En los últimos años el trabajo de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) para controlar el espacio aéreo ecuatoriano se ha multiplicado.

¿La razón? El incremento de actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico, que ha tomado a determinadas zonas costeras del país como su centro de operaciones para el aterrizaje y despegue de aeronaves con dinero, sustancias ilícitas o precursores.

Es que los réditos que provienen del tráfico de drogas serían en exceso lucrativos. Entre 80 y 90 mil millones al año generaría esa actividad en América Latina, según estudios de organismos internacionales.

Según explica el comandante de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), Geovanny Espinel, esos estudios señalan que un kilo de droga (dependiendo de la calidad) cuesta entre 1.500 y 2.500 dólares en el sitio de origen. La mayor parte procede de Colombia y Perú.

Cuando el producto llega a México y pasa a Estados Unidos pasaría a costar entre 25 y 30 mil dólares. Ya en Europa el precio subiría a 50.000 dólares. Y el mismo producto en Australia alcanzaría cerca de 200.000.

Por su posición, Ecuador, que antes era un sitio de paso de la droga hacia Centroamérica, Europa y Estados Unidos, en los últimos años se ha convertido en un país también de consumo y eso ha aumentado la violencia por disputas de territorio entre bandas delincuenciales.

Además se convirtió en un lugar propicio para el acopio, almacenamiento y distribución de drogas dentro y fuera del país, según evidencian las abundantes capturas de droga informadas por las autoridades.

Los cultivos de coca, marihuana y amapola también han aparecido en el país, aunque en pequeñas extensiones. En 2019 se erradicaron ya 77 hectáreas, pero van en aumento.

En ese contexto, también han aumentado los intentos de aeronaves, especialmente mexicanas, de aterrizar en pistas clandestinas de provincias costeras para aprovisionarse de sustancias ilícitas. Eso revelan las interdicciones efectuadas por aviones de la Fuerza Aérea.

Pero los trabajos de interdicción aérea que realiza la FAE no son casuales, explica Espinel. Se hacen coordinaciones con similares de países amigos, que son los que han alertado de la presencia de aeronaves con destino a costas ecuatorianas: Galápagos, Manabí, Esmeraldas, Santa Elena, entre otras.

La identificación y el seguimiento de aeronaves que se hallan en espacio aéreo nacional sin autorización de la FAE y de la Dirección de Aviación Civil (tráficos no identificados) han permitido, en lo que va del año, hacer siete operaciones reales y la captura de al menos cuatro avionetas con droga en el país y una en México.

En 2017 fueron cuatro operaciones, siete en 2018, en 2019 cuatro y en 2020 sumaron 13, con un total de 35 operaciones y la detección de 66 tráficos no identificados.

El comandante de la FAE resumió los hallazgos de 2021 y destacó las tareas cumplidas por las unidades de las FF. AA. y la Policía para la captura de las sustancias y localización de los posibles responsables.

El 18 de febrero una avioneta se halló accidentada e incinerada en el sector de Yalare de San Lorenzo, en Esmeraldas, con media tonelada de droga. El 2 de marzo una aeronave que llevaba 400 kilogramos de clorhidrato de cocaína fue encontrada en una pista privada, en Manglaralto, Santa Elena.

El 27 de abril en una pista privada, en Milagro, en el cruce que conduce a Yaguachi, se encontraron dos avionetas con canecas que se presumía contenían droga líquida. Un piloto fue detenido y posteriormente liberado por la justicia. El 21 de mayo hubo un nuevo reporte y otro el 6 de junio. La avioneta fue capturada en México con 250 kilos de droga.

Según la información de Inteligencia, una aeronave de las halladas en varios sectores costeros del país podría transportar hasta 400 kilos de droga. Es porque los narcotraficantes hacen adaptaciones a las mismas para almacenar combustible que les permita aumentar el número de horas de vuelo.

El director nacional de Antinarcóticos de la Policía, Geovanny Ponce, ratifica a EXPRESO que el trabajo coordinado con la Fuerza Aérea ha permitido tener importantes resultados.

