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Comerciantes atienden hoy al público.CARLOS KLINGER / Expreso

El comercio de Guayaquil subsiste en medio de los cortes eléctricos

Los locales usaron generadores para seguir atendiendo. Reportan pérdidas de hasta el 30 % en sus ingresos

Pasadas las 09:00, las zonas céntricas de Guayaquil que aglomeran el principal movimiento comercial, amanecieron apagadas este 18 de abril. Calles como Venezuela y José Mascote, al igual que la zona de la Bahía, sitios conocidos históricamente por albergar un gran número de locales, estaban desiertas; pero no fue hasta las 10:00 que el sector se avivó.

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Aun con el anunció del presidente Daniel Noboa de suspender la jornada laboral este jueves 18 y viernes 19 de abril, debido a la crisis energética, los guayaquileños salieron a las calles a cumplir con sus actividades diarias, otros a sus respectivos trabajos, pues muchos de ellos viven del día a día.

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Los locales de la bahía, unos equipados de generadores y otros atendiendo a oscuras, llamaban y recibían a la clientela, que “hay que comer de algo”, concordaron.

Pero hay menos ventas y ganancias

En la calle Quito, trabajadores de los negocios de cerámica explicaron que sus ventas bajaron en relación a la semana pasada. “No había cómo cobrar para ciertos clientes y otros no se animaban a entrar por ver el local apagado”, dijo un trabajador del sector.

Mientras que en la zona de la Bahía en Chimborazo y Manabí los módulos permanecían a oscuras, pero varios locales optaron por abrir; otro número de locales, permanecieron cerrados.

Para Hernan Morocho la decisión era obvia: abrir si o si al público, uno no puede permitirse no laborar un día porque así lo dictó el presidente, señala.  “Con o sin luz debo vender. Por suerte yo comercializo ropa, pero aún así mis ventas bajaron un 30 % menos”, indica Morocho.

Asimismo, Janeth Fuertes que tiene un negocio de ventiladores, explica que la clientela se ha retraído, y que la principal consulta al momento de entrar a su negocio es “¿tienen ventiladores a pila?”.

“Nadie quiere ventilador a cable, porque no les sirve en lo cortes, y cuando llegan se les puede dañar”, dice.

En las calles José Joaquín de Olmedo y Malecón, donde la mayoría de los locales aseveraron no experimentar ceses, también hay menor movimiento.

A Omar Hurtado, quien vociferaba en este punto aun con energía los servicios que ofrece, el golpe de sus ventas le resta el ánimo. "Está sangrando el bolsillo", aseguró

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