Eran las 19:47. Cuatro hombres, encapuchados y armados con palos, recorrían la calle Isidro Gallegos, del barrio La Vicentina, mirando por las ventanas de los carros parqueados sobre la vía. Una camioneta que circulaba por la zona se percató de la situación y empezó a pitar.

Los vecinos salieron rápidamente de sus casas y los hombres encapuchados se dispersaron. Pero el barrio no siempre tiene tanta suerte.

Ruth Conde, presidenta del Comité Promejoras de La Vicentina, indica que en el sector se han intensificado los asaltos, el robo de accesorios a vehículos y el robo a los locales comerciales del sector.

Las dos vías de ingreso al barrio son las arterias más problemáticas de La Vicentina.

“El puente de la Velasco Ibarra, por ejemplo, es usado como dormitorio por personas en situación de calle, entre quienes muchas veces se esconden delincuentes. Al otro extremo, en cambio, es muy común que operen bandas que roban en los buses”, estableció.

La mendicidad se ha vuelto una situación cotidiana, que a veces escala en las calles del barrio. “Hay de todo. Gente que realmente necesita y pide que se le dé lo que uno pueda, y otros que pasan exigiendo que se les dé dinero o comida y cuando uno no accede, van pateando las vitrinas o amenazando. Los desalojan y al día siguiente están de regreso”, dijo Martha C., comerciante de la zona que prefirió la reserva de su nombre.

Con el fin de reducir el índice de delitos, se crearon comités de seguridad en todo el distrito Manuela Sáenz, que incluye sectores como La Magdalena, El Ejido, La Floresta, El Tejar, San Juan, y más.

En algunos de estos barrios, locales comerciales ya han reportado extorsiones, por lo que las localidades que aún no han enfrentado este delito, como La Vicentina, buscan maneras de prevenir la situación.

“En La América, en San Juan, que ya se han enfrentado a las extorsiones, han implementado medidas para enfrentarse a ‘los vacunadores’. Para el resto de nosotros, unirnos a estas estrategias es una forma de convertirnos en barrios disuasivos, para que la extorsión no se sume a los delitos a los que ya nos enfrentamos”, comentó Conde.

Entre las medidas que han tomado están la colocación de letreros, las alarmas comunitarias e incluso la colocación de treinta cámaras de seguridad donadas por antiguos residentes.

Adriana Jurado, vicepresidenta del Comité de Seguridad, explicó que se han reunido con la Policía Nacional en múltiples ocasiones, pero que si bien hay voluntad de ayudar al sector, la realidad es que “hay tres patrulleros para todo el distrito Itchimbía (desde El Trébol hasta La Floresta). No sabemos por qué no hay más presupuesto, pero esta es la situación”, dijo.

Por ello, las mujeres señalan que ante todas las medidas, la integración es la más necesaria.

“Para combatir a la delincuencia es necesario que los vecinos se conozcan y se unan”, señaló Jurado.

Por ello, una de las principales estrategias del comité es el desarrollo de actividades comunitarias semanales que sacan a los vecinos a plazas y parques.

“Todos los miércoles tenemos un paseo con mascotas que sale desde el parque, tenemos rutas ciclísticas internas y una noche de salsa. Son actividades que animan a las personas a salir a la calle y a conocerse entre vecinos. Ese llamado a la conciencia e identidad es nuestra mejor arma contra la delincuencia”, comentó Conde.