábana es más que un cultivo: es una herramienta para cambiar realidades. “Este cultivo va a sacar al agricultor de la pobreza, no tengo la menor duda. Por planta normalmente se obtienen cinco frutos y hemos logrado 12, con un peso de 3 kilos cada uno”, detalla.
Y mientras los estudiantes recorren las hileras de plantas tomando notas, polinizando manualmente o midiendo la humedad del suelo, queda claro que esta nueva generación de profesionales se formará sembrando futuro, no solo estudiándolo en un aula.
Lapo reitera que los logros obtenidos en el cultivo se deben, en parte, a que la planta permaneció tres meses en un vivero recibiendo la cantidad de agua adecuada y a que la polinización se realizó en las horas de menor calor.
El estudio de mercado
ProEcuador cuenta con un estudio de mercado sobre frutas exóticas en Europa -incluida la guanábana-, donde se indica que la demanda alcanza su punto máximo en torno a Navidad y Pascua, cuando los consumidores europeos buscan productos de primera calidad para comidas festivas. En algunos mercados, esta es la única época del año en que los mayoristas importan frutas exóticas directamente de países de origen.
Diario EXPRESO solicitó información sobre el cultivo de la guanábana al Ministerio de Agricultura, pero debido al reciente cambio de autoridad la información no llegó.
Asoguanábana facilitó el estudio de ProEcuador, que según el gremio es el más reciente y data de 2022. Según este documento, los principales importadores de la fruta en Europa son: Países Bajos con el 24,55 %; Alemania, 11,80 %; Rusia, 11,52 %; Francia, 9,69 %; Reino Unido, 6,74 %; Italia, 5,41 %; y Bélgica, 4,39 %.
Los agricultores son optimistas y creen que hay oportunidades en el cultivo de la guanábana. Pero la Asociación de Productores de Guanábana Orgánica del Ecuador resalta que es momento de que el nuevo ministro de Agricultura, Juan Carlos Vega, vea al sector como una prioridad política. Su presidente, Daniel Ortega, destaca que esta fruta tiene potencial para generar empleo; solo necesitan que el Gobierno les abra la puerta con créditos.
El gremio dice que pasa por una crisis
La guanábana ecuatoriana siempre ha sido un fruto privilegiado: dulce, aromática, con altos grados Brix y una calidad que la convierte en una de las más apreciadas del mundo. Sin embargo, el estado del sector que la produce dista mucho de ese brillo. Daniel Ortega, presidente de la Asociación de Productores de Guanábana Orgánica del Ecuador (Asoguanábana), describe una cadena productiva que hoy respira con dificultad, atrapada entre costos elevados, mercados cerrados y ausencia de apoyo estatal. “Somos un paciente en estado crítico”, afirma a Diario EXPRESO.
Muchos productores orgánicos ni siquiera han podido renovar sus certificaciones -que pueden costar entre 500 y 1.000 dólares por hectárea-, dejándolos fuera de los mercados que pagan mejor. La consecuencia es directa: menos hectáreas, menos productividad, menos exportaciones.
Ecuador no puede exportar guanábana fresca a Estados Unidos. Solo pulpa. Ese es, para Ortega, el talón de Aquiles del sector. “Sin acceso a Estados Unidos, es imposible recuperar la inversión. Y llevamos años esperando que se concrete”.
Otros mercados -China, Corea, el sudeste asiático- serían destinos deseables, pero debido a que la guanábana es un fruto climatérico (se madura muy rápido), solo podrían recibirla en forma de pulpa procesada.
El gremio destaca que necesitan financiamiento de BanEcuador, que les den años de gracias, mínimo tres, con un tasa de interés bajo.
Oportunidad para exportar hay, pero los agricultores quedaron afectados desde la pandemia del Covid-19 y todavía no se recuperan.
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