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Varias familias de ecuatorianos atravesaron el "infierno del Darién"Juan Carlos Castro

Darién: la inseguridad sumergió en la selva a los ecuatorianos

Las huellas del Darién | Son más de 23 mil compatriotas. Ellos revelan que las extorsiones y la violencia hicieron que huyan del país 

“Esta era nuestra única salida”; “La situación en el Ecuador es invivible y por eso decidimos huir”, “Ya no se aguantaba un día más en Ecuador”, se escuchaba constantemente entre los desesperados migrantes ecuatorianos que respondían ante la pregunta de: ¿cuál es la razón por la cual decidían meterse en la peligrosa selva del Darién?

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Atravesar el Darién no es una tarea fácil. A lo largo de la selva se puede observar a ecuatorianos reunidos en comunidad contando sus calamidades. Algunos lograron pasarla en tres o cuatro días, pero otros no corrieron con la misma suerte y tardaron hasta 10 días. Todo dependía del “guía” que te llevaba, de la rapidez con la que caminabas y de la fortuna con la que corrías para no ser raptado por las bandas criminales y comunidades indígenas que delinquen en la zona.

Pese a los peligros que existen, en lo que va del año, según registros de migración panameña, han ingresado más de 23.000 ecuatorianos, siendo actualmente el tercer país con más migrantes, solo superado por Venezuela y Haití. La cifra del presente año en curso, amenaza con superar la de todo el 2022, que bordeó los 29.000.

EXPRESO llegó hasta el Darién, donde conversó con decenas de compatriotas que dejaron su familia, sus bienes y en algunos casos hasta sus trabajos de varios años en el país, para buscar “una mejor vida” en otro lugar, pero, muchos de ellos, consideran que hasta ahora solo han encontrado sufrimiento.

Inseguridad, extorsión y vacunas”, era lo que más se conversaba entre ecuatorianos que se encontraban en las mismas circunstancias. “En Ecuador tenía mi negocio de enderezada y pintura durante más de 30 años, pero luego empezaron a extorsionarnos y por las continuas amenazas, decidimos vender algunas cosas y migrar. Estoy con toda mi familia porque todos teníamos miedo”, comentaba Wilmer Zambrano, un quiteño que resumía las razones para hoy estar en un refugio donde debe limitarse a comer los alimentos que les dan y compartir dos carpas con otras seis personas de su familia.

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El trayecto que deben recorrer los ecuatorianos para llegar hasta el Darién tampoco es fácil. La mayoría de ellos atravesó prácticamente todo Colombia para llegar hasta el puerto de Necoclí (Colombia) y llegar hasta la selva, que se convierte su hábitat durante varios días.

Pero, ¿cuál es la razón para tomar la decisión de viajar por tierra y no vía aérea, al menos hasta Panamá?, es una pregunta que muchos ecuatorianos se hacen. “Muchos de los que viajamos no tenemos pasaporte y sacar un pasaporte te tarda más de un mes, y la situación no te permite esperar. Debes salir del país lo antes posible”, respondían la mayoría de ecuatorianos. Mientras tanto, otros coincidían que habían sido estafados, que se les había ofrecido la selva como una ruta más económica y segura, explicaron, sin embargo, los gastos y los sustos ya superaron a lo que hubiesen tenido si viajaban vía aérea. Mientras tanto, otro grupo de migrantes consideraba que salieron con poco dinero y en el camino, con su trabajo y pidiendo colaboraciones, van sumando para así llegar hasta Estados Unidos.

También hay casos particulares, como el de un padre de familia (no quiso identificarse), que asegura que pese a tener visa e incluso hasta estudiar en Estados Unidos, debe transitar la ruta, ya que a su hija, de nacionalidad venezolana, le negaron la visa.

Historias de ecuatorianos hay demasiadas, pero todos coinciden que la inseguridad, las extorsiones y el duro momento político del país los motivaron a salir del Ecuador.

Extorsionadores les pedían $15.000 para dejarlos trabajar

extorsionado
Los migrantes tenían un taller automotor con más de 30 años. Las vacunas lo obligaron a huir.Josue Andrade A

Más de treinta años de un próspero negocio de enderezada y pintura de vehículos fueron destruidos por culpa de los vacunadores, que le pedían paguen $ 15.000 en una semana para “tener seguridad y dejarlos trabajar”, así resume la razón por la que una familia quiteña de siete personas se encuentra varada en el refugio San Vicente en Metetí, Panamá.

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Wilmer Zambrano, de 51 años, relata indignado cómo luego de tener una vida tranquila en Quito, ahora busca migrar hasta Estados Unidos para librarse de los extorsionadores que inicialmente le cobraban $ 300 semanal en su negocio.

“La razón por la que huyó de Ecuador es por la delincuencia y la extorsión. Primero me pedían $ 300 y di durante varios meses y yo pensé que ya iban a parar, pero luego me dieron una semana para pagar $ 15.000, me advirtieron que si no lo hacía, atacarían a mi familia. Me mandaron fotos hasta de mis hijos. Sinceramente, yo no tenía esa cantidad; unos abogados y hasta un amigo policía me recomendaron que mejor me vaya del país”, dijo Zambrano, quien asegura que era muy conocido en la ciudad por su taller, pero ahora espera tener dinero para poder continuar con su camino a Quito.

Wilmer viaja junto a seis personas más de su familia, entre ellos tres menores. Jonathan Tejena, su cuñado, cuenta que en medio de la selva fueron asaltados por grupos criminales. “Se nos llevaron todo el dinero que traíamos y también las pertenencias. Ahora esperamos que algún familiar pueda tener y nos mande para seguir”, comentó Tejena, quien viaja con su esposa y su hijo.

