
EE.UU., con millonario plan de minería de carbón
El Gobierno abrirá 5,3 millones de hectáreas para explotación carbonífera desafiando el consenso climático global
El gobierno de Estados Unidos anunció su intención de abrir vastas extensiones de tierras públicas a la minería de carbón, al tiempo que invertirá 625 millones de dólares para “expandir y revigorizar” una industria ampliamente responsable del cambio climático. La medida desafía el consenso científico global sobre la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El carbón, a partir del cual se produce más de un tercio de la electricidad mundial, es un contribuyente importante al calentamiento global debido a las emisiones de CO2 derivadas de su combustión. Su uso continuado representa uno de los principales obstáculos para limitar el aumento de la temperatura del planeta.
El Departamento del Interior informó que espera abrir 5,3 millones de hectáreas de tierras federales para la explotación de carbón, cumpliendo con las órdenes del presidente Donald Trump de incrementar la producción de este mineral. La medida contradice directamente el llamado mundial para reducir las emisiones y acelerar la transición hacia energías limpias.
El secretario del Interior Doug Burgum señaló que la medida busca “fortalecer nuestra economía” y “proteger la seguridad nacional”. Sin embargo, no especificó cómo una industria en declive podría lograr estos objetivos en el contexto económico actual.
Entre tanto, el director de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, Lee Zeldin, elogió la producción de carbón y dijo que ayudaría a “reducir los costos” de la energía “para las familias estadounidenses”, a pesar de que los datos económicos muestran que las energías renovables son cada vez más competitivas.
Decretos impulsan la producción de carbón
En abril, Trump firmó decretos para “impulsar” la producción de carbón, con el fin de responder especialmente al auge de la inteligencia artificial y su creciente demanda energética.
La inyección de capital a la industria incluiría fondos para mejorar las plantas de carbón que de otra manera tendrían que cerrar por inviabilidad económica.
La medida generó inmediatamente críticas de defensores ambientales. “Esta administración está tomando el dinero federal y entregándoselo a los propietarios de las fuentes energéticas más antiguas, más caras y más contaminantes”, dijo Amanda Levin, directora de análisis de políticas del Consejo de Defensa de los Recursos Nacionales, en una declaración a AFP. “¡Qué manera de gastar el dinero de nuestros impuestos!”.
El uso del carbón en Estados Unidos ha disminuido constantemente en las últimas décadas, mientras el gas natural y las energías renovables como la eólica y la solar han ganado mayores cuotas de mercado, en gran parte debido a los costos decrecientes y su mayor eficiencia.
En 2024, la energía solar y eólica combinadas superaron al carbón por primera vez, según un análisis de la organización de investigación independiente Rhodium Group, marcando un punto de inflexión histórico en la matriz energética estadounidense.
Aproximadamente el 15% de la electricidad de Estados Unidos en 2023 vino de plantas de carbón, una caída significativa frente al 50% en 2000, según datos de la Administración de Información Energética.
El carbón representa poco más de un tercio de la producción mundial de electricidad y eliminarlo progresivamente es fundamental para alcanzar los objetivos de cambio climático establecidos en el Acuerdo de París.
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