Expertos brindan recomendaciones para potenciar la formación de profesionales técnicos en el Ecuador.
Expertos brindan recomendaciones para potenciar la formación de profesionales técnicos en el Ecuador.Foto: Flickr Senescyt

Más carreras técnicas en Ecuador para evitar que el talento migre al extranjero

Solo 54 institutos no cubren la demanda en Ecuador. Graduados desertan por la falta de homologación de títulos

Una propuesta ciudadana enviada a EXPRESO ha encendido las alarmas sobre la limitada consolidación de la formación técnica en Ecuador, señalando una preocupante desconexión entre los profesionales egresados de institutos tecnológicos y las oportunidades laborales, especialmente en empresas extranjeras.

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En este contexto, y en respuesta a un pedido de información realizado por EXPRESO, la Senescyt informó que actualmente existen 54 institutos y conservatorios públicos que ofrecen más de 490 carreras en sectores estratégicos a nivel nacional. Sin embargo, según expertos, esta oferta educativa aún no se traduce en una integración efectiva al mundo laboral.

Frente a este diagnóstico, se plantean algunas alternativas como ampliar la oferta en carreras de vanguardia, crear nuevos institutos en zonas con baja cobertura o crear una empresa pública que concentre el talento nacional para dar soporte al Estado y reducir la dependencia externa.

Los retos de la formación técnica

La rectora de la Espol, Cecilia Paredes, es enfática al respecto: la institución ya ha iniciado este camino. “Generamos programas para formar jóvenes en logística portuaria y mecatrónica. Tuvimos 1.000 aspirantes para solo 20 cupos”, señaló, en referencia a la demanda detectada en zonas como Posorja.

Pero advirtió que no basta con abrir carreras o dar becas, sino que debe existir una relación directa entre formación y empleo. “Las universidades debemos crear oferta que tenga demanda. Los programas deben tener un propósito de empleabilidad, no solo llenar aulas”, remarcó.

La formación técnica se convierte en un puente que acerca a los jóvenes de forma más inmediata a su praxis profesional, siempre que esté alineada con los planes nacionales.

DANIEL CALDERÓN

Exministro de Educación

Para Paredes, el problema también es cultural. “En Ecuador, decir ‘tecnólogo’ suena a algo menor, pero es lo que más requieren las empresas”. Desde su punto de vista, el país necesita una “voz fuerte que diga a los jóvenes dónde hay trabajo” y oriente la oferta académica desde edades tempranas. Además, apuntó que debe haber un cambio en la planificación territorial. “Hay que generar capacidades locales, con carreras ligadas a los territorios y su proyección productiva”.

Una mirada desde dentro la ofrece Víctor Muñoz, tecnólogo en Comunicación Digital por el Instituto Gráfico de Artes y Diseño (IGAD). Para él, la formación técnica representa una opción rápida para entrar al mercado laboral. “Lo que más motiva es incorporarse rápidamente al mundo laboral, tener herramientas prácticas, técnicas y hacer pasantías que te abran una puerta”, dijo.

La deserción, uno de los riesgos

Sin embargo, Muñoz lamenta que, tras graduarse, muchos se enfrenten a un techo académico. “No encuentran una licenciatura o una maestría compatible. Ahora se están implementando maestrías tecnológicas, pero todavía no es suficiente para retener el talento”.

Es fundamental que las carreras técnicas tengan un propósito claro de empleabilidad, no solo llenar cupos; de lo contrario, el esfuerzo de los estudiantes y del Gobierno se pierde.

CECILIA PAREDES

Rectora de la Espol

Y mencionó otro problema: la deserción. “Muchos estudiantes desertan en los últimos semestres pese a haber terminado sus materias. Dicen: ‘Ya estoy trabajando, ya no necesito titularme’”, en parte porque “se ha inculcado que un título tecnológico no sirve o que es solo un papel más”.

Desde una visión más estructural, Daniel Calderón, exministro de Educación, subrayó la importancia de alinear la formación con las vocaciones productivas del territorio. “Hay zonas que han desarrollado mayores saberes, (en temas) como el cuero, banano o madera, y requieren una formación calificada que permita conservar, mejorar e innovar ese conocimiento”, explicó.

Para Calderón, la formación técnica “se convierte en una especie de puente que permite que los jóvenes puedan acercarse de forma más inmediata a su deseo de praxis profesional”.

Apoyo para las carreras técnicas existentes

No obstante, alertó sobre el riesgo de improvisación. “No se trata de abrir carreras por abrir. Debe existir una planificación estratégica del crecimiento técnico-productivo del país, alineada a las demandas territoriales y a los planes nacionales”.

La diferencia entre universidad y tecnológico es abismal. Mientras en la universidad se prioriza el pensamiento crítico, en el tecnológico el enfoque es netamente práctico.

VíCTOR MUÑOZ

Graduado del Instituto Gráfico de Artes y Diseño

El canciller del Tecnológico Espíritu Santo (TES), Aldo Maino, coincidió en que la clave está en potenciar lo ya existente. “Cualquier iniciativa que genere acceso al menor costo por estudiante es valiosa”. Para él, no se trata necesariamente de crear más instituciones, sino de fortalecer las que ya existen. “Hay institutos públicos y privados capaces de cumplir ese rol... Se los puede potenciar”, argumentó.

Maino considera que el Estado también puede invertir en el sector privado mediante becas. “La Secretaría de Educación podría generar ayudas económicas para que los institutos privados ofrezcan ese valor”, planteó.

También hizo un llamado a estrechar el vínculo entre academia y empresa. Finalmente, manifestó que “el sector público debe facilitar nuevos tipos de contratación. Muchas veces el empleador se retrae porque desvincular cuesta mucho”.

  • Inserción. El 83 % de los graduados de la Espol en carreras técnicas logran encontrar empleo estable durante el primer año tras titularse.

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