
Cafeterías y hoteles copan su agenda para citas navideñas
Las reuniones se programan a las 09:00 o a las 16:00, priorizando el confort y la seguridad
En Guayaquil, los intercambios de regalos ya no ocurren en salas de estar ni en oficinas, sino en mesas de café. La inseguridad ha impulsado una nueva costumbre decembrina: reunirse en hoteles y cafeterías a horas “seguras”, como las 09:00 o las 16:00, cuando la ciudad luce más transitable y el movimiento ofrece cierta calma. Entre capuchinos, tés, postres navideños y conversaciones breves, grupos de amigas, colegas y familias se encuentran para entregar un obsequio pequeño y simbólico, aprovechando la luz del día y la sensación de resguardo que ofrecen estos espacios. Así, el simple acto de tomar un café -o incluso una agua aromática- se ha convertido en el nuevo escenario social de la temporada.
Te invitamos a leer: ¿Dónde comprar huevos baratos hoy? Precio de cubeta cae 40% por sobreproducción
“No solo es por seguridad, también es por la falta de tiempo. Por ejemplo, yo me reuní con mis amigas del colegio a las 09:00 en una cafetería”, cuenta a Diario EXPRESO Cecilia Mayorga. En su intercambio compartieron un bolón con café. “Lo importante es ese abrazo que nos llena de alegría”, añade.
Diario EXPRESO recorrió varios hoteles, entre ellos el Hilton Colón, que ofrece un té buffet por 22,50 dólares entre las 16:30 y las 18:00, acompañado de música en vivo los miércoles, jueves y viernes. Un jueves, lo primero que llamó la atención fue una mesa llena de exalumnas del colegio Manuela Cañizares, de Quito, institución especializada en la formación de maestras.
La complicidad de los días de colegio sigue intacta entre ellas. Se ríen recordando cómo, en las fiestas de Quito, escapaban para ir a bailar, como si aquellas adolescentes aún vivieran dentro de cada una. ¿Por qué se reúnen en Guayaquil si estudiaron en Quito? “Nosotras éramos internas. En los años 70, el Manuela Cañizares era el único Normal donde se estudiaba para ser maestras. Aquí estamos: hay compañeras de Guayaquil, Galápagos, Milagro y hasta de la provincia de Los Ríos”, explica Nancy Salazar, quien cada año convoca al grupo. Son cerca de 60 integrantes, aunque no siempre todas logran asistir.

Este año decidieron citarse temprano. “A una hora en que todavía hay luz del día, para regresar antes de que oscurezca”, dice Piedad Cañizares, jubilada como orientadora del Colegio Nacional 28 de Mayo. A pesar de que varias ya superan los 77 años, mantienen un espíritu joven que se nota en cada risa y en cada anécdota compartida.
Cerca de su mesa, otro grupo celebra su propio ritual: las primas Pincay. Ellas organizan un intercambio distinto, sin sorteo: cada una lleva un regalo para las seis. “Así regresamos a casa con cinco obsequios”, explica Jessica, la mayor. Entre risas recuerdan una escena de infancia. “Cuando teníamos 6 años, Carol se partió la cabeza por correr detrás de un gato. Ese día había una fiesta familiar y terminamos todos en la clínica”, cuenta. Carol sonríe y muestra la cicatriz de aquella travesura.
La tendencia va en crecimiento
La tendencia de organizar intercambios de regalos a la hora del café o del té ha crecido un 15 % en el Hilton Colón, según confirma Miguel Ponce, director de Alimentos y Bebidas del hotel. Y no es el único lugar que se adapta a esta nueva demanda.
Algunas personas incluso prefieren madrugar. “Mi reunión con mis compañeras de trabajo es a las 08:00 para desayunar en un hotel”, cuenta Gina Monroy. Hoteles como el Sheraton han preparado ambientes especiales: ofrecen desayunos navideños entre las 06:30 y las 10:30, y por la tarde una promoción de 2x1 en cócteles seleccionados.
Las cafeterías viven una dinámica similar. En Bombons Coffee Shop han creado postres navideños y reportan un aumento en las reservas, especialmente para desayunos. Y algunas pastelerías, como Gourmandises, permiten comprar el detalle ahí mismo: ofrecen cajas de regalo personalizadas con mini postres, bombones, galletas, figuras de chocolate y panetones artesanales, con precios que van desde 2,50 hasta 35 dólares, según el formato y contenido.
Incluso los patios de comida han entrado en esta tendencia. En el Mall del Sol, el área Portela atrae a grupos que no solo han cambiado el horario de sus encuentros, sino también la intención: para muchos, lo que importa ahora es el momento compartido, no el objeto que se entrega.
En una ciudad marcada por la prisa y la incertidumbre, estos encuentros diurnos se han convertido en pequeños refugios: espacios donde la rutina se detiene, las risas se reconocen y los afectos vuelven a tener tiempo y lugar. Más que intercambiar regalos, los guayaquileños están recuperando algo más valioso: la posibilidad de mirarse a los ojos, de sentirse acompañados y de recordar que, incluso en tiempos difíciles, la Navidad siempre encuentra la forma de juntarlos.
¿Te guata leer Diario EXPRESO? TE PUEDES SUSCRIBIR AQUÍ