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Big Mac
El Big Mac Index, creado por The Economist en 1986 y el Red Lipstick Index, popularizado por Leonard Lauder de Estée Lauder.Cortesía

Análisis estratégico: Big Mac o lápiz labial rojo

Hay índices que descifran no solo el estado de la economía de un país, sino el estado emocional y financiero del consumidor

En tiempos de incertidumbre, social y económica, y de acentuados cambios culturales, los hábitos de consumo revelan más de lo que aparentan. Indicadores no tradicionales como el Big Mac Index y el Red Lipstick Index ayudan a descifrar no solamente el estado de la economía de un país, sino el estado emocional y financiero del consumidor y los riesgos y oportunidades para quienes los saben interpretar.

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El Big Mac Index, creado por The Economist en 1986, compara el precio de una Big Mac en diferentes países para estimar el poder adquisitivo local y el valor relativo de las monedas frente al dólar. Aunque no es un indicador oficial, da pistas claras sobre cuánto puede comprar realmente la gente.

El precio de una Big Mac en 2025 varía considerablemente alrededor del mundo. Statista reporta que la más cara está en Suiza 7,99 dólares, en Argentina cuesta US $6,95, en Uruguay 6,91 dólares, en Costa Rica US $5,62 y en Ecuador 5,30 dólares. Esto ubica a nuestro país entre los más caros de la región andina. En contraste, en Perú y Chile el precio ronda los 4,50 dólares.

El Red Lipstick Index, popularizado por Leonard Lauder de Estée Lauder, sugiere que en épocas previas a una crisis y durante esta aumentan las ventas de lápices de labios, especialmente rojos. ¿La razón? Son un ‘lujo accesible’, un pequeño gusto que permite mantener el ánimo y la autoestima sin comprometer el presupuesto. Capaz cambiar de auto o comprar una casa sea costoso o inalcanzable, pero poder adquirir algo valioso de menor precio produce satisfacción emocional.

Se ajustan gastos sin renunciar al placer

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Ambos índices demuestran la dualidad del consumidor, aunque distintos, revelan una realidad innegable: los consumidores combinamos razón y emoción. Se ajustan gastos, pero no se renuncia al placer. Se reduce el consumo, pero protege rituales que otorgan bienestar. Se busca conveniencia, pero también conexión. Se ahorra, pero de manera estratégica para preservar concesiones que hacen la vida llevadera. Otro ‘índice’ a considerar es el tamaño de los empaques y su contenido. Mientras más pequeños, más profunda la crisis; es fácil notarlo en las perchas de los autoservicios

Las oportunidades surgen para las marcas que saben leer entre líneas y van más allá de los datos duros como ‘pantry checks’ y las proyecciones de participación de mercado, y ajustan sus ofertas de valor,no necesariamente el precio. Lo inteligente es realizar acciones cómo:

  • Ofrecer pequeños lujos: productos simbólicos, asequibles, que brinden satisfacción emocional sin desequilibrar el presupuesto.

  • Reforzar el valor percibido: explicar con claridad por qué un producto vale lo que cuesta, especialmente en mercados con alto precio relativo.

  • Conectar desde lo emocional: comunicar no solo beneficios funcionales, sino mensajes de optimismo, refugio o autoestima.

  • Reforzar íconos: identificar y potenciar productos que representen algo más que su uso. La Big Mac o un lápiz labial rojo venden más que comida o cosmética; venden experiencia, pertenencia o identidad.

  • Comunicación: transitar con éxito por estas rutas requiere de comunicación constante. Las grandes marcas y las marcas inteligentes nunca se quedan en silencio.

Hay que evitar la trampa del precio bajo, eso no es estratégico. La Big Mac muestra cuánto podemos gastar; el lápiz labial rojo, qué estamos dispuestos a comprar. Juntos revelan el estado psicológico del consumo. Hay que entrar en el terreno de los símbolos, las emociones y la percepción del valor.

Estos índices no son solo curiosidades económicas, son brújulas que ayudan a navegar un mercado cada vez más impredecible. En tiempos complejos, el consumo no se detiene: se transforma. Y los que sepan interpretarlo podrán crecer en medio de la tormenta.

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