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ADRIAN CASTRO ASAMBLEA NACIONAL
El asambleísta de ADN, Adrián Castro, señaló al correísmo durante el debate de las bases militares extranjeras.ANGELO CHAMBA/EXPRESO

Bases militares extranjeras: una chanfaina repleta de equívocos

Análisis | La tecnología ha dejado obsoletos a los centros militares. El correísmo cacarea el tema de la soberanía

La discusión sobre si se debe permitir la instalación de bases militares extranjeras en el Ecuador o que el Ecuador ceda bases militares a una potencia extranjera está llena de equívocos. Tantos que el debate del martes en la Asamblea terminó siendo estéril e inútil.

Ahí, con 82 votos del Gobierno y de sus aliados, se aprobó una reforma parcial al artículo 5 de la Constitución, que elimina la prohibición del establecimiento de bases militares. Una reforma que nació de la consulta del 21 de abril de 2024, en la que una mayoría de ecuatorianos estuvo de acuerdo con la propuesta del régimen de Daniel Noboa. Eso no significa que la reforma entre en vigencia inmediatamente, pues aún hay que esperar que lo que hizo el martes la Asamblea sea confirmado en una nueva consulta.

Básicamente lo que hizo el Legislativo fue eliminar un pedazo del artículo 5 de la Constitución, al que dejó con apenas un enunciado. Ahí donde dice “el Ecuador es un territorio de paz. No se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. Se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras”, solo deberá quedar la parte que dice: “El Ecuador es un territorio de paz”. Un enunciado que es perfectamente inútil y vacío, porque ¿cómo puede una Constitución ordenar que haya un territorio de paz? Es como si hubiera algún otro enunciado que diga “el Ecuador es un país de gente buena”.

Las bases militares dejaron de tener la importancia

Pero durante el debate en la Asamblea quedaron expuestos los equívocos. Quizá el primero de ellos es que una potencia extranjera necesariamente tiene que tener una base militar para poder combatir el crimen internacional, como argumentó el presidente Daniel Noboa cuando propuso la pregunta en la consulta de 2024. En realidad, las bases militares dejaron de tener la importancia que tenían hace 15 o 20 años. Con la tecnología que se ha desarrollado en los últimos años, las bases militares, sobre todo para combatir el narcotráfico y el crimen, han quedado obsoletas.

En un artículo de mayo de 2023 de la prestigiosa revista Foreign Policy, el experto Tylker McBrien sostenía que el concepto de la base militar era útil en otras circunstancias históricas; pero ahora en un país, en ese caso Estados Unidos, los enemigos pueden atacarlo no solamente desde fuera sino desde dentro. “Tras décadas de consenso, activistas, académicos y veteranos ahora se oponen a lo que consideran un paso en falso geopolítico y sostienen que es hora de abandonar estos puestos de avanzada de larga data y traer las tropas a casa”, decía McBrien en su ensayo.

El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, lo afirmó en 2020: ese país tiene “demasiada infraestructura en el extranjero y demasiada infraestructura permanente”, y describió muchas bases en el extranjero como “derivadas de donde terminó la Segunda Guerra Mundial”. Cuando se instaló la base de Manta, la situación era distinta y los aviones que se dedicaban a perseguir los embarques de droga necesitaban de un estacionamiento físico, el cual ahora ya no es tan necesario. Con un convenio de cooperación internacional sería posible lograr resultados tanto o más importantes que con una reforma constitucional.

Base de Manta
Vista aérea de la antigua Base militar de operaciones de Estados Unidos en Manta.Archivo EFE

El cacareo del correísmo sobre la soberanía de Ecuador

Otro de los equívocos es el tema de la soberanía nacional, con el que tanto cacareó el correísmo durante la sesión. Una base militar extranjera, si es instalada bajo la regulación y las condiciones del país anfitrión, no tiene por qué afectar la soberanía. Bases militares de Estados Unidos hay en Inglaterra, Francia, España y Alemania, y la soberanía de esos países no está en cuestión. Son naciones que establecieron alianzas estratégicas para defenderse de la expansión soviética luego de la Segunda Guerra Mundial. La base de Manta no fue un elemento que haya afectado la soberanía ecuatoriana. En todo caso, mucho más lo fue la instalación del campamento de las FARC en el norte de la Amazonía, donde se instaló el terrorista Raúl Reyes.

Un tercer equívoco es pensar que el único país que podría instalar bases en Ecuador es Estados Unidos. Lo hizo notar el correísta Ricardo Patiño: si se elimina la prohibición podría llegar, en el futuro, un gobierno díscolo que pida a países dictatoriales como Corea del Norte, Irán o Rusia instalar bases en el Ecuador. En otras palabras, nada garantiza que únicamente Estados Unidos pueda instalar bases militares en Ecuador. Lo curioso en la argumentación de Patiño es que si llega al poder un gobierno de su línea política, lo más probable es que la base militar sea de Irán o Rusia, países con los que él simpatiza de forma abierta.

Pero los equívocos no terminan ahí. Uno de los principales es suponer que hay una potencia, en este caso Estados Unidos, interesada en instalar una base en Ecuador. En realidad, ese país no ha lanzado ni la más mínima señal de que quiera traer tropas para estacionarlas en Ecuador. Es tan brutal el equívoco que a pocos días de que la pregunta sobre la eliminación de la prohibición de las bases fue aprobada en una consulta popular, la Cancillería ecuatoriana salió a decir que había iniciado los contactos diplomáticos para ver qué país estaba interesado. Y hasta ahora no hay ninguno.

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