
Burbano: "el acuerdo salarial envía un mensaje de unidad al país"
El ministro de Trabajo, Harold Burbano, en una entrevista defiende el aumento salarial y anuncia reformas laborales
Lograr un acuerdo sobre el salario básico en Ecuador no ha sido una tarea sencilla. Así lo reconoció el ministro de Trabajo, Harold Burbano, en una entrevista con Teleamazonas, al recordar que en los últimos 25 años solo se ha alcanzado un consenso en dos ocasiones: en 2016 y ahora en 2025. Para el Gobierno, este último entendimiento no destaca únicamente por el monto del incremento, sino por la forma en la que se construyó.
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El aumento de 12 dólares al Salario Básico Unificado, que regirá desde enero de 2026, se sustentó en un criterio técnico: la proyección de inflación del próximo año, estimada en alrededor del 2,7 %. Sin embargo, Burbano insistió en que lo más relevante fue el mensaje político y social que enviaron el sector productivo y el sector laboral: poner fin a la confrontación y apostar por el trabajo conjunto.
Según el ministro, este acuerdo también busca redistribuir parte de los resultados económicos del año. Recordó que recientemente se anunció un crecimiento de ventas del 10,4 % frente al año anterior y un desempeño económico cercano al 4 %, cifras que —afirmó— deben llegar a las familias ecuatorianas, por lo tanto el salario básico de 2026 es de 482 dólares.
Desde que asumió el cargo, explicó Burbano, el eje central de su gestión ha sido el diálogo permanente. Aseguró que mantuvo conversaciones continuas con empleadores y trabajadores antes de reunirlos formalmente en el Consejo Nacional de Trabajo y Salarios, donde ambos sectores mostraron apertura para llegar a un consenso con un objetivo común: desarrollo, paz social y cooperación.
No obstante, el ministro reconoció que el debate va más allá del salario básico. Aunque el incremento beneficia a quienes tienen empleo adecuado, advirtió que solo alrededor del 37 % de los trabajadores está en la formalidad, una realidad que obliga a pensar en reformas más profundas. Incluso aceptó que existen sectores de trabajadores que consideran insuficiente el aumento, al no cubrir la canasta básica ni la canasta vital.
Frente a esas críticas, Burbano señaló que la decisión se tomó con base en datos del Banco Central y el INEC, y que el acuerdo alcanzado demuestra que, pese a las divergencias internas, los sectores entendieron que la unidad es la única vía para sacar adelante al país. “Si seguimos haciendo lo mismo, no vamos a obtener resultados distintos”, advirtió.
Por ello, anunció que desde la primera semana de enero se trabajará en una hoja de ruta para impulsar reformas laborales que permitan mayor inserción de jóvenes, ampliación de derechos y formalización de quienes hoy están en empleos inadecuados. El objetivo a mediano plazo es ambicioso: elevar el ingreso promedio de los hogares de 1,6 a dos salarios básicos en los próximos tres años.
El ministro fue enfático en señalar que no habrá regresión de derechos laborales ni se insistirá en el trabajo por horas, pero sí se abrirá el diálogo para dinamizar las modalidades de contratación, incorporar aprendizajes del teletrabajo y permitir acuerdos flexibles sobre la distribución de la jornada, siempre con garantías para los trabajadores.
Finalmente, ante la preocupación de pymes y microempresas por el impacto del incremento salarial, Burbano anunció medidas de alivio, como líneas de crédito específicas con banca pública y privada y programas sociales vinculados al empleo formal, entre ellos iniciativas de acceso a vivienda. Para el Gobierno, el consenso alcanzado es solo el inicio de un proceso más amplio para mejorar la calidad del trabajo y la vida de las familias ecuatorianas.
La responsabilidad de sentarse, escuchar y pactar
Para María de la Paz Jervis, presidenta de la Federación Nacional de Cámaras de Industrias del Ecuador, el acuerdo no fue producto del azar ni de una sola voluntad, sino de una actitud compartida entre todos los actores que integran un espacio tripartito. En ese proceso, valoró el rol del ministro de Trabajo como mediador, pero puso especial énfasis en la responsabilidad asumida por los líderes sindicales y empresariales, quienes —dijo— entendieron que negociar también implica mirarse hacia adentro.
Desde la óptica del sector empleador, explicó a Diario EXPRESO que no se puede generalizar la realidad empresarial. “No todos somos iguales ni tenemos las mismas condiciones”, señaló, al advertir que para las pymes un incremento salarial puede representar un golpe fuerte a su sostenibilidad. Por eso, recalcó que el esfuerzo del gremio empresarial incluyó representar también a esas pequeñas y medianas empresas, sin dejar de reconocer la apertura de los sindicatos para dialogar.
Jervis sostuvo que el país atraviesa un momento crucial, en el que es indispensable demostrar que Ecuador puede llegar a acuerdos al margen de los gobiernos, con una sociedad civil capaz de construir consensos. Si bien el Estado debe cumplir su rol en políticas públicas, afirmó que son los distintos actores sociales quienes tienen la responsabilidad de sentarse, escuchar y pactar.
Ese espíritu de diálogo —añadió— es el principal valor del acuerdo, uno que no se alcanzaba desde 2016 y que debería convertirse en ejemplo para los consensos que el país necesitará en adelante. “El diálogo no es solo hablar, es escuchar”, insistió, al reconocer que dejar de lado visiones dogmáticas sigue siendo uno de los mayores desafíos en todos los sectores.
Finalmente, subrayó que ceder no es un regateo numérico, sino la capacidad de escuchar posiciones distintas, incluso aquellas que incomodan. Solo así, concluyó, es posible construir acuerdos duraderos y avanzar hacia un país que necesita entendimientos para seguir adelante.
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