Una joven de 18 años viaja sola para poder ayudar a sus padres

Blanca Lutuala tiene solo 18 años, pero a su corta edad decidió dejar su país, a sus padres y sus hermanos para buscar llegar a los Estados Unidos, pero nadie nunca le dijo lo que sería atravesar la selva del Darién.

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“Fue una experiencia terrible, vi varios muertos, sufrí de mucha hambre y dolores en el cuerpo. Me tocó dormir donde cogía la noche. A mi corta edad, me ha tocado vivir una experiencia que no puedo asimilar, todo ha sido muy triste”, decía la joven de la provincia de Cotopaxi, quien no lograba contener sus lágrimas mientras hablaba.

Para Blanca, la selva fue un obstáculo muy difícil que le tocó atravesar, pero confiesa que lo más doloroso de todo es tener a su familia lejos y que hace varios días no puedan comunicarse. “Extraño mucho a mi familia, si pudiera abrazarlos ahora mismo lo haría porque es muy difícil estar sin ellos”.

Pese a estar sin su familia, Blanca se encontró en el camino con un grupo de ecuatorianos con los que ha transitado toda la selva y la han ayudado durante los cinco días que le tomó cruzar la frontera entre Colombia y Panamá.

Ahora solo espera poder llegar hasta Estados Unidos y poder encontrarse con otro hermano que también migró. “Hago esto por mi familia, quiero ayudarlos y que puedan estar tranquilos porque la situación en el Ecuador está muy difícil. Todo está muy caro, el Gobierno no ayuda a las personas necesitadas y solo nos queda salir del país”, reflexionaba Blanca, mientras sollozaba.

Un héroe que huye de su propio país por el miedo a la inseguridad

héroe
El ecuatoriano fue el héroe de una familia venezolanaJosue Andrade A

Anníbal Fauche es oriundo de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, él confiesa que dejó el Ecuador por la situación del país y el incremento de bandas delincuenciales en su ciudad natal.

El ecuatoriano, de 54 años, es reconocido por un grupo de venezolanos que lo llaman su “héroe”, ya que rescató a una mujer y a un niño. “Dos personas se estaban ahogando y él sin conocer fue a rescatarlos. Es muy valiente, gracias a él esa familia se salvó y pudo continuar el camino”, comentaba Rosa Jamirta, una madre de familia venezolana que también fue asistida por el ecuatoriano.

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El ‘héroe’ ecuatoriano relata que el momento político del país lo obligó a migrar. “La situación en el país está muy complicada. No hay plazas de trabajo y la delincuencia está acabando con los negocios. Soy un hombre soltero, así que intenta llegar hasta Estados Unidos para buscar trabajo y enviarle dinero a mi familia”, comenta Fauche, quien fue adoptado como un miembro más de la familia de los venezolanos rescatados.

“Ha sido feísimo, había unas lomas que uno ya se caía al abismo. Pude ayudar a varias familias en el trayecto. Tardé cinco días en cruzar el Darién, pero en ese tiempo vi muertos, dormí en medio de la montaña y por poco hasta me roban. Ahora solo pienso en poder llegar hasta mi destino lo antes posible”.

Anníbal dijo a EXPRESO que su familia no sabe si él vive o muere, ya que hace varios días no había podido comunicarse con su madre y sus hermanos que se quedaron en Ecuador. Ahora solo espera poder continuar su camino hasta Estados Unidos, donde otro hermano, quien apenas llegó hace un mes, lo espera para encontrar una nueva vida y poder vivir sin miedo a la inseguridad del Ecuador.

Una familia completa en busca de nuevas oportunidades

foto familia
La familia reside en un pequeño dormitorio. Las 11 personas duermen ahíJuan Carlos Castro

Son 11 personas, así como un equipo de fútbol, una familia conformada por once quiteños que se suman a la lista de más de 23.000 migrantes ecuatorianos que han atravesado la selva del Darién en busca del sueño americano.

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Con la mirada en el limbo y el ánimo destrozado se podía observar a la familia Valencia Castillo, que todavía recuerda con profundo dolor todo lo que vivieron en la selva. “Fue demasiado horrible, peor aún que viajamos con 4 niños. Ya no aguantábamos más, pero logramos salir de esa pesadilla”: contaba Natasha Valencia, quien se emocionó al saber que un equipo periodístico ecuatoriano estaba en el sitio.

La familia entera, al igual que casi todos los ecuatorianos, decidió aventurarse a migrar por la falta de oportunidades y la inseguridad. Natasha Valencia relata que no había trabajo y ya empezaban a ‘morirse de hambre’ en su natal Quito. “No teníamos para vivir, no hay trabajo así que vamos a probar suerte a Estados Unidos

La familia Valencia Castillo ya tienen quince días en un pequeño dormitorio donde con lo único que contaban eran tres colchonetas de una plaza para sobrevivir hasta que el dinero ‘milagrosamente’ llegue para poder seguir su camino rumbo a Estados Unidos. “Ya nos quedamos sin dinero, pero no tenemos otra opción, esperamos pronto encontrar alguna manera de continuar, pero la verdad no sabemos cómo será”, dijo.

La escena se enternecía al ver a un pequeño niño que buscaba la manera de que la cámara lo enfoque y pidió ser entrevistado, “Soy Isaac, tengo tres años, en la selva me fue mal, pero soy muy fuerte”, decía el pequeño, mientras su madre trataba de contener las lágrimas para mostrarse fuerte frente al menor de edad.

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