
La ciudad apunta al orden
Este año, a continuación de Urdesa, Urbanismo regularizará los negocios de otras zonas
Es el siguiente proyecto que quiere acometer la Dirección municipal de Urbanismo, Registro y Ordenamiento Territorial: extender a otros puntos de Guayaquil el nuevo modelo comercial de Urdesa y los lotes de la Kennedy situados enfrente de la avenida Francisco Boloña. Un “plan piloto” que aparece recogido en la ordenanza aprobada el pasado noviembre y cuyo objetivo principal pasa por regularizar los negocios de la zona.
El responsable del área, José Miguel Rubio, sabe que el conflicto suscitado en Urdesa y parte de la Kennedy, donde un millar de empresas desarrollaba hasta ahora actividades no autorizadas para sus predios, operaba sin tasas de habilitación o las había obtenido mediante el “pago de coimas” (los responsables de Urbanismo despidieron al 30 % de sus trabajadores en 2015), no solo afecta a estas ciudadelas.
Por eso está interesado en elaborar más normativas similares sobre condiciones de edificación y uso del suelo. “Así es. Lo tenemos previsto”, responde cuando EXPRESO le pregunta por esta posibilidad.
Rubio cree que trabajará en más sectores antes de que expire el año. Pero primero desea concluir el proceso de los dos barrios porteños y “sacar conclusiones”. “Es un tema que he tratado con el alcalde. Hemos hablado sobre estudiar bien la situación y me ha pedido números y resultados al respecto. Los números de Urdesa me han sorprendido porque había más negocios por regularizar de los que pensaba. Pero bueno, para eso se puso en marcha la ordenanza”, destaca.
Por el momento, prefiere mostrarse prudente y culebrea para no concretar las ciudadelas a las que se aplicará el nuevo régimen legal. Incluso cuando este Diario, a modo de ejemplo, le plantea si la Garzota, la Alborada, Guayacanes, Sauces u otras aledañas figuran en la lista.
“Pueden ser todas esas, pero no es bueno que diga esta o aquella porque luego voy a crear una expectativa y a lo mejor comienza a desordenarse. Vamos poco a poco. Estamos en fase de análisis”, desliza.
Quizá influya el hecho de que la ordenanza ejecutada tampoco es un documento indeleble y grabado a fuego, de que los comercios de cada área pueden presentar ciertas particularidades con respecto a los demás. Por eso el Cabildo, si bien no contempla modificarla a corto plazo, está abierto a renovarla en caso de que surjan nuevas necesidades: “Las normas evolucionan, no se hacen a rajatabla. Lo que queremos es legalizar, incentivar... Siempre actualizamos nuestras normativas. Pero donde debemos decir no, decimos no”.
Tal y como EXPRESO adelantó ayer, la regularización de las empresas de Urdesa, que debe materializarse a lo largo de 2017, avanza rauda. No obstante, algunos empresarios ven “imposible” adaptarse a las directrices, prefieren echar el cierre y critican la “pérdida de valor” que, a su juicio, van a sufrir las edificaciones, así como la “caída” de los alquileres.
Tras unos pequeños ajustes en la base de datos del catastro municipal, ya ha concluido para 820 radicadas en inmuebles que sí poseen el uso comercial, pero cuya actividad no estaba permitida para esos solares.
Las más problemáticas son las 180 que aproximadamente se asientan en domicilios. Los dueños de 138, en torno al 75 %, han presentado sus proyectos para implantar las mejoras exigidas, sobre todo respecto a la habilitación de parqueos, el obstáculo que más fricciones genera. Y el Municipio les ha concedido los respectivos registros de construcción. Pero el futuro se antoja incierto para unas 40, cuyas solicitudes se han rechazado “por no resolver los problemas”.
Entre los controles y la comprensión
Como pacificadores inesperados, los vecinos de Urdesa, contrarios no obstante a convertir la ciudadela en un oasis comercial, irrumpen en escena para intentar que la regularización deje el menor número posible de cadáveres por el camino.
Publio Andrade, presidente encargado de la Fundación Asociación Cívica y Cultural de Urdesa (Accur), aboga por retomar el diálogo a tres bandas entre el Municipio, su entidad y los empresarios. “Los controles son necesarios. Pero también debemos mostrarnos compresivos”, enfatiza.