DISOLUCION ASAMBLEA
El presidente Guillermo Lasso y varios de sus ministros durante el anuncio de la aplicación del articulo 148 de la Constitución.Cortesía

Análisis político: Ni siquiera sin Asamblea, Lasso supo gobernar

En estos dos meses el Gobierno no ha logrado articular un solo gesto o decisión de envergadura en temas como seguridad.

En los dos meses de gobierno luego de la muerte cruzada, Guillermo Lasso se ha comportado como un recién casado que llega a su luna de miel y se dedica a jugar xbox o ver televisión y deja a su flamante esposa con los churos hechos. La referencia a la luna de miel le calza a Lasso porque parecía que libre de las estridencias de una Asamblea repleta de sabandijas, iba a poder gobernar el poco tiempo que le queda con mayor tranquilidad y sintonía con la sociedad.

Jorge Gabela

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Si bien es cierto que Lasso no pudo ejercer el poder como hubiera querido con decretos, porque nunca calculó que la Corte Constitucional iba a asumir las competencias de la Asamblea, también es cierto que no ha hecho una larga lista de otras cosas que no necesitan tener el aval de ese organismo. Entre esas cosas se destaca el tema de la seguridad. En realidad, en estos dos meses el gobierno de Lasso no ha logrado articular un solo gesto o decisión de envergadura en ese tema. Es más, las cosas que ha anunciado o prometido no se han concretado o no han funcionado. Anunció, por ejemplo, la compra de armamento militar a Turquía y en realidad no había nada en concreto. La declaratoria de terroristas a los carteles del narcotráfico terminó siendo un gesto de buenas intenciones que no tenía ningún sustento jurídico para que produzca los efectos que la sociedad esperaba.

Lasso no fue capaz de activar actos que puedan hacer sentir a la sociedad más protegida, como por ejemplo operativos en las zonas más afectadas por la inseguridad. Ni se diga en el tema de las cárceles: ahí tampoco se ha hecho nada, ahora que la Asamblea no está para enjuiciar ministros o armar bochinches mediáticos.

En otros sectores la gestión ha sido pobre. A Lasso le gusta la pompa y el protocolo y aparece, por ejemplo, en reuniones con los gobiernos locales para planificar la capacidad de respuesta para El Niño, pero no se ha visto llegar puentes bailey ni un plan concreto de contingencia. En el tema de la vialidad la cosa no es muy distinta.

Pero la carencia de gobierno ha estado más relacionado con la política. Durante estos dos meses, el operativo del correísmo para tomar los organismos de control, la justicia y el sistema electoral avanza sin que los operadores de Lasso hayan hecho algo. Si bien es cierto que el Ejecutivo no tiene derecho a inmiscuirse en los asuntos de otros poderes, como el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, también es verdad que existen mecanismos perfectamente legítimos para ejercer gestos políticos y evitar lo que está ocurriendo. Ahora, el correísmo está a punto de hacer un concurso para tener un contralor a su medida y de colocar en el Consejo Nacional Electoral a dos de sus fichas para manejar las elecciones. Lasso podría ser destituido por la próxima Asamblea días antes de entregar el poder y hasta ser declarado objetivo de la justicia correísta y socialcristiana. Durante estos meses, el presidente no construyó medidas de contingencia para su salida del poder ni alianzas políticas que lo ayuden. Todo indica que saldrá sin pena ni gloria y más solo que monje tibetano.