Indicó que hasta el momento han efectuado al menos tres operativos en conjunto, con coordinación e intercambio de información permanente. Es eso lo que les ha permitido reaccionar de forma coordinada.

Adicionalmente, Ponce habló de la productividad. Destacó que el 2016 se mantenía como un año récord, con la aprehensión de 10,3 toneladas de droga. La cifra se disparó en 2020, con 128 toneladas de sustancias ilícitas. Hasta el momento ya suman 116 toneladas de droga las decomisadas. Solo en un operativo cumplido la semana pasada se incautaron 9,5 toneladas de alcaloides en Guayas.

El mayor Manuel Silva, excomandante de la Unidad de Investigaciones Especiales (UIES), ratifica que el problema del narcotráfico ya es regional y por lo tanto es necesario elevar todos los controles, convenios con países vecinos y de la región para tener protocolos de actuación regional. “El enemigo es uno solo: el narcotráfico, el crimen organizado. Por lo tanto, si subimos esto a convenios internacionales tiene supremacía en tema de leyes”.

Añade el oficial que el tema debe subirse al marco de convenios internacionales en cuanto a interdicción aérea, marítima, terrestre, porque eso le dará más fuerza para tener la eficiencia de los organismos de control e inteligencia.

La zona costera de Manabí sería una de las preferidas por los narcotraficantes para el aterrizaje y despegue de las aeronaves, que prefieren las horas de la madrugada para ejercer sus actividades ilícitas.

El 1 de abril de 2019 la Policía ejecutó un operativo en los terrenos destinados a la fallida construcción de la Refinería del Pacífico, en el sector de El Aromo (Manabí), que habían servido como pista de aterrizaje para una aeronave relacionada con el narcotráfico.

Hubo ocho detenidos, así como armas y vehículos incautados. Y se ejecutó precisamente la madrugada del 1 de abril. Agentes del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) lograron sorprender a los custodios de la avioneta que logró despegar de los terrenos de El Aromo. Hubo un enfrentamiento. Los narcotraficantes disponían de vehículos de alta gama, fusiles, lanzagranadas, implementos de comunicación, entre otros recursos.

La semana que termina, miembros del Cuerpo de Ingenieros del Ejército lograron desalojar a los comuneros instalados en vigilia en el sector Toalla Grande que rechazaban la colocación de un radar en el cerro de Montecristi, con el cual la FAE piensa reforzar los controles de seguridad de la zona.

El exdirector de Operaciones de la Policía Jaime Vaca cree que la protesta generada en torno al proyecto del radar y la reivindicación de posible afectación al ecosistema “es una pantalla nomás. Imagínese que un legislador dice que son terrenos protegidos”. Se pregunta: ¿por qué no hicieron esas comparaciones cuando ejecutaron el desbancamiento de todo El Aromo, lo que iba a ser la refinería?

Concluye que esos son los intereses oscuros que se están manejando para evitar la colocación del radar en el cerro.

La FAE tiene dos centros de mando y control

Todo lo que sobrevuela por los cielos ecuatorianos aparece en grandes pantallas en los Centros de Mando y Control (CMC) de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), en Guayaquil y Quito.

Oficiales y aerotécnicos se encargan de la vigilancia, alarma y control del espacio aéreo con sistemas sofisticados que visualizan el tráfico aéreo y la posible presencia de aeronaves ilegales. Trabajan en turnos.

En enero el Centro de Mando y Control de Quito recibió la visita de alumnos militares del Curso Básico de Comunicaciones, quienes conocieron el trabajo de vigilancia que se lleva a cabo.

En los próximos meses en el cerro Montecristi de Manabí se instalará un radar para la vigilancia de las aeronaves que ingresan al espacio aéreo ecuatoriano. El miércoles el presidente Guillermo Lasso decretó como Área Reservada de Seguridad Militar de Defensa al lugar, para facilitar la implementación del proyecto.