A estudiar a Inglaterra. Esa fue la razón por la que el gerente encargado del Metro de Quito, Allan Peñafiel, abandonó su cargo y dejó a esta empresa sin cabeza por quinta vez en los dos años y cuatro meses que lleva de gestión el alcalde en disputa Jorge Yunda. Con esto, el subterráneo vuelve a publicar en los clasificados.

Para elegirlo, durante la madrugada del sábado, los miembros del concejo metropolitano recibieron la convocatoria para elegir al nuevo gerente del Metro de Quito y aprobar un modelo de gestión que, según el concejal Bernardo Abad, “nunca fue conocido ni socializado ni aprobado en mesas de trabajo como corresponde”.

En el informe presentado por Peñafiel antes de abandonar la gerencia se dio a conocer un modelo de gestión “mixto” que le costaría al Cabildo 187 millones de dólares por cuatro años. El texto detalla que “ciertas actividades, como la gestión de operación, pueden ser ejecutadas directamente por el Metro. Mientras que otras más especializadas, como el mantenimiento de los trenes, señalización ferroviaria, telecomunicaciones, energía, ventilación, superestructura de vía e infraestructura, deben ser externalizadas”. Esto causó confusión entre los concejales que pidieron aplazar la elección hasta conocer a detalle la propuesta.

Ayer, a las 15:00, se convocó a una sesión informativa para explicar este nuevo modelo. Luego de esto, el directorio deberá elegir a la nueva autoridad. En la terna figuran Jimmy Sangoluisa, Hernán Alvarado y Nelson Chimborazo.

En torno a Alvarado gira una polémica por haberse desempeñado como gerente de la Empresa Pública de Gestión de Residuos Sólidos que ha sido criticada por supuestos daños ambientales asociados al relleno sanitario de El Inga.

Y es que los cambios se hicieron una constante a partir de marzo de 2021, cuando se debía definir el modelo de gestión que impulsaría el proyecto.

Jorge Yánez, quien se mantenía en el cargo desde la anterior administración del exalcalde Mauricio Rodas, fue reemplazado por Édison Yánez en julio de 2019 y se mantuvo cerca de seis meses en la cabeza. Para ese momento, todavía no existía un marco jurídico que delimite el modelo de gestión que utilizaría el transporte.

Luego vendría Andrea Flores, una abogada con experiencia en normativa de transporte por las Naciones Unidas. Ella renunció en mayo de 2021 argumentando que no cedería ante “presiones políticas” que impactarían en el cronograma del cumplimiento de la obra, pues se oponía a evaluar nuevamente el modelo de gestión. Estuvo cuatro meses.

Su reemplazo fue Rodrigo Torres, quien salió en julio, cuando durante la breve administración de Santiago Guarderas se nombró a Allan Peñafiel.

El Metro de Quito es la obra más importante de la capital, cuyo costo asciende a 2.009 millones de dólares y cuenta con financiamiento del Municipio de Quito y del Gobierno Central, es una obra que pagamos todos los ecuatorianos.