Quito

Centro
Flor de arupo. Originarios de Ecuador, su flor rosada significa poderío económico y estatus.Henry Lapo

Simbología oculta en la capital

El casco colonial esconde su historia entre los símbolos que representan el sincretismo cultural y que viven sus fachadas, columnas y avenidas

La masonería, los templarios, las flores de arupos y los monos de agua se esconden en las narices de los transeúntes. ¿Existen los monos de agua? Depende, en este caso de la historia.

Cuando los miembros de la orden religiosa de los mercedarios comenzaron a explorar la Amazonía observaron que había felinos que nadaban, capturaban las presas y se subían a los árboles a comerlas. Ellos no comprendían que un felino pudiera nadar y tampoco es común que trepen árboles. Los leones y los tigres que ellos conocían no tienen estas habilidades. Por otro lado, los primates podían subir árboles, pero tampoco sobreviven en el agua.

En su imaginario, este ente debía ser un algo así como un león, con melena combinado con el cuerpo ágil de un primate. Un mono de agua que se convertiría en una asidua representación de los mercedarios que resguardan los templos de esta orden. En Quito, estos animalillos se encuentran vigilando la cruz de piedra de la basílica de Nuestra Señora de la Merced. Sentados, miran en dirección a la cruz, hacia arriba, y lucen su melena que les da textura a sus cuellos y una cola antropoide larga por detrás.

Pero los animales extraños no son los únicos que se esconden. Si se mira atentamente hacia la fachada de la Iglesia de La Compañía se puede apreciar el ojo que todo lo ve y no el gran hermano que a través de la telepantalla delataba las actividades del mundo distópico de George Orwell, sino el Ojo de la Providencia, símbolo de vigilancia y providencia del dios católico sobra la humanidad. Está caracterizado por un ojo inscrito dentro de un triángulo con uno de sus vértices hacia arriba y con la mirada hacia abajo. Simboliza la omnipresencia y manifestación máxima de la deidad.

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Y hablando de la vigilancia de las deidades religiosas está el conocido gallo de la peña, o el gallo de la catedral, justo al tope de la cúpula mayor de la Catedral Primada, a un costado de la Plaza Grande. Desde allí, el símbolo que alguna vez asustó a un acaudalado quiteño por haber tomado alcohol con frecuencia y en demasía vigila a los que concurren el lugar.

Uno de ellos es el guía de este recorrido, Jonathan Oña, director de Turismo Ecuador viajes y aventura. Él es un apasionado de Quito y de su historia que cuenta con maestría que el gallo es en realidad un símbolo religioso.

“Al gallo lo encontramos con ovejas, cabras, serpientes... viene a significar cómo nosotros nos vemos con respecto a Dios. Es decir, somos una parte insignificante. La próxima vez que vayan a una iglesia, fíjense que los santos suelen tener un animal al lado que representa la mortalidad de las personas. Una conexión del hombre como parte de la naturaleza que es la creación de Dios”, señaló.

Y como parte de la naturaleza también están los arupos y las palmeras, símbolos históricos de estatus y poder económico que los mejor acomodados plantaban en sus parques. Es el caso de las araucarias, que en realidad son pinos nativos de la zona austral de Sudamérica. Y también de los arupos, que si bien son nativos de Ecuador, han escalado hasta las fachadas de los edificios donde su flor comunica un mensaje de poderío económico.

Oña hace una parada para brindar a quienes lo escuchan un tradicional canelazo. “Pero con piquete...”, dice uno de los asistentes y Oña vuelve a la historia por un momento para explicar que en el Quito colonial beber algo era “suerte o muerte”, una frase que hasta ahora resuena entre quienes practican el hábito de la bebida. El agua provenía del mismo lugar donde las personas lanzaban sus desechos orgánicos, por lo tanto la costumbre de decir “salud” antes de empinar la copa es un deseo de que el líquido que tomes no esté contaminado.

Aunque en las oscuras calles del Quito colonial, algunos preferían tomar un trago para llenarse de valentía y cruzar una ciudad llena de peligros.

Masculino y femenino

Las representaciones religiosas existen en ambos géneros con motivos muy marcados y tradicionalmente relacionados a los roles de género.

En este caso, en el capitel, en la puerta lateral de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, se encuentra el sol como símbolo masculino y representación del padre. Al lado derecho hay una media luna como manifestación femenina que simboliza la madre. A esto se agrega la feminidad como generadora de vida, ya que de ella sale un cometa representado por una estrella cuyo significado deviene en el hijo que está unido a la madre por un cordón umbilical.

Elementos. El capitel muestra a un sol, una luna y un cometa como representación de padre, madre e hijo. Además, hay una cruz templaria.

El centro arquitectónico

La Plaza Grande marca un punto de importancia arquitectónica y energética de la capital ecuatoriana. Es el centro arquitectónico de la ciudad, marcado por un trisquelión, un círculo de bronce que fue reemplazado recientemente, ya que el original, que tenía grabado el Sol de Oro, fue robado durante el 2020.

Según Jonathan Oña, guía turístico, argumenta que la pieza representa el centro energético de todo Quito. “Existe la ruta de los monolitos, es una ruta que va desde el norte, pasa por La Carolina, El Ejido... es una especie de acupuntura que hay en las ciudades”, señala. Además, el punto energético hace referencia a la línea equinoccial y sus fuerzas.

El guía especifica que la energía que emana de este punto vigila a los que están en el poder y molesta a quienes son de mal accionar. Este punto, según Oña, también se conecta con la Asamblea, otro núcleo de poder.

Trisquelión. El motivo representa el centro arquitectónico de la capital, además de concentrar energías magnéticas.

MISTERIOSO

La arquitectura de la ciudad esconde historias, leyendas y explicaciones de nuestra idiosincracia y cómo habitamos.