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Daniel Salcedo
Daniel Salcedo, sentenciado por corrupción, compareció el 18 de julio en la Comisión de Fiscalización presidida por Ferdinan Álvarez.Flickr Asamblea Nacional

Caso Salcedo: usar la Asamblea como tribuna tiene grandes riesgos

Análisis | El presidente de la Comisión de Fiscalización, Ferdinan Álvarez, podría enfrentar consecuencias no previstas

Es muy probable que a Ferdinan Álvarez, presidente gobiernista de la Comisión de Fiscalización, una de estas noches le pase lo mismo que le pasó a Calamardo en el famoso meme: acostado, sin poder dormir y con los ojos abiertos pensando “no debí hacer eso”, mientras Bob Esponja baila afuera de su ventana.

Y si acaso Ferdinan Álvarez no pueda conciliar el sueño, como le ocurrió a un Calamardo arrepentido, es porque resulta que Xavier Jordán, uno de los más enlodados por las declaraciones del reo Daniel Salcedo en la Comisión de Fiscalización, ha dicho que quiere ser recibido por ese organismo lo antes posible para contar, según él, toda la historia que existe tras Álvarez. “Solicito comparecer ante la @FiscalizacionAN de manera urgente y en igualdad de oportunidad e inmediatez que Daniel Salcedo Bonilla (a pesar de que está sentenciado a más de 30 años de cárcel por varios delitos). Tengo información documentada y verificable sobre la corrupción hospitalaria y el financiamiento de campaña de @FerdinanAZ87”, puso Jordán en su cuenta de X , poco después de la comparecencia de Salcedo, quien dijo que él le entregaba el dinero fruto de la corrupción en los hospitales. Según Salcedo, Jordán recibía ese dinero y lo invertía en las campañas de la Revolución Ciudadana.

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El pedido de Jordán es, sin duda, una fea advertencia para Ferdinan Álvarez. Fea porque es perfectamente verosímil (lo que no quiere decir que sea necesariamente cierta) que Álvarez haya cometido pecados inconfesables en el sector médico, ya que cuando era asambleísta por la Revolución Ciudadana estaba especial y sospechosamente enfocado en el tema de los negocios hospitalarios. No en vano fue presidente de la Comisión de Salud y mano derecha de Ronny Aleaga, entonces asambleísta estrella del correísmo y ahora prófugo de la justicia por el caso Metástasis. Aleaga también está acusado por haber hecho parte de los negocios en los hospitales.

Una posible retaliación de Jordán no es lo único que puede sucederle a Álvarez por haber armado el espectáculo de Salcedo. Roberto Brunes, otro de los enlodados por el reo, ahora quiere hablar y, según dice, tiene cosas que contar sobre el financiamiento de la campaña del ahora presidente de la Comisión de Fiscalización.

Álvarez podría dormir tranquilo, a diferencia del pobre de Calamardo, si no hubiera decidido (por instigación del Gobierno, claro está) convertir a la Asamblea Nacional, con el caso Salcedo, en una inmensa tribuna para sus intereses políticos: atacar al correísmo y también al alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, que también fue enlodado por Salcedo.

En realidad, lo que ha dicho Salcedo es tremendamente grave y perfectamente posible, pero sus confesiones debían haberse hecho profesionalmente en la Fiscalía, ya que se ha declarado colaborador eficaz por el caso Purga. Todo lo que diga o deje de decir Salcedo en la Comisión de Fiscalización no es otra cosa que parte de un espectáculo político donde el gobierno, que maneja a su antojo la Comisión de Fiscalización de Álvarez, quiere cobrarles cuentas pendientes a sus adversarios correístas y especialmente al alcalde Aquiles Álvarez.

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Viejos amigos y posibles nexos

Las posibilidades de que todo lo que dijo Salcedo el jueves en la Comisión sea cierto son altísimas, incluida la insinuación de que el asesinato de Fernando Villavicencio fue de autoría intelectual de Jordán y sus socios de negocios turbios (entre los que está Ronny Aleaga, muy cercano hasta 2023 a Ferdinan Alvarez), pero lo que ocurrió en la Asamblea no abona en nada a las investigaciones que, se supone, debería estar haciendo la Fiscalía en forma mucho más profesional. Es más, lo que aconteció el jueves con Salcedo, más allá de lo espectacular que pueden haber sido sus revelaciones, podría afectar los resultados de las investigaciones porque inevitablemente quedará la sensación de que cualquier cosa que le cuente a la Fiscalía estará supeditada a los intereses políticos del gobierno.

Por el momento, Ferdinan Álvarez tuvo una salida sagaz: aparentemente aceptar el desafío de Jordán y convocarlo para que comparezca ante la Comisión de Fiscalización el lunes 21 de julio. Con eso, seguramente, pensó que podía alejar cualquier sospecha de que no quiere que Jordán hable. Pero la sagacidad del presidente de la Comisión de Fiscalización no pasa de ser una simple viveza criolla: Jordán no podrá asistir porque Álvarez le puso como condición que su comparecencia sea presencial y eso es imposible: Jordán tiene orden de prisión y apenas ponga un pie en el país sería llevado a la cárcel. Por eso, en su llamado para que lo convoquen puso que debía ser vía telemática. Es decir, Álvarez citó a Jordán a una audiencia presencial, sabiendo que no podrá estar. Pero la salida de Álvarez no garantiza para nada que Jordán no revele todo lo que dice que va a contar. Es muy probable que Jordán, si no es citado para comparecer vía telemática, empiece a sacar información desde Estados Unidos, donde está radicado, para enlodar a Álvarez y a otros que, por el momento, piensan que están protegidos. Es, en definitiva, una pugna entre personas que tienen muchos cadáveres en el clóset, como dice el dicho.

Los operadores políticos del gobierno de Daniel Noboa que se idearon el operativo con Salcedo en la Asamblea deben estar también arrepentidos como Calamardo. La iniciativa encendió nuevamente la chispa de Jordán, que se había apagado desde el caso Metástasis, y ahora cualquier cosa puede salir de su boca. Jordán tiene mucha información y no sería para nada raro que el más lastimado con ella sea precisamente el asambleísta Álvarez, que se ha destacado por su agilidad para evaporar cualquier intento de fiscalización al gobierno, pero está listo y entusiasta para espectáculos que lo benefician como este con Daniel Salcedo. Alguien pagará, tarde o temprano, por haber hecho de la Asamblea un gran espectáculo.

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