Poco más de una semana ha pasado desde que se modificó el horario de toque queda en el país. En cantones de alto riesgo como Quito y Guayaquil, la restricción de movilidad es de 01:00 a 05:00. Antes iniciaba desde la medianoche hasta las 05:00. Esta medida fue un guiño de esperanza para un golpeado sector que brinda servicios de alimentos y de diversión.

Según la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), solo en nueve días de vigencia de la medida (desde el 8 de enero), los restaurantes de comida rápida bajaron sus ventas en un 20 %, las pérdidas de los bares y discotecas fueron del 100 % y las ventas en restaurantes se redujeron al 50 %.

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Inicialmente la restricción era hasta el 8 de marzo. Sin embargo, se extendió por un mes más y culminará el 8 de abril, con esa variación en el horario del toque de queda.

Sebastián Jarrín, dueño de Katari, no ha visto una mejora evidente con una hora menos de restricción. Recuerda que cuando se tomó la medida fue un golpe muy duro por la reducción del 60 % de las ventas. Después de dos meses y medio, la situación todavía es preocupante.    “Atendemos menos tiempo, pero los egresos son los mismos”, dice Jarrín.

Para el propietario de Katari, si bien hay medidas que son necesarias frente a la situación de violencia e inseguridad que vive el país, cuestiona que las acciones del Gobierno no han sido del todo efectivas y no se evidencia un cambio significativo.

Diego Vivero, representante de la Agremiación de Restaurantes de Pichincha (Agrepi), señala que desde la vigencia del toque de queda, una sugerencia fue que se implemente un sistema de semaforización en función de la realidad de los territorios. Es decir, medidas que se adapten a la situación de cada ciudad para así incidir en la recuperación económica.

Vivero menciona que, en un contexto de conflicto, las personas ya no salen con tranquilidad o reducen su tiempo de ocio. “Los restaurantes somos un punto de encuentro previo para ir a sitios de diversión. Ahora es lo uno o lo otro. La gente se limita mucho”, sostiene el representante del gremio.

Uno de los desafíos que ha enfrentado Jarrín es mantener a su personal. Para no desvincularlos, al menos al 25 % de colaboradores, en las dos sucursales de Katari, les redujo la jornada laboral. También pausó las contrataciones que tenía planificadas este año.

Antes abrían de 17:00 a 03:00, pero ahora con menos tiempo para atender, inician desde las 15:00 hasta las 24:00. Aprovechan para ofertar promociones en bebidas y comida. Además, procesos como el cierre de caja, los dejen para el siguiente día.

Para Omar Ruiz, socio de una cervecería y un restaurante de sushi, es importante adaptarse a la realidad y ser resilientes. “La crisis no es de ahora, enfrentamos paralizaciones en 2019, una pandemia, estados de excepción, pero la consigna, pese a todo, es seguir”, plantea.

Una manera de lograrlo fue sostenerse de los ahorros, optimizar los gastos y ser creativos con los clientes para ofrecerles distintas promociones. La situación en sitios de diversión como bares o discotecas es diametralmente opuesta. Sin restricciones, el horario habitual es a partir de las 20:00, y desde las 22:00 inicia el mayor movimiento. Debido al toque de queda, según la Asociación de Bares y Discotecas de Quito, a los dueños de los negocios no les ha quedado más opción que prescindir de decenas de trabajadores y en otros casos han cerrado.

Martha Guerrero, presidenta de la Asociación, señala que desde enero, que se tomó la medida, no tuvieron más que reducir personal. En su negocio laboraban dos personas y tuvo que despedirlas. Ahora atiende sola y la acompaña un guardia.

El cierre de locales se refleja en los datos de la agremiación. En 2023, cuando fue constituida, estaban legalmente registrados 480 negocios. Después  de más de dos meses de toque de queda, se redujeron a 325. “Hay quienes prefieren dejar los negocios porque tenerlos genera más deuda. Deben pagar al DJ, al bartender, guardias, personal de limpieza y como no hay de dónde pagar, mejor cierran”, dice.

Luis Aguilar también despidió a 18 trabajadores por la poca concurrencia de clientes. Antes atendía ocho horas, ahora son cuatro o cinco. El sector se siente desesperado e insiste en que “un mes más no resistirán”. Por ello solicitaron que el toque de queda se inicie a las 02:00 y que se impulsen mesas de trabajo para buscar soluciones.

Sectores afectados por la inseguridad

1. Restaurantes. Los negocios optaron por abrir más temprano y tienen distintas promociones para los clientes. Al inicio del toque de queda, las ventas bajaron en un 50 %. 

2. Plantón. Integrantes de la Asociación de Bares y Discotecas de Quito se manifestaron. Aseguran que su situación es crítica. Por la falta de clientes han despedido personal.

VOCES

"No sé cómo hemos sobrevivido este tiempo, a costa de despedir personal. Hay quienes prefieren cerrar y no abrir porque es más deuda, tienen que pagar al DJ, bartender", Martha Guerrero, presidenta de la Asociación de Bares y Discotecas.

"La gente no sale con tranquilidad. Eso afecta sobre todo a quienes operan en la noche, pero también a restaurantes que somos un punto de encuentro previo para ir a esos espacios", Diego Vivero, presidente de Agrepi.

LA CIFRA

100 % de pérdidas se registraron en bares y discotecas en los primeros 9 días de toque de queda.